¿Quién no ha comido una galleta María alguna vez, sola o coronando unas natillas de la abuela, por ejemplo? ¿Alguien conoce alguna cocina de España en la que no haya un paquete de ellas siempre a mano? Las galletas María son uno de esos verdaderos clásicos que han resistido el paso del tiempo sin tambalearse.
Sin embargo, como sucede con los imprescindibles culinarios que han pasado generación tras generación, una cosa es la leyenda, y otra la realidad de la que surge. En este caso, ni las galletas María son españolas, ni las inventó la marca Fontaneda, ni tampoco tienen un origen popular sino que proceden de una familia de alta alcurnia.
¿Quién inventó (y cuándo) las galletas María?
Aunque cuenta la leyenda que circula por nuestro país que el nombre de María de estas famosas galletas homenajea a una nieta del fundador de la empresa familiar Fontaneda en Aguilar de Campoo (Palencia), se trata sólo de eso: una leyenda.
Las galletas María, que en origen se denominaron ‘Marie biscuit‘, fueron inventadas en Reino Unido.
Nos situamos en la segunda mitad del siglo XIX, en Londres, cuando toda la sociedad hablaba del acontecimiento del año. El 23 de enero de 1874 se iba a celebrar una boda real entre el príncipe Alfred I de Sajonia-Coburgo-Gotha, duque de Edimburgo e hijo de la Reina Victoria, y la Gran Duquesa María Alexandrovna (hija del zar Alejandro II de Rusia).
En semejante contexto de fiesta nacional con repercusión en toda Europa, a los conocidos reposteros James Peek y George Hender Frean se les ocurrió crear una galleta especial que conmemorase dicho evento, especialmente ideada para acompañar el famoso té de las cinco, tan británico. Había nacido ‘Marie biscuit’.
Galletas María: el éxito de la sencillez
Lo que los fundadores de la marca Peak, Frean & Co no esperaban es que su creación puntual y específica fuera a dar la vuelta al mundo, y a recorrer los siglos con su receta (casi) intacta.
Las que hoy conocemos como galletas María se fabrican en muchos lugares diferentes, y cada marca aporta su toque especial. Sin embargo, la receta original crujiente, suave, duradera y perfecta para mojar en infusión o leche apenas ha variado.
Con el nombre en cada una de estas galletas redondas (tampoco su formato se ha modificado), María ha viajado por el mundo, y continúa haciéndolo no sólo en lo que se refiere a los desayunos o las meriendas con las galletas en la mano de millones de niños. Las galletas María se han ganado un puesto destacado como ingrediente imprescindible de muchas recetas de cocina tradicionales.
La reina de esas preparaciones dulces, sin duda, son las natillas (leche, canela, vainilla, limón, huevo y azúcar), con una galleta María tal cual como topping. Y es que estas pastas son tan sencillas que ‘maridan’ a la perfección con casi todo. Dulces, pero no demasiado, crujientes y energéticas (para los nutricionistas quizá demasiado), las galletas que homenajearon la boda real en el siglo XIX nacieron sin grandes pretensiones, y han llegado a lo más alto.
¿Cuál es entonces el papel de Fontaneda en este periplo?
Después de que la fama de las famosas ‘Marie biscuit’ traspasara las fronteras de Reino Unido, ‘invadieran’ Europa y llegaran incluso a hacer las Américas, fue una empresa familiar española, ubicada en la localidad palentina de Aguilar de Campoo la que adoptó la fórmula del éxito al público español.
Rebautizadas en 1920 como galletas María por Eugenio Fontaneda, que regentaba un pequeño horno familiar en el que elaboraba chocolates y dulces artesanales, esta receta llegó a ser tan popular en nuestro país que muchos creyeron que eran ‘nuestras’.
Que levante la mano quien no haya tarareado el famoso ‘qué buenas son, las María Fontaneda…», y no haya disfrutado un buen puñado de ellas con el cacao en leche del desayuno o la merienda. Las galletas, sin embargo, cambiaron de manos con la crisis de los años 90, y hoy en día (desde 2006) pertenecen al grupo Mondelez Internacional.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2024-02-27 13:00:00
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía