En España se consumen más de 17 millones de huevos al día, dato que se traduce en una media de 2 o 3 a la semana por persona. Por lo tanto, se confirma que se trata de uno de los productos imprescindibles en nuestra dieta, y de los más utilizados en nuestras cocinas.
Para animar las recetas saladas, dar textura y espesar salsas, y por supuesto en repostería, los huevos son un básico siempre. Eso sí, al tratarse de un producto fresco, es muy importante que sepamos cómo manipularlos correctamente, y aprendamos a diferenciar cuándo es apto para el consumo y en qué ocasiones es preferible tomar precauciones.
Para descubrir toda la información que puede darnos un huevo fresco, más allá de los datos impresos en su envase, 20minutos ha hablado con la nutricionista y chef Marta Verona, que nos aclara todo lo que debemos saber al respecto.
Los huevos que flotan no son de fiar
Marta Verona defiende el huevo fresco como un producto saludable y absolutamente recomendable en cualquier dieta equilibrada. Eso sí, tiene que ser realmente fresco, porque si no puede complicarnos más de lo deseable y comprometer nuestra salud.
«Un truco casero donde los haya, infalible cuando no encontramos la caja de los huevos con toda la información necesaria, y por lo que sea no vemos los números impresos en su cáscara que indican su fecha de caducidad, es mirar si flotan», comenta la experta.
Para que todos podamos verlo claro, Verona nos explica cuál es la ‘anatomía del huevo’. «Entre la cáscara y la clara hay una pequeña cubierta de aire. Y es tan minúscula que, si echamos el huevo en un bol con agua, lo normal es que se hunda».
Sin embargo, «la cáscara del huevo es porosa y, a medida que pasan los días, entra aire dentro del huevo y la clara se encoje, formándose una cámara de aire. Por tanto, si echamos el huevo de nuevo en un bol con agua, flotaría. Esto nos indica que el huevo tiene más de 20 días y es un signo que hace que no nos podamos fiar».
Cómo manipular los huevos para evitar la salmonella
La nutricionista nos cuenta también otros tips relacionados con la manipulación de este producto tan utilizado en cocina, para evitar sustos innecesarios. «En España nos gusta mucho hacer mayonesa casera, o que nuestra tortilla de patatas nos quede apenas sin cuajar. Estas costumbres, deliciosas, pueden encerrar el riesgo de la salmonella«, explica Verona.
La salmonella es una bacteria que se ha hecho famosa a la fuerza. Uno de los reservorios o hábitat favoritos de la salmonella son las aves de corral y por ende, sus huevos. Por ello, los preparados a base de huevo crudo son los que han causado un mayor índice de salmonelosis, y entre ellos destacan la mayonesa, las salsas y las cremas utilizadas en pastelería».
La chef, por lo que respecta a nuestros hábitos de conservación una vez hemos comprado los huevos y los tenemos en casa, dice: «la Unión Europea ha elaborado programas de control específicos para cada país. Aún así, como consumidores, tenemos que manipular los huevos con mucho cuidado: no lavarlos bajo el grifo, guardarlos en la nevera siempre y, si no vamos a cuajar la yema, ¡comerla enseguida!«
¿Conviene lavar un huevo con la cáscara sucia?
A priori, no hay que lavarlo, sólo en el caso de que fuéramos a consumirlo inmediatamente. ¿Y cuál es la explicación de este error tan extendido, cuando la lógica nos lleva a pensar que si está sucio, es mejor lavarlo?
Según desarrolla la nutricionista, «la cáscara del huevo es porosa. Si la lavamos, perdemos la cutícula externa que protege el interior del huevo, permitiendo de esa manera el paso de microorganismos que haya en el exterior de la cáscara. Es un gran error colocarlos bajo el grifo de agua fría».
Los huevos, ¿en la nevera, o fuera como en el súper?
Otra de las grandes controversias en torno a la manipulación de los huevos hace referencia a que, si es un producto que compramos en enlace lineal sin refrigerar del supermercado, ¿por qué debemos después meterlo en la nevera? Marta Verona lo explica: «Los huevos no están en refrigeración en el supermercado para evitar los cambios de temperatura cuando los transportamos a casa».
Y añade: «Si llevamos el huevo frío a casa en el coche, se puede condensar agua en su superficie y, como la cáscara es porosa, se filtrarían los microorganismos que pueda haber en la cáscara al interior del huevo».
¿En qué parte de la nevera se colocan los huevos?
En contra de lo que muchos lectores puedan opinar, Verona trae una información que va a modificar el orden de nuestros frigoríficos.
«Los huevos, en ningún caso, deben colocarse en la puerta de la nevera, a pesar de que la mayoría traen la hueveras adaptadas a ese compartimento. A pesar de que por espacio nos parezca más eficiente, al igual que la leche, debemos colocarlos en el interior pues es donde menos oscilaciones de temperatura van a sufrir y, por lo tanto, mejor van a conservarse hasta su consumo final», concluye la experta.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.20minutos.es
Publicado el: 2023-12-21 02:43:53
En la sección: 20MINUTOS.ES – Gastronomía