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El veneno mortal que usaron los Borgia en su guerra política para acabar con sus enemigos

El veneno mortal que usaron los Borgia en su guerra política para acabar con sus enemigos

En una de las escenas de la película “El hombre que mató a Liberty Balance” el director de un rotativo le dice a su redactor: “si la leyenda se convierte en realidad, imprime la leyenda”. La verdad es que algo parecido sucedió con los Borgia, una familia de origen valenciano –los Borja- que sentó a dos de sus miembros en el trono de San Pedro: Calixto III y Alejandro VI, su sobrino.

Y es que esta familia ha pasado a la historia por escribir algunas de las páginas más corruptas y poco honrosas del Renacimiento. Son célebres por haber hecho de la traición, la conspiración y el envenenamiento una virtud.

Esta familia ha pasado a la historia como urdidora de traiciones y, en particular, como experta en venenos. Foto: Istock

Lucrecia, víctima de su familia

A mediados de abril de 1480 nació Lucrecia Borgia, la hija del futuro Alejandro VI y hermana de César Borgia, el cual sirvió a Maquiavelo como modelo para su “Príncipe”. Bella, depravada, cruel y silenciosa, una mujer que a pesar de su corta vida -falleció a los 39 años- segó la vida de algunos de los enemigos de los Borgia.

Cuando nació Lucrecia en Subiaco, a unos 70 kilómetros de Roma, su padre ya era cardenal, el cual no tuvo escrúpulo alguno en casarla apenas cumplidos los trece años con el conde de Pesaro –Giovanni Sforza-, el sobrino del todopoderoso duque de Milán. Sin duda, se trataba de una razón de estado, lo que le interesaba al prelado era establecer una poderosa alianza con la familia italiana.

De esta forma Lucrecia se convirtió en un peón más del complejo ajedrez italiano. Su padre estaba obsesionado en unificar Italia y no escatimó ni medios ni esfuerzos para logarlo. Sin embargo, la postura política de su yerno no era la que esperaba Alejandro VI, enfadado retuvo a Lucrecia a su lado, impidiéndola regresar a Pesaro.

No conforme con esto, más adelante ordenó que asesinaran a Giovanni, pero Lucrecia le alertó, por lo que el papa, en un nuevo movimiento ajedrecístico, declaró nulo el matrimonio, alegando que no se había producido la unión carnal porque el Sforza era impotente. El milanés acusó, entonces, al Papa de mantener relaciones incestuosas con Lucrecia, una acusación que dañó aún más la reputación de la joven, afianzando la leyenda negra.

Se dice que tras este atormentado matrimonio una enorme tristeza embargó a Lucrecia y que acabó encerrándose tras los muros de un convento en donde, para agrandar aún más la imaginación popular, se quedó embarazada. No tardaron en surgir voces que sugerían que el padre era el Papa y otras que atribuían la gestación a su hermano César.

No pasando mucho tiempo Alejandro VI concertó el segundo matrimonio de su hija, esta vez con el príncipe Alfonso de Biscaglie, del Reino de Nápoles. Una alianza que al final también acabó truncándose, siendo hostil a la política de los Borgia. Para solucionarlo, como no, se optó por asesinar a Alfonso.

El tercer matrimonio no se haría esperar, se concertaría con Alfonso d´Este, del reino de Ferrara, con el que Lucrecia tuvo cuatro hijos. Fue precisamente la complicación de un nuevo parto la que terminó con su vida, tras nueve días de elevada fiebre.

Retrato de Lucrecia Borgia, una de las mujeres más misteriosas de la familia. Foto: Wikimedia

La cantarella

Uno de los recursos más empleados para “silenciar a personajes incómodos” ha sido el veneno, al que no han dudado acercarse los poderosos de todos los tiempos y la Italia del Renacimiento no fue una excepción.

Precisamente en la Europa del siglo XV vivió Philippus Aureolus Bombast von Hohenheim, más conocido como Paracelso, que afirmó que todas las sustancias son venenos, que no existe una que no lo sea, la única diferencia está en la dosis, es ella la que determina que una sustancia sea un veneno o una medicina.

La leyenda defiende que fue la cantarella –también conocida como Acquetta di Perugia– el veneno que utilizaron los Borgia para resolver sus conflictos políticos. Se trata de una ponzoña inodora, incolora e insípida que se obtiene mezclando arsénico con vísceras de cerdo deshidratadas.

La cantarella se presenta como un polvo blanco, de aspecto similar al del azúcar, y de más que probada efectividad. Algunas de las víctimas de los Borgia fueron el Dogo de la Serenísima República de Venecia –Giovanni Mocenigo- y el actor Pietro Rossi, amante de Lucrecia.

Se cuenta que Lucrecia usaba un anillo que tenía en su interior el peligroso veneno y que en alguna ocasión lo usó para envenenar a algunas de sus víctimas, puesto que el modus operandi era tan fácil como abrir el anillo y verter su interior en una copa.

Una última curiosidad, cuando María Antonieta fue guillotinada por los revolucionarios franceses, fue declarada culpable de “alta traición al pueblo y a la nación francesa” y en su sentencia de muerte se argumentaba que se había comportado como “Lucrecia Borgia”. Sobran las palabras.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-06-29 11:30:14
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades