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El sitio de Leningrado, el más largo de la historia militar

El sitio de Leningrado, el más largo de la historia militar

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Juan CastroviejoDoctor en Humanidades

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Duró 872 días. Leningrado, la actual San Petersburgo, atesora el trágico honor de ser la ciudad que ha soportado el asedio más largo y letal de la historia. Nieve, sangre y hambre se aliaron durante casi tres años para transformar la histórica capital de los zares, el orgullo arquitectónico ruso junto al río Neva, en un escenario dantesco de muerte y devastación. Ocurrió hace 80 años.

Cúpulas de la iglesia del Salvador de la Sangre Derramada, en San Petersburgo. Foto: Getty.Alex Livesey

La más occidental de las grandes ciudades rusas, la más expuesta de las urbes soviéticas, la San Petersburgo zarista, la Petrogrado revolucionaria y la Leningrado soviética. Símbolo desde los tiempos de Pedro el Grande del poder blanco de la estepa, desde la costa oriental hasta los límites de la Europa continental, y foco de conexión del espíritu ruso con las grandes corrientes del pensamiento y la historia europeos. Si un país tiene alma, el alma de la URSS, como antes lo fue de la Rusia imperial, era San Petersburgo

Su condición báltica y casi fronteriza la convertía en uno de los primeros objetivos de la ofensiva alemana tras el inicio de la operación Barbarroja, en junio de 1941. Leningrado había sido relegada años antes como capital de la Unión Soviética en beneficio de Moscú, aunque mantenía intacto su valor simbólico como capital histórica y cuna de la revolución bolchevique. Esa doble condición de epicentro ideológico y espiritual de enemigo antagónico del nazismo acentuó su valor estratégico.

Desde el punto de vista militar, Leningrado tenía un interés valioso aunque no decisivo. En todo caso, sí importante para controlar la base de la flota soviética del Báltico y dejar así expeditas las exportaciones navales de acero sueco hacia Alemania, fundamentales para la industria militar.

El Estado Mayor Aleman (OKW) se debatió entre el esfuerzo exigido para conquistar Leningrado o consolidar un avance más agresivo sin el desgaste que el asedio requería. Finalmente, se impuso el criterio político de Hitler: asestar un golpe moral al régimen soviético en el corazón de los tres millones de habitantes que sobrevivían en la ciudad. El objetivo era rendir Leningrado por aislamiento, frío y hambre. Eliminada gran parte de su población por el invierno y la desnutrición, también se evitaba el problema de tener que alimentar esa masa humana en la retaguardia alemana. La guerra total no establecía diferencias morales.

Tampoco la Unión Soviética expresó ningún escrúpulo. Ante la posibilidad de evacuar a la población antes del cerco definitivo, Stalin ordenó retener en su interior a sus habitantes. Una ciudad poblada por una masa desesperada resultaba más difícil de conquistar, además de poder emplear a su población como milicia, mano de obra y ejemplo de heroicidad ante el invasor.

El líder soviético Josef Stalin (1879- 1953) dando un discurso en el octavo y último Congreso de los Soviets de todas las Rusias, en noviembre de 1936. Foto: Getty.

Lo que nadie supo prever entonces es que se iniciaba el asedio más largo de la historia y uno de los episodios de resistencia más conmovedores y trágicos de la Segunda Guerra Mundial.

El inicio del asedio

El Grupo de Ejércitos Norte, uno de los tres cuerpos que había cruzado la frontera soviética el 22 de junio de 1941, tenía encomendado el asedio y conquista de San Petersburgo. Medio millón de soldados alemanes al frente del general Wilhelm Ritter Von Leeb apenas tardaron mes y medio en aproximarse a la ciudad desde el sur. Pronto se sumaron unos 200.000 efectivos finlandeses desde el norte y unos 20.000 españoles integrados en la División Azul.

La vanguardia alemana llegó a las proximidades de la antigua capital rusa en agosto. El 21 de agosto de 1941 el diario Leningradskaya Pravda anunciaba que los alemanes podrían intentar tomar Leningrado. Se equivocaba. La ciudad ya estaba sometida al poder devastador de la guerra y al entusiasmo triunfalista de la propaganda germana, que había previsto la rendición de la ciudad en un plazo de dos meses.

El 29 de agosto partió el último tren de evacuación. Para el 8 de septiembre, los alemanes habían tomado la última carretera y todas las vías ferroviarias. El cerco se había completado. Comenzaba oficialmente el asedio con una rutina destructiva que se repetiría casi a diario: el bombardeo de artillería y aviación sobre todo el perímetro de la ciudad, con especial acierto sobre los depósitos de comida, las instalaciones militares y las fábricas que representaban el 11% de la producción industrial de la Unión Soviética.

Imagen de propaganda nazi donde se observa a soldados de la Wehrmacht, del Frente del Este, asediando Leningrado en 1943. Foto: Getty.

La ciudad estaba defendida por una guarnición de 200.000 soldados al frente del general Markián Mijáilovich Popov. Inmediatamente, se movilizó a la población civil y se la destinó a la fortificación de la ciudad y sus accesos. Durante los casi tres años de cerco, el Ejército Rojo movilizó a más de un millón de efectivos en lo que, para los estrategas del Kremlin, pasó a ser conocido como el Frente Norte o el Frente de Leningrado.

Se construyeron 635 kilómetros de alambradas, se excavaron más de 300 kilómetros de trincheras y barricadas, centenares de zanjas anticarro y decenas de refugios antiaéreos. Se creó un cuerpo de Defensa Civil integrado por miles de voluntarios y únicamente se excluyó de la movilización o de los trabajos de defensa a las mujeres embarazadas, enfermos, menores de 16 años y mayores de 50 años.

Ciudadanas de Leningrado, cavando trincheras para defender la ciudad del sitio. Foto: Getty.

La guerra del hambre

Leningrado evitó lo que parecía inevitable. Frenó la ofensiva germana y resistió entre sus muros un asedio atroz. Fuera de la ciudad se creó un corredor a través del lago Ládoga que se convirtió en el llamado Camino de la Vida. Mediante pequeñas embarcaciones en verano, o con camiones cuando el invierno helaba su superficie, se permitió un mínimo abastecimiento de bienes esenciales, insuficiente para alimentar a sus habitantes, pero útil para mantener activa la llama de la resistencia.

El clima adverso hizo honor a su condición de aliado natural de los defensores rusos, como ya ocurrió en la época napoleónica. Con temperaturas extremas de hasta -40ºC en las semanas más gélidas, la actividad militar alemana se resentía y paralizaba.

Sin embargo, su efecto era casi más devastador sobre los sitiados. Sin electricidad, sin apenas madera para calentar los hogares y sin provisiones, la ciudadanía se debatía entre morir de frío o de hambre. Los alimentos se racionaron desde el inicio del asedio, pero su cantidad mermó progresivamente hasta extender la inanición como principal causa de mortandad. Las raciones de pan apenas llegaban a 300 gramos por persona y día. 

A pesar del Camino de la Vida, los meses finales de 1941 y principios de 1942 fueron los más letales. Cada día morían entre 3.000 y 10.000 personas de hambre. La gente se desplomaba en la vía pública, las calles se cubrieron de cadáveres entre la nieve, los cementerios colapsaron y miles de cuerpos eran arrojados diariamente a fosas comunes para evitar la propagación de epidemias. Uno de los delitos más comunes fue el canibalismo. La policía política (NKVD) estableció incluso una siniestra categoría entre quienes comían cadáveres y quienes mataban para alimentarse, y unas 1.500 personas fueron detenidas, acusadas de antropofagia. Para entonces, ningún otro ser vivo había sobrevivido a la hambruna: caballos, perros, gatos o ratas habían sido devorados. Entre las víctimas de la desnutrición había un niño de un año, de apellido Putin, hermano mayor de Vladimir Putin, actual presidente de Rusia.

El presidente Putin perdió a un hermano en el asedio de Leningrado, que murió con un año de edad. Foto: Shutterstock.

Aprovechando la debilidad máxima de sus habitantes, el ejército alemán lanzó un año después del inicio del sitio la última operación para conquistar físicamente la ciudad, que el Estado Mayor bautizó como Operación Sintavin. En agosto de 1942, las tropas del Eje incursionaron en el sector del río Vóljov y las unidades de choque llegaron hasta los suburbios de la ciudad. Se combatió en las calles, incluso cuerpo a cuerpo, y se disputaron cada edificio en una batalla encarnizada y decisiva. En un sector próximo, tropas españolas establecieron algunas cabezas de puente en el río Neva. Después de casi un mes de escaramuzas diarias, la ofensiva no pudo superar las defensas soviéticas. Esas calles periféricas a pocos kilómetros del centro fueron lo más cerca que el ejército alemán estuvo de la victoria. Sería su última oportunidad, fallida.

El fin del asedio

Durante los meses siguientes, el frente quedó estabilizado sin grandes variaciones, tras al fracaso continuo de ambos ejércitos por debilitar las posiciones defensivas enemigas. En enero de 1943, los soviéticos se consideraban lo suficientemente reforzados como para acometer la primera gran ofensiva para la liberación de la ciudad. La Operación Iskra se desencadenó entre el Río Vóljov y las costas del Lago Ládoga, y permitió al Ejército Rojo abrir un pasillo temporal de once quilómetros de ancho, que fue posteriormente recuperado por el Ejército alemán y efectivos españoles de la División Azul. La Operación Iskra se saldó con un coste elevado en vidas humanas en proporción a los reducidos objetivos militares alcanzados. La consecuencia fue la anulación de ataques masivos, esperando que el desgaste progresivo de las fuerzas alemanas debilitara su resistencia, una vez consumada la derrota en Stalingrado y el retroceso general de la línea del frente.

Escena de la ofensiva del Ejército Rojo el 27 de agosto de 1942, en el Frente de Leningrado, contra el XVIII Ejército alemán. Foto: Album.

Ese momento llegó casi un año después. Al amanecer del 14 de enero de 1944, el Ejército Rojo inició su última gran ofensiva con una potente concentración de artillería y aviación que desbordó las menguadas posiciones alemanas antes de ser asaltadas por la infantería en todo el perímetro que cubría el Grupo de Ejércitos Norte.

Resistieron una semana. El 21 de enero, se hizo efectivo el repliegue masivo, en línea con la retirada conjunta de la Wehrmacht, siguiendo la estela de las derrotas que había iniciado Stalingrado y confirmado la batalla de carros de Kursk.

Leningrado fue uno de los últimos sectores en iniciar la retirada pero, cuando fue desbordado por el Ejército Rojo, la derrota fue abrumadora, en captura de prisioneros y en la desorganización de su huida, presagiando el replique continuo, incesante hasta la conquista de Berlín.

Leningrado fue oficialmente liberada el 27 de enero de 1944, tras sufrir 872 días de bloqueo: dos años, cuatro meses y diecinueve días de infierno.

El coste humano de la batalla de Leningrado es dispar según las fuentes consultadas. Oficialmente, durante el juicio de Núremberg, las autoridades soviéticas confirmaron la muerte de 642.000 civiles dentro de la ciudad (el 97% por inanición). Otras fuentes, como la Enciclopedia Militar Rusa, elevan esta cifra a más de un millón, considerando otros 400.000 civiles fallecidos en los intentos de evacuación, además de unos 300.000 soldados del Ejército Rojo. Estos cálculos suman más de 1.300.000 víctimas en el bando soviético.

Vista de un tanque cubierto de nieve en el Parque de Invierno. Foto: Shutterstock.

En las tropas del Eje se estima que, oficialmente, perdieron la vida un mínimo de 20.000 soldados, incluido un millar de ellos españoles, aunque las cifras siempre confusas se aproximan al medio millón, considerando los miles de desaparecidos o capturados que nunca regresaron a Alemania.

Tras la batalla de Stalingrado, la de Leningrado es el segundo combate más sangriento de la Segunda Guerra Mundial y, a día de hoy, sigue siendo considerado el asedio más largo de la Segunda Guerra Mundial y de la Historia Militar.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-04-18 06:35:55
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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