La leyenda dice que en 1762, un aristócrata inglés, el conde de Sandwich, estaba jugando a las cartas y estaba tan absorto en el juego que pidió a sus sirvientes que le pusieran la carne de la cena entre dos rebanadas de pan para que pudiera comer con las manos. Nacía así el sándwich.
Convertido, más de 260 años después, en uno de los platos más básicos de la gastronomía internacional, el sándwich tiene muchas variedades, pero ahora la ciencia indica cuáles son las condiciones que debe seguir para que sea perfecto.
El Daily Mail ha publicado un reportaje en el que habla con expertos en gastronomía para hallar la fórmula perfecta. Uno de ellos es Charles Spence, profesor de psicología experimental en la Universidad de Oxford.
Para él, la clave es el lugar donde se coloquen los ingredientes más húmedos de la receta: «Los rellenos húmedos, como las rodajas de tomate, deben colocarse en el medio y evitar que el pan se empape».
Durante la elaboración, en lugar de armar el sándwich desde abajo hacia arriba, debes colocar ambos trozos de pan uno al lado del otro y agregar cada relleno secuencialmente.
Las dos rebanadas no deben ser tan finas como para que se deshagan, pero tampoco tan gruesas como para que sean difíciles de comer: el punto ideal son unos 2 centímetros.
A continuación, se debe esparcir algún tipo de emulsión grasa esencial hasta los bordes del pan, como mantequilla o mayonesa. Esto no solo agrega sabor, sino que crea un sello que repele la humedad: otro truco para ayudar a evitar que el pan se empape.
La carne y el queso elegidos, que también contienen una buena cantidad de grasa, evitan además que la humedad no deseada llegue al pan. Si agregamos lechuga, pepinillo o cebolla, podemos sacarla con un paño de cocina o utilizar un centrifugador de ensaladas.
Mientras tanto, el tomate es un añadido arriesgado porque tiene mucha agua, lo que también puede diluir el sabor general del sándwich, por lo que es posible que quieras calentarlo en un horno o en un deshidratador de alimentos.
Si esto parece demasiado complicado, el profesor Spence enfatiza que la verdura de hoja es un elemento esencial para producir un crujido al morderla, y que un mayor ruido se asocia a una mayor satisfacción.
«Dado que a todos nos encantan los alimentos crujientes y crocantes, debes asegurarte de que algunos de los rellenos sean agradables al oído y ayuden a transmitir frescura», dijo.
«Ahí es donde entran los pepinillos, o una rodaja de cebolla fresca, aunque otros hacen trampa y añaden algunas patatas fritas en medio del sándwich justo antes de comérselo», añade el experto.
Además, incluir una gama de colores lo más amplia posible en un sándwich puede «hacer que lo que comemos parezca más atractivo», desde el verde de la lechuga hasta el rojo del tomate. «Cuanto más vibrantes sean los colores, mejor», dice el profesor Spence.
También debes asegurarte de que el relleno siempre esté visible sobresaliendo del sándwich para hacerlo más llamativo. Por último, el profesor Spence, que ha escrito extensamente sobre cómo las personas perciben los alimentos, advierte que «añadir más capas no siempre es mejor». «Nunca olvides el estrecho tamaño de la abertura en la que debe entrar el sándwich», dice.
«Asegúrate de que todo esté bien unido para que el relleno no se caiga del sándwich del plato a la boca», añade por último.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-11-03 16:12:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía