Expertos y estudios recientes revelan prácticas para mejorar el bienestar emocional y prevenir el agotamiento por agendas saturadas
por INFOBAE
La búsqueda de la alegría y el bienestar en la vida cotidiana se ha convertido en un desafío para muchos profesionales ocupados, quienes, a pesar de sus logros laborales y familiares, encuentran que los momentos de felicidad genuina son escasos y efímeros.
Según un análisis publicado por Harvard Business Review, la cultura de la “ocupación” y la falta de tiempo libre han transformado la percepción social del éxito, relegando el disfrute personal a un segundo plano.
Sarah Rasmi, psicóloga y directora del Centro de Bienestar Thrive en Dubái, explicó en Psychology Today que ahora se ve una agenda saturada como un signo de riqueza y estatus. Además, sostiene que quienes dedican más tiempo al trabajo son más importantes e impresionantes.
Esta tendencia ha sido confirmada por un estudio de Keinan, Bellezza y Paharia (2019), citado por Rasmi, que reveló que las personas “ocupadas” son percibidas como más demandadas y determinadas, aunque también menos felices.
A pesar de esta asociación negativa, muchos continúan proyectando una imagen de constante actividad, priorizando la percepción de éxito sobre el bienestar personal.
El costo de esta cultura de la ocupación no es menor. Rasmi advierte que la sobrecarga de trabajo y la falta de descanso pueden derivar en agotamiento, ansiedad, depresión y burnout.
Un estudio realizado por Harvard Business School, analizó a 1.500 exalumnos con carreras de tiempo completo y responsabilidades familiares.
Los resultados mostraron que, en promedio, estos profesionales dedican 50 horas semanales al trabajo y 12 horas a tareas no laborales.
Tras descontar el tiempo destinado a dormir, comer, higiene y traslados, solo quedan 26 horas a la semana, poco más de tres horas al día, para actividades discrecionales.
La investigación reveló que, aunque las personas experimentan más alegría durante su tiempo libre que en el trabajo o en las tareas domésticas, la clave no reside en la cantidad de horas disponibles, sino en cómo se utilizan.
Algunos participantes lograron encontrar más satisfacción en su escaso tiempo libre que otros, lo que sugiere que la gestión y la calidad de las actividades son determinantes para el bienestar.

Diversos estudios y expertos han identificado estrategias respaldadas por la ciencia que pueden ayudar a maximizar la alegría en el tiempo libre, incluso cuando éste es limitado.
El estudio de Harvard sobre el desarrollo adulto, que siguió a cientos de hombres durante más de 75 años, concluyó que las relaciones sólidas y significativas son el predictor más poderoso de la satisfacción vital.
Compartir actividades con otros, ya sea en familia o con amigos, amplifica la alegría y fortalece el sentido de pertenencia.

Según Harvard Business Review, los participantes que realizaban actividades de ocio acompañados las disfrutaban más que quienes las hacían en solitario, independientemente de su nivel de extroversión.
La tendencia a recurrir al ocio pasivo —como ver televisión o navegar en redes sociales, después de jornadas intensas, es común, pero los estudios sugieren que este tipo de actividades aportan menos satisfacción.
Una revisión de 12 estudios independientes, citada por Harvard Business Review, encontró que la actividad física en el tiempo libre se asocia de manera consistente con mejor estado de ánimo y mayor satisfacción vital.

La capacidad de elegir actividades alineadas con los propios valores es fundamental para el bienestar. Investigaciones de Richard Ryan y Edward Deci, citadas por Harvard Business Review, demuestran que la motivación intrínseca, hacer algo porque resulta personalmente gratificante, predice altos niveles de satisfacción vital.
La Universidad de California San Francisco (UCSF) lideró una investigación sobre la efectividad de una intervención breve de bienestar, conocida como el Big Joy Project. Según informó UCSF, el programa consistió en microacciones diarias durante una semana, como pedir a alguien que comparta un momento inspirador, hacer una lista de gratitud o tener un gesto de amabilidad.
Participaron aproximadamente 17.600 personas de todo el mundo, principalmente de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña.
Tras la intervención, los participantes reportaron mayores niveles de bienestar y emociones positivas, así como una mayor convicción de que sus propias acciones pueden promover la felicidad.

También se observaron reducciones en el estrés y mejoras en la salud y la calidad del sueño. Elissa Epel, autora principal del estudio, destacó en la página de la universidad, que “las personas con mayor bienestar tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas, como cardiovasculares, y presentan una menor mortalidad tanto en poblaciones sanas como enfermas”.
Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasaldiayalahora.co
Publicado el: 2025-07-07 08:21:00
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