Conocer las reglas del juego en lo que se refiere a la conservación de los alimentos en casa es fundamental para evitar intoxicaciones alimentarias, y también para sacarle todo el partido a cada producto, para evitar que se estropee antes de tiempo, que se oxide o que pierda gran parte de sus cualidades organolépticas, esas que lo hacen único.
Un correcto almacenaje, bien en la despensa o bien en las diferentes secciones de la nevera, es fundamental para poder echar mano sin previo aviso y no llevarnos ninguna desagradable sorpresa. También resulta básico para evitar el desperdicio alimentario.
Hoy vamos a hablar concretamente de un fruto seco al que maltratamos, puesto que consideramos en la mayoría de los casos que ‘aguanta’ sin problema y que puede colocarse en cualquier lugar, cuando en realidad lo que los expertos recomiendan es que permanezca en la nevera.
Nueces: el fruto seco que se conserva en frío
Hablamos de las nueces, las reinas de los frutos secos por sus innumerables beneficios para la salud (probablemente sean las más completas de todas), que hasta ahora pensábamos que podíamos almacenar en cualquier lugar pero que los expertos recomiendan meter en la nevera siempre.

¿Cuál es la razón por la que deberíamos conservar las nueces en el frigorífico? Según los expertos, la razón es que el frío contribuye a conservarlas en perfecto estado durante más tiempo, así como preservarlas de la oxidación, uno de los grandes males a los que se expone.
Si dejamos las nueces de cualquier manera, a temperatura ambiente, nos arriesgamos a que se pongan rancias (aunque por su aspecto no lo parezcan) y resulte complicado comérselas después, por su sabor que ha cambiado. También lo hace su olor, que tiene un toque a disolvente cuando se han pasado.

De la misma manera que hay productos que no deben permanecer en la nevera, como por ejemplo los plátanos (porque se ponen negros enseguida), otros como el embutido deben estar perfectamente cerrados y guardarse en frío para que no se sequen sus bordes. Lo mismo sucede con las nueces, que aguantarán mucho más si tomamos esta precaución tan sencilla.
Igualmente, siempre se aconseja comprar los frutos secos con su cáscara, que se abrirá solamente cuando vaya a consumirse. En el caso de las nueces, notaremos mucho la diferencia de sabor si están recién cascadas, momento en el que van a presentar todas sus cualidades organolépticas intactas. Y es que la cáscara las protege de la humedad y la oxidación del aire, durante una media de 6 meses.
¿Se pueden congelar las nueces?
Aclarado pues, que las nueces es mejor que se mantengan en la nevera, nos preguntamos si también será posible congelarlas, por aquello de si hemos comprado muchas y nos sobran, y para no desperdiciarlas.

Ante esta cuestión, la respuesta es ‘sí’, las nueces se pueden congelar, y es ésta una solución perfecta para echar mano de ellas cuando se necesiten. Así no perderán sus beneficios saludables ni su sabor característico. El procedimiento es sencillo: coge tus nueces a granel y mételas en una bolsa de congelación o un recipiente con cierre hermético; elimina el aire y cierra bien. Con un par de horas tendrás suficiente para descongelarlas.
Si has comprado las nueces envasadas, procura mantenerlas en su packaging original. Una vez las hayamos abierto, debemos pasarlas a un envasado al vacío para alargar lo máximo posible su conservación perfecta. Si las metemos en la nevera, es bueno evitar colocarlas cerca de alimentos de olores intensos, puesto que estos frutos secos de los que hablamos tienen la capacidad extra de absorber los olores de todo lo que tienen a su alrededor.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-10-05 12:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía