En uno de los brazos espirales de la Galaxia se encuentra una gigantesca nube molecular con una masa de gas de alrededor un millón de soles. Es lo suficientemente opaca como para enfriarse mientras emite en el infrarrojo, y también contiene un gran número de moléculas, la mayoría orgánicas. Además, la nube posee un 1,5% de su masa en forma de polvo: tres cuartos son granos de silicatos de hierro y magnesio cubiertos por agua helada y materia orgánica volátil; un cuarto está hecho de granos de carbono, hidrocarburos poliaromáticos y hierro; y una parte del carbono y el oxígeno se encuentra en forma de monóxido de carbono en un 0,1%.
El interior de una nube molecular
Esta nube molecular tiene una estructura irregular y muestra cierta turbulencia. Los glóbulos existentes tienen muchos tamaños que muestran la invariancia de escala de un fractal. La densidad en dirección al centro es ligeramente superior, por lo que tiende a contraerse por acción de la gravedad. No obstante, el peso de la nube lo mantienen tanto los movimientos turbulentos del gas como el campo magnético existente; pero ninguno de los dos son suficientes para frenar indefinidamente la acción de la gravedad. Al final, los glóbulos colapsan al cabo de unos pocos millones de años en objetos más pequeños, formando estrellas de 10, 30 o incluso 60 masas solares. Debido a que son muy masivas, queman con inusitada rapidez su combustible nuclear y terminan sus días explotando como supernovas. Con ello crean burbujas calientes que se expanden rápidamente mientras una onda de choque actúa como motor en la formación de cientos de nuevas estrellas, menos masivas.
Comienza el juego
En una nube alcanzada por la onda de choque, el centro de uno de sus nódulos colapsa cada vez más deprisa. Pero también posee una imperceptible velocidad de rotación, de modo que al hacerse cada vez más pequeño su velocidad aumenta, lo que impide que el nódulo colapse por completo en su centro: nos queda una futura estrella de color rojo alrededor de la cual orbita un disco de gas y polvo.
Pero la turbulencia subsiste en el disco, que se ve incapaz de soportar el peso del polvo y acaba por depositarse en el plano central. Esta separación de la fase sólida de la gaseosa sucede rápidamente, en unos pocos miles de años. Es un momento crítico que permitirá, más adelante, la formación de planetas rocosos.
Llegan los planetesimales
Formación de planetas
Cien mil años después de la separación del polvo y el gas y de la sedimentación del polvo en anillos gigantes alrededor de la estrella, ésta habrá alcanzado su máxima luminosidad. Es el estado final de la fase de contracción y la estrella se encuentra a pocas decenas de millones de años de entrar en lo que los astrónomos llaman la secuencia principal, donde transcurrirá la mayor parte de su vida.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es
Publicado el: 2023-02-05 07:00:00
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