Qué es la injera y cómo se prepara el pan etíope que sirve de plato y cubierto

En el amplio abanico gastronómico de Etiopía, existe un plato que destaca sobre cualquier otro por su singularidad y popularidad: la injera. Este “pan” fermentado, que es reconocido por su textura esponjosa y su sabor ligeramente ácido, no solo cumple la función de acompañar a guisos, sino que la injera también desempeña el papel de plato y cubierto, usándose para coger la comida principal.

Así que, si quieres vivir una experiencia gastronómica etíope, sigue leyendo, porque te traemos el origen de esta elaboración y su receta para que la puedas hacer en casa y disfrutar de la cultura culinaria de otro país.

El origen de la injera

Las raíces de la injera se cree que están en Etiopía y Eritrea, donde se cultiva el teff, un cereal autóctono y el principal ingrediente de este “pan”. Originalmente, se elaboraba con la harina de teff, agua y sal, y se dejaba fermentar durante varios días, hasta que a esa mezcla le salía el ‘ersho’, que es un líquido amarillo que se usa a modo de masa madre, y después se cocina en una superficie caliente.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la receta ha experimentado cambios para incluir otros cereales, dependiendo de la región. Lo que no ha cambiado es el significado que tiene la injera, que más allá de ser una receta, es un símbolo de identidad etíope.

En su cultura, la tradición marca que compartir la comida es más importante que satisfacer el hambre, por eso la injera se suele comer en comunidad, en reuniones, celebraciones, fiestas, etc., donde unos a otros se dan de comer, simbolizando respeto y gratitud hacia esas personas.

La injera se sirve como base para una variedad de guisos etíopes, como el wat (estofados de carne o verduras), la azifa (ensalada de lentejas), el tibs (salteado de carne), o el shiro (con garbanzos molidos), y los comensales parten con las manos trozos de la injera para coger y comer esos guisos.

Ingredientes

250gr de harina de teff
750ml de agua tibia
Sal

Cómo elaborar injera

En un tazón grande, mezclamos la harina de teff con el agua tibia y una pizca de sal. Removemos muy bien hasta obtener una mezcla suave y homogénea.
Cubrimos el tazón con un paño limpio y dejamos reposar la masa durante al menos 24 horas para que fermente.
Después, veremos que la masa ha espesado y tiene burbujas. Si la mezcla lo necesita, se puede añadir más agua para que quede una textura como para hacer tortitas.
Calentamos la sartén antiadherente más grande que tengamos a fuego medio-alto. Echamos una pequeña cantidad de masa en el centro de la sartén, y la expandimos todo lo que podamos para que quede muy finita.
Cocinamos la injera durante unos 2-3 minutos, hasta que aparezcan burbujas en la superficie y los bordes se puedan despegar sin problema. No es necesario cocinarla por ambas caras.
Repetimos el proceso con toda la masa, echando las injeras en un plato y tapándolas con un paño limpio para mantenerlas calientes y húmedas hasta que se vayan a comer.