El chotacabras orejudo, lo más parecido a un dragón que hay en la Tierra

No eres tú. Lo que te parece una especie de criatura mística emplumada es un ave que proviene del suroeste de la India, partes del sudeste de Asia y Australasia. Así es el chotacabras orejudo (Lyncornis macrotis), un pájaro con cabeza de dragón. La especie fue descrita en 1831 por el zoólogo irlandés Nicholas Aylward Vigors (1785-1840), conocido por ser uno de los fundadores de la Sociedad Zoológica de Londres, quien también describió y nombró varias especies nuevas de aves durante su carrera en la ornitología como el alción de las Filipinas (Alcedo benghalensis philippinesis), el águila perdicera (Aquila fasciata, el cernícalo americano (Falco sparverius), el halcón de las Molucas (Microhierax melanoleucus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) o el vencejo de las Nieves (Tachymarptis melba).

Esta ave tan insólita presenta habitualmente un plumaje dorado sobre su cabeza como si fueran orejas, un diminuto pico oscurecido por una pelusa y enormes ojos redondos. Si te fijas bien parece una cría de dragón regordeta.

Podemos verla volar en todo el sudeste asiático, principalmente en los bosques húmedos de tierras bajas de lugares como Indonesia, Tailandia, Vietnam y partes de la India. Es un ave muy especial que pertenece a un pequeño grupo de chotacabras orejudos dentro de la familia más grande de chotacabras Caprimulgida.

Un animal único

Aunque tenga cierto aspecto amenazante, no son aves muy grandes. De hecho, son todo lo contrario. Suelen alcanzar una media de 31-40 centímetros de largo y pesar entre 125 y 150 gramos. A pesar de su tamaño son cazadores realmente eficientes y sus alas son robustas y poderosas. Su boca también es sorprendentemente grande (es lógico que pienses que parece sacado de un libro de fantasía, pero es muy real).

Sin duda, se trata de una criatura singular. También es conocido por sus distintivos mechones en las orejas y su asombrosa capacidad para evitar a los depredadores. Tiene hábitos nocturnos: es escurridizo, nocturno (se mueve mejor durante el anochecer y la noche) y veloz y, cómo no, un maestro del disfraz.

Son aves principalmente terrestres (pasan la mayor parte de su vida en el suelo), por lo que también colocan o construyen su propio nido en tierra firme. No suelen ser nidos muy elaborados, sino que depositan sus huevos directamente en el suelo, raspando el suelo y cubriéndolo de materia vegetal o directamente sobre la hojarasca del bosque. Los huevos también presentan un camuflaje perfecto, ya que tienen un aspecto similar a las hojas caídas o a ramitas, lo que los hace difíciles de detectar. Eso sí, suele incubar un solo huevo a la vez. Probablemente sea la estrategia más segura para poder incubar el huevo y mantenerlo camuflado al estar en el suelo del bosque.

Su plumaje, negro y marrón similar a la corteza de un árbol, hace que sea difícil de ver durante el día cuando se desvanece en el fondo del paisaje. Este plumaje es especialmente importante para la hembra, ya que al anidar en el suelo es importante pasar desapercibido. Los machos pueden distinguirse de las hembras por sus parches blancos en las alas y la cola.

¿Qué come? Se alimenta de insectos voladores (atrapa y come insectos en pleno vuelo) e incluso bebe insectos voladores, deslizándose por lagos y ríos y recogiendo agua de la superficie. Sus depredadores son cuervos, búhos, serpientes o zorros, pero son tan buenos en su camuflaje que sobreviven de forma bastante segura. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza los clasifica como “en preocupación menor” dado que no es una especie amenazada.

Se reconocen oficialmente seis especies:

Referencia: