“Es un golpe duro para el pescador”

En las aguas del estado Nueva Esparta, donde el sol se refleja en el vaivén de las olas, los pescadores enfrentan una encrucijada. La pesca, que alguna vez fue su sustento, ahora se ha convertido en una lucha diaria por la supervivencia.

La producción pesquera de Nueva Esparta es un pilar fundamental para la economía local. Sin embargo, las personas que se ocupan de este oficio se encuentran atrapadas entre las redes de la crisis. La falta de diésel para sus embarcaciones, los altos costos de los insumos de pesca y la imposibilidad de mantener sus motores en funcionamiento han llevado a muchos a tomar decisiones desesperadas.

En las playas de Juan Griego, los pescadores han decidido vender sus implementos de trabajo. Leonel Rodríguez, vocero principal del Consejo de Pescadores Artesanales, lo resume con tristeza: “No es sostenible ni rentable salir a pescar”.

No solo los pequeños pescadores están afectados. La flota a gran escala también enfrenta dificultades. Las embarcaciones languidecen en los puertos, incapaces de zarpar. Los motores, que alguna vez rugieron con fuerza, ahora permanecen en silencio debido a la falta de recursos para las reparaciones.

A pesar de las adversidades, el Ministerio de Pesca y Acuicultura anunció un crecimiento del 13% en la producción pesquera nacional durante 2023. El consumo de pescado por persona se sitúa en 17 kilogramos al año. En ese sentido, Rodríguez no descarta estas cifras, pero señala que la costa venezolana, con sus diversos estados, contribuye significativamente a este aporte proteico. El estado Sucre, en particular, lidera la producción en el oriente del país.

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Redacción Maduradas con información de Banca y Negocios.

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