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Hay un gran silencio, y su obra espera para comunicarse y dialogar con nosotros. Podría decir un gran mutismo. Pero, él no era así; hablaba, comentaba, criticaba al ver, sí, era irreverente, muy a menudo tenía un ojo crítico sobre los aconteceres de cada día, sobre lo que sucedía a su alrededor.
Hoy, no está físicamente, está en los recuerdos de los amigos, de los hijos, de la familia, en los rasgos dejado con pasión en la tela con el pincel cargado de pintura; con la plumilla plena de tinta que dibujaba y dejaba el trazado; hacía crítica de lo que veía, a ver el arte y siempre manifestó estar pendiente de los amigos, de vivir, de soñar, de imaginar, a veces, un mundo de colores y de líneas, como también, con su cámara dejó miles de imágenes de un Barquisimeto, de antaño.
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Muy calladamente, encerrado en su niño grande inconforme que reflejaba un universo pleno de humanidad, un mundo interesante o un universo comprometido con nada, sino con él mismo, así era Rubén Díaz Castañeda, un gran artista, un gran dibujante, excelente pintor, un creador con un ojo crítico, con análisis propio, así, cada línea por muy simple que fuese tenía un lugar en la composición, era un Rubén Díaz Castañeda.
Hoy, no está, solo existe en los recuerdos de esos momentos vividos y compartido en la Escuela de Artes Plásticas o sentado en un café en la Candelaria, en Caracas, alrededor de un café, dialogando conmigo sobre mi posible viaje a Europa, fue quien nos acompañó a Sevideo López y a mi persona, al aeropuerto y nos dijo : «Regresen triunfadores».
Seis años después regresé a Venezuela y era verdad, el aeropuerto estaba lleno, de amigos. Estuvo siempre a mi lado, acompañándome en mis conversas y mis interrogantes. Hoy, no está; está el silencio con su obra, que habla y que dice que comenta, que critica y qué pregunta la existencia y proyección de ella misma.
Hoy, el recuerdo de un gran amigo, un gran hermano que se fue muy apresuradamente, lo recuerdo. Hay, un «Gran Silencio» cuándo irá a comunicarse con sus obras con el público; no lo sabemos, diálogo para el futuro, a lo mejor, pasarán años para poder adaptar los oídos a su crítica, a su punto de vista, a sus colores. Encontramos un «Gran Silencio;» silencio irreverente y grande que yo puedo escuchar…dialogar con él, en el recuerdo de largas conversas…
Esteban Castillo
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elimpulso.com
Publicado el: 2025-07-03 11:47:00
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