Mientras esperamos el estreno del documental que desvelará cuál es el verdadero origen de Cristóbal Colón (una noticia anunciada en primicia por Muy Interesante hace apenas unos días), es interesante volver la mirada hacia la vida cotidiana en la España del siglo XV, una época marcada por la expansión territorial, el auge del comercio y, sobre todo, los viajes que cambiarían para siempre el curso de la historia. Sin embargo, ¿qué comían los españoles en los tiempos de Colón? La gastronomía de la España de finales del siglo XV, profundamente influenciada por las tradiciones medievales, la religión y el acceso a ingredientes locales, estaba a punto de transformarse radicalmente con la llegada de productos del Nuevo Mundo. Pero antes de que esto ocurriera, la dieta española era un reflejo de su tiempo: una mezcla de tradición, religiosidad y disponibilidad de recursos.
El rey Felipe II de España en un banquete real junto a su familia y corte. En la pintura, realizada por Alfonso Sánchez Coello, también se encuentran Alberto de Austria, Ana de Austria, Isabel de Portugal, Carlos I e Isabel de Valois. Fuente: Wikimedia Commons
El pan: el rey de la mesa española
El pan era el alimento básico de todas las clases sociales en la España del siglo XV. Era considerado no solo una fuente de nutrición, sino también un símbolo de estabilidad y estatus. Las clases más acomodadas disfrutaban de panes blancos y refinados hechos de trigo, mientras que las capas más humildes debían conformarse con panes oscuros y densos, elaborados con mezclas de cebada, centeno o avena.
En las zonas rurales, muchas familias producían su propio pan, pero en las ciudades el acceso al trigo era limitado y a menudo se controlaba estrictamente para garantizar su disponibilidad en los mercados.
Este alimento no solo nutría los cuerpos, sino que también servía como un indicador de las divisiones sociales. Según el libro At the First Table: Food and Social Identity in Early Modern Spain de Jodi Campbell, las comunidades urbanas y rurales mantenían un sistema de producción de pan basado en la jerarquía y el control. En zonas urbanas como Valencia, los hornos comunales eran lugares de encuentro, donde las familias llevaban su masa a hornear a cambio de una parte del producto, lo que no solo reflejaba las estructuras sociales, sino que también ayudaba a regular la economía local.
Una representación de un festín medieval en la España del siglo XV, donde el pan y el vino eran esenciales en la mesa. Fuente: Wikimedia Commons
Legumbres y cereales: la base de la dieta diaria
Además del pan, las legumbres como los garbanzos, las lentejas y las habas eran parte esencial de la dieta diaria de los españoles. Estos ingredientes proporcionaban una fuente rica de proteínas y eran un componente clave de guisos y potajes, platos que podían enriquecer con pequeñas cantidades de carne o pescado, según la disponibilidad. Las gachas, elaboradas a base de cereales como el trigo o la cebada, también formaban parte del menú cotidiano, especialmente entre las clases más humildes.
Estos platos no solo tenían una función alimenticia, sino que, como se explica en un artículo publicado en American Journal of Physical Anthropology, también reflejaban la organización social y las prácticas económicas de la época. En Valencia, por ejemplo, el acceso a productos como las legumbres y los cereales estaba regulado por las autoridades locales, que supervisaban su distribución y aseguraban que las ciudades estuvieran abastecidas.
La influencia de la religión en la dieta
La Iglesia Católica jugaba un papel fundamental en la vida cotidiana de la España de finales del siglo XV, y la dieta no era una excepción. La Cuaresma, los días de ayuno y las festividades religiosas marcaban los ritmos de lo que se podía y no se podía comer. Durante los días de abstinencia, se prohibía el consumo de carne, lo que daba lugar a una mayor ingesta de pescado y alimentos vegetales.
El pescado, especialmente el bacalao y el arenque en salazón, era crucial para cumplir con las exigencias religiosas, y su consumo se extendía por todo el territorio, incluso en las regiones alejadas del mar. La conservación del pescado en sal permitía que este se transportara fácilmente desde las zonas costeras hasta las áreas interiores, lo que lo convertía en un alimento accesible y popular durante los periodos de ayuno.
Según Jodi Campbell, el pescado también era un símbolo de virtuosismo y pureza en la mentalidad cristiana de la época. Su consumo estaba vinculado a la idea de moderación y disciplina, virtudes que se exaltaban durante las festividades religiosas. Los nobles y los comerciantes adinerados celebraban banquetes de pescado en estos periodos, no solo por devoción, sino también como una forma de mostrar su riqueza y conexión con los preceptos de la Iglesia.
El pescado también era un símbolo de virtuosismo y pureza en la mentalidad cristiana de la época
El pan y la carne eran símbolo de estatus en la dieta de los españoles del siglo XV. Ilustración artística. Foto: Leonardo.ai / Christian Pérez
La carne: un lujo para los ricos
El acceso a la carne, por otro lado, era un signo de riqueza y estatus. Los nobles y los ricos podían permitirse consumir carne con frecuencia, en especial de vacuno, cordero y cerdo. Estos animales no solo proporcionaban alimento, sino que también eran una fuente de productos derivados como embutidos y manteca, que se utilizaban en la preparación de muchos platos.
Los cerdos, en particular, eran muy valorados por su versatilidad. De ellos se obtenían productos esenciales como el jamón y la morcilla, que podían conservarse durante largos periodos, lo que los convertía en una fuente crucial de proteína para las familias adineradas. Sin embargo, el consumo de carne estaba limitado para las clases bajas, quienes dependían más de las gachas, las legumbres, las verduras y el pescado para obtener su nutrición.
El acceso a la carne, por otro lado, era un signo de riqueza y estatus
En su investigación, Michelle M. Alexander y su equipo señala que la desigualdad en el consumo de carne reflejaba las diferencias económicas y sociales de la época. Mientras que los campesinos apenas podían permitirse carne en días especiales, los nobles celebraban su estatus con grandes banquetes donde la carne era el plato principal, acompañado de vino y especias exóticas.
El vino y las especias: símbolos de poder y lujo
El vino era la bebida preferida en la España de finales del siglo XV, consumido tanto por ricos como por pobres. Sin embargo, las clases más altas tenían acceso a vinos de mejor calidad, a menudo especiados con canela, clavo y miel, lo que añadía un toque de lujo a sus banquetes. En contraste, las clases bajas se conformaban con vino más barato, o en algunas regiones, con cerveza o sidra.
El uso de especias, que se obtenían a través del comercio con Oriente, era otro símbolo de estatus. Los ricos podían permitirse añadir azafrán, pimienta y jengibre a sus platos, mientras que los pobres se limitaban a condimentos locales como el ajo, la cebolla y el perejil. Este acceso a ingredientes exóticos no solo reflejaba el poder económico, sino también el prestigio social, ya que las especias eran vistas como un signo de sofisticación y buen gusto.
Las clases más altas tenían acceso a vinos de mejor calidad, a menudo especiados con canela, clavo y miel, lo que añadía un toque de lujo a sus banquetes
Mercado español en el siglo XV, lleno de actividad y comercio de alimentos básicos como pescado, legumbres y frutas. Ilustración artística. Foto: Leonardo.ai / Christian Pérez
Un cambio inminente: el impacto del Nuevo Mundo
A pesar de que en la época de Cristóbal Colón aún no habían llegado a Europa alimentos tan esenciales como el tomate, la patata o el cacao, su descubrimiento y posterior introducción cambiarían para siempre la dieta española. Estos productos, originarios del Nuevo Mundo, transformarían la cocina y las costumbres alimenticias de España, creando la base de lo que hoy conocemos como la gastronomía española.
El regreso de Colón marcó el inicio de un intercambio de alimentos que revolucionaría no solo la cocina española, sino también la europea en su conjunto. Ingredientes como el maíz, el cacao y el pimiento se convertirían en protagonistas de la dieta en las décadas siguientes, transformando para siempre los hábitos alimentarios de la península.
Referencias:
- Alexander MM, Gerrard CM, Gutiérrez A, Millard AR. Diet, society, and economy in late medieval Spain: stable isotope evidence from Muslims and Christians from Gandía, Valencia. Am J Phys Anthropol. 2015;156(2):263-273. doi:10.1002/ajpa.22647
- C. Jodi. At the First Table: Food and Social Identity in Early Modern Spain. Early Modern Cultural Studies. University of Nebraska Press. doi.org:10.2307/j.ctt1hhfnq1
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2024-10-01 12:00:00
En la sección: Muy Interesante