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animales incendiarios a lo largo de la historia

animales incendiarios a lo largo de la historia

A lo largo de la historia militar, los animales se han utilizado como medio de transporte, mensajeros e incluso auténticas armas vivientes. Uno de los usos más sorprendentes y estremecedores ha sido su implicación en operaciones de tipo incendiario. El ingenio humano más destructor convirtió a las aves en portadoras de fuego y a los murciélagos y ratas en artefactos explosivos. Estas prácticas revelan una faceta inquietante de la creatividad bélica humana que recurrió a los animales para propagar el fuego entre las filas enemigas.

Palomas incendiarias en la Antigüedad

La primera fuente escrita que menciona a animales siendo utilizados con fines incendiarios proviene de la obra Strategemata, escrita en el siglo I d.C. por el historiador romano Frontino. En ella, se describe cómo el rey Polícrates de Samos, en el siglo VI a.C., utilizó palomas para provocar incendios. Durante un conflicto con los habitantes de la ciudad de Platea, Polícrates hizo atar a las patas de estas aves fibras impregnadas con sustancias combustibles. Una vez encendidas, las palomas volaban hacia sus palomares —que estaban dentro de la ciudad sitiada— y, al llegar, provocaban fuegos en el interior de la urbe.

Este tipo de estrategia utilizaba el instinto natural del animal por regresar a su hogar para finalidades bélicas. El fuego, por tanto, se dirigía hacia lugares precisos y simbólicamente significativos. Aunque se cuenta con pocos detalles técnicos de la operación, este ejemplo histórico parece probar la temprana intención de convertir a los animales en vectores de una destrucción selectiva.

palomas incendiarias
Recreación fantasiosa de palomas incendiarias en la antigüedad. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Murciélagos-bomba en la Segunda Guerra Mundial

Uno de los proyectos más insólitos desarrollados por el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial fue el llamado Project X-Ray. Ideado por el dentista Lytle S. Adams, el objetivo consistía en utilizar murciélagos mexicanos de cola libre como portadores de pequeñas bombas incendiarias. La lógica detrás de la idea era que los murciélagos, al ser liberados en grandes cantidades sobre las ciudades japonesas, buscarían refugio en los aleros y las techumbres de las construcciones tradicionales, hechas de madera y papel. Una vez allí, los temporizadores de las cargas provocarían múltiples focos de incendio de forma simultánea.

Las pruebas del proyecto comenzaron en 1942 y continuaron en la base aérea de Muroc, en California. En una ocasión, los murciélagos lograron escapar por accidente y provocaron un incendio en las instalaciones militares, lo que demuestra tanto el potencial destructivo del plan como sus riesgos incontrolables. Aunque el proyecto se canceló en favor del desarrollo de la bomba atómica, diversos estudios técnicos consideraron que el sistema era viable y podía haber causado daños significativos en las zonas urbanas más densamente pobladas.

Ratas junto a una caldera
El plan de Reino Unido para causar numerosas bajas en las filas enemigas: las ratas. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Ratas explosivas al servicio de Churchill

En el Reino Unido, durante la Segunda Guerra Mundial, el Special Operations Executive (SOE) desarrolló un plan aún más macabro: el uso de ratas muertas rellenas de explosivos plásticos. Estas ratas, cuidadosamente cosidas tras ser vaciadas, se dejaban en las calderas o cerca de los hornos industriales. La intención era que los trabajadores alemanes, al encontrar una rata muerta en el sistema de calefacción, la arrojaran al fuego, lo que desencadenaría una explosión devastadora.

Aunque esta estrategia nunca llegó a emplearse en operaciones reales —de hecho, el primer envío de ratas explosivas fue interceptado por la Gestapo—, el simple hallazgo de los ejemplares tuvo un efecto psicológico inmediato. La inteligencia alemana, desconcertada por la sofisticación del engaño, desplegó recursos considerables para prevenir futuros sabotajes similares.

Cerdos incendiarios en los asedios helenísticos

Otro caso notable en el uso de animales incendiarios aparece documentado en los asedios del período helenístico. Durante el sitio de Megara por parte de Demetrio Poliorcetes, en el siglo IV a.C., los defensores emplearon cerdos untados con resina y alquitrán, a los que luego prendieron fuego. Estos animales, aterrorizados y envueltos en llamas, corrían descontrolados hacia las líneas enemigas, generando un enorme caos. El ruido de sus chillidos y el efecto visual del fuego, ademmás, contribuían a acrecentar el pánico.

La estrategia también tenía otro propósito táctico. Los elefantes de guerra utilizados por el ejército de Demetrio eran muy sensibles al fuego y al ruido, por lo que la visión y el olor de los cerdos incendiados bastaban para hacerlos huir o desbandarse. A pesar de su crueldad, esta táctica demuestra el conocimiento práctico de los antiguos sobre el comportamiento animal y su aplicación en el campo de batalla.

Los incendios provocados por palomas en el siglo XVII

En un ejemplo más reciente, el ingeniero polaco Kazimierz Siemienowicz proponía el uso de “palomas incendiarias” equipadas con pequeños dispositivos explosivos en su obra Artis Magnae Artilleriae pars prima, publicada en 1650. El objetivo era similar al que había perseguido Polícrates, pero con tecnología más avanzada. Una mecha temporizada permitiría que la carga estallara una vez que el ave hubiera alcanzado el techo del edificio enemigo.

Aunque no existen pruebas concluyentes de que esta técnica se haya utilizado en combate, su inclusión en un tratado técnico tan influyente refleja el interés persistente por explotar las capacidades naturales de los animales con fines bélicos. El libro de Siemienowicz, considerado una referencia en materia de artillería hasta el siglo XIX, muestra cómo la imaginación militar no tenía límites cuando se trataba de buscar la victoria.

Murciélagos incendiarios
Recreación fantasiosa del Project X-Ray. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Consideraciones éticas y eficacia real

El uso de animales como armas incendiarias plantea múltiples interrogantes éticos. Estos métodos, además de brutales, se basan en la explotación del sufrimiento animal como recurso militar, lo que choca con los principios contemporáneos de ética bélica. Incluso en su contexto histórico, no todos los proyectos obtuvieron resultados exitosos: la mayoría tuvo que hacer frente a dificultades técnicas, riesgos de descontrol y una limitada eficacia en comparación con otros medios disponibles.

Además, muchas de estas tácticas tenían un fuerte componente propagandístico o psicológico. En algunos casos, como el de las ratas explosivas británicas, el simple conocimiento de su existencia bastó para generar miedo y desconfianza entre las fuerzas enemigas, aunque no se emplearan de forma activa. Esta dimensión simbólica, aunque menos tangible, no debe subestimarse en el análisis de su impacto estratégico.

Los animales incendiarios representan una de las facetas más inquietantes del ingenio bélico: no solo por su potencial destructivo, sino por la manera en que pervierten las funciones naturales de los animales al servicio de la violencia humana. Si bien muchas de estas estrategias quedaron en la esfera de lo experimental o fracasaron en su aplicación práctica, su sola existencia revela hasta qué punto la guerra ha sido, también, un laboratorio de ideas radicales e inhumanas.

Referencias

  • Sánchez, David, 2024. Animales de combate. Madrid: Pinolia.
Portada

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-04-27 20:16:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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