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Iósif Stalin, el ‘hombre de acero’ tras el terror de la Unión Soviética

Iósif Stalin, el 'hombre de acero' tras el terror de la Unión Soviética

¿Existen los monstruos o solo la sombra que proyectamos de ellos? El siglo XX ha sido uno de los más convulsos y complicados de la historia de la humanidad y unos cuantos personajes fueron los que realmente cambiaron el ritmo del mundo. Odiado por muchos y respetado por otros cuantos, Iósif Stalin fue una de esas figuras clave que movían la batuta para que la historia bailara a su compás.

Nacido en una familia de clase baja en la región de Georgia, por aquel tiempo parte del Imperio Ruso, tuvo una infancia relativamente complicada debido a las constantes enfermedades que le afectaban. El violento carácter de su padre, alcohólico desde hacía años, tampoco ayudó, especialmente cuando comenzó a culparle a él y a su madre de los rumores sobre adulterio de esta. En sus primeros años encontramos una faceta casi romántica y mucho más profunda de lo que se podría pensar a primera vista para una persona como Iósif Stalin. Su amor por la naturaleza y su tierra natal fue sustituido poco a poco por el amanecer rojo que se levantaba en Rusia a través de los bolcheviques de Lenin.

Iósif Stalin llegó a ser considerado como el ‘hombre de acero’. Foto: Getty

Poco le costó al impetuoso Stalin destacar entre las filas del partido y llegar a ocupar puestos de relativa importancia. Su carácter cruel, y la frialdad en estos primeros momentos le valieron una fama merecida que acabaría por reflejarse a través de su mote o sobrenombre: ‘el hombre de acero’. Tras la muerte de Lenin, el nuevo dictador convirtió el PCUS en sus dominios personales y llevó a cabo una brutal purga contra cualquiera que fuese visto como un opositor. En lo económico, los planes quinquenales y la reforma industrial hicieron que la Unión Soviética sufriera un espectacular crecimiento que la convirtió en una superpotencia a la altura de los Estados Unidos.

Sin embargo, su mayor aportación fue el férreo liderazgo durante la Segunda Guerra Mundial. El Ejército Rojo y la población civil de la URSS se convirtieron en una incansable oposición contra el avance nazi y fueron batallas decisivas en el frente este (como la de Stalingrado) las que provocarían la derrota de la Alemania de Hitler. Los primeros en entrar en Berlín fueron los acorazados soviéticos y en los años siguientes la política expansionista de Stalin supondría el comienzo de muchos de los grandes conflictos que traería la Guerra Fría.

Aun teniendo en cuenta todas sus complejas facetas (la de brillante estratega, la de indómito líder o la de brutal opresor), los historiadores reconocen a Iósif Stalin como uno de los políticos más inteligentes y relevantes del siglo XX e incluso fue nominado en dos ocasiones al Premio Nobel de la Paz. Las huellas de su mano de hierro han quedado grabadas en la historia.

Nacido en Georgia

Nombrado Iósif Vissariónovich Dzhugashvili al nacer en 1878, el que llegaría a convertirse en líder de la poderosa Unión Soviética tuvo unos orígenes humildes y una infancia complicada. 

Originario de la entonces ciudad georgiana de Gori, Iósif era hijo de un zapatero alcohólico y una mujer que pasó toda su vida sufriendo el estigma de adúltera. Sus dos hermanos mayores habían muerto de niños y, aunque él sobrevivió, siempre tuvo una salud delicada: nació con sindactilia y quedó marcado por la viruela.

Desconocida faceta de poeta

Aunque acabaría por dedicar su vida a otros asuntos y este aspecto de su personalidad quedaría olvidado, Stalin tuvo una breve carrera como poeta en su niñez y adolescencia. Firmados bajo el nombre de Soselo, apelativo cariñoso con el que se refería a él su familia, el joven georgiano plasmaba en sus textos una sorprendente sensibilidad y capacidad para la prosa. Aunque se conservan pocos, algunos de ellos fueron publicados en prestigiosas revistas georgianas.

Stalin nació con sindactilia y quedó marcado por la viruela. Foto: Wikimedia

‘El hombre de acero’

La palabra ‘stalin’, como se le conoció popularmente, es un término ruso que significa «hecho de acero». La determinación, firmeza y crueldad con la que un revolucionario Iósif Vissariónovich llevaba a cabo sus encargos le valieron este apodo en 1912. Cinco años después, el mismo año de la Revolución de Octubre, lo convertiría en su sobrenombre y empezaría a conocérsele como «el hombre de acero».

Su papel durante la Revolución Rusa

La adhesión al ideal marxista de Stalin comenzó en su adolescencia, cuando se encontraba estudiando en un seminario. Empezaría repartiendo octavillas en las fábricas de su ciudad e iría ganando importancia en las distintas organizaciones del ala comunista en el país. Fue detenido en numerosas ocasiones y se vio obligado a exiliarse entre 1902 y 1917. 

De hecho, el apoyo de Lenin le valió un rápido ascenso en el partido y la ocupación de cargos dentro del Comité Central o en el periódico Pravda.

Lealtad ciega a Lenin

Si bien es cierto que la figura de Stalin suele traer distintas versiones, todos los historiadores y expertos coinciden en la absoluta admiración que este sentía por Lenin. Se cree que la convicción de Stalin era en gran parte debido a esto y que más que luchar por el ideal comunista luchaba por aquello en que creía Vladimir Lenin. Aun cuando su crueldad era vista con recelo por el líder bolchevique, la inteligencia y ambición que le caracterizaban hicieron que se ganara su confianza y consiguiera puestos de responsabilidad en poco tiempo.

Rivalidad con Trotsky

En un extremo completamente distinto se encontraba la fría relación que Stalin tenía con León Trotsky, el otro gran ideólogo de la revolución bolchevique. Aunque durante sus primeros años juntos y durante el levantamiento de 1917 ambos se mostraron como convencidos aliados, las tensiones empezaron a aflorar conforme se acercaba la muerte de Lenin y, por lo tanto, el momento de elegir a su sucesor.

Ascenso al poder

Vladimir Lenin moriría el 21 de enero de 1924 y desencadenaría una guerra por el poder cuyas consecuencias se prolongaron en el tiempo de forma inesperada. Si bien es cierto que el líder soviético parecía decantarse por Trotsky, Stalin había ganado una gran influencia en los últimos años y no estaba dispuesto a renunciar al mando del PCUS. Aunque Stalin era secretario general desde 1922, la muerte de Lenin le daría la oportunidad para quitarse de en medio a todos aquellos que no le apoyaban. Por ejemplo, Trotsky fue expulsado del partido en 1927.

Las purgas dentro y fuera del partido

Desde los años 30, la URSS sufrió lo que se conocería como ‘Gran Purga’ o ‘Gran Terror’; una época oscura en la que el estalinismo llevó a cabo una brutal limpieza del partido y del país entero para eliminar a todos aquellos que pudieran suponer una amenaza para el régimen del nuevo líder. Además del conocido asesinato de Trotsky en 1940, incrementó el número de prisioneros en los gulag de 200.000 en 1930 a 1 millón en 1939.

La URSS como superpotencia

Cuando se salió de la Primera Guerra Mundial, Rusia era un país pobre y muy atrasado cuya economía se basaba en la agricultura y la industria tenía poca presencia. Stalin continuó con la labor de reforma iniciada por Lenin y dedicó grandes esfuerzos a mejorar la economía del país a través de sus conocidos planes quinquenales, de promover la industrialización y de estatalizar la agricultura. En apenas una década y media, la Unión Soviética se alzó como una superpotencia y uno de los ejércitos más poderosos del mundo, status que se vería acentuado tras su victoria en la Segunda Guerra Mundial.

Aliado temporal de Hitler

A pesar de representar los dos extremos del tablero, Hitler y Stalin compartían su interés por expandir sus territorios. El 23 de agosto de 1939, los ministros de Asuntos Exteriores Mólotov y von Ribbentrop firmaron un acuerdo de no agresión en el que además se estipulaba que ambos países se repartirían Polonia al iniciar su conquista desde lugares opuestos. La URSS vio en esta alianza una oportunidad de tener otra salida al Báltico y expandir la influencia comunista, pero la Alemania de Hitler no tardaría en violar el pacto.

La Gran Guerra Patriótica

Con este nombre es como Iósif Stalin animó a su pueblo para que luchara hasta el último aliento en la Segunda Guerra Mundial. Mientras que el oeste de Europa estaba prácticamente controlado por los alemanes, la Unión Soviética demostró una resistencia inquebrantable y cambió el rumbo de todo el conflicto. La derrota en Stalingrado fue el comienzo del fin para Hitler y fueron los blindados soviéticos los que llegaron en primer lugar a la capital berlinesa. La Unión Soviética jugó un papel clave en la guerra y lo pagó con entre 20 y casi 40 millones de muertos entre combatientes y civiles.

No salvó a su hijo de un campo de concentración nazi

Yakov Iosifovich Dzhugasvili, el hijo mayor de Stalin, fue capturado por los alemanes tras la batalla de Smolensko. Siendo trasladado al campo de concentración de Sachsenhausen, pasaron meses antes de que sus captores descubrieran que era el hijo de Stalin, al contrario que su padre que fue informado casi de inmediato. El dictador siempre consideró a Yakov un cobarde y se negó a intercambiarlo por un mariscal alemán. Su hijo acabaría muriendo bajo el fuego alemán en 1943, mientras intentaba huir o como forma premeditada de acabar con su vida.

Teherán, Yalta y Postdam: el primero de la foto

La Segunda Guerra Mundial creó curiosos compañeros de cama. Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética fueron dándose cuenta de lo que el final del conflicto supondría para el mundo entero cuando ganasen y por ello sus líderes tuvieron que encontrarse en numerosas ocasiones. Las conferencias de Teherán (1943), Yalta y Postdam (1945) establecieron las bases del reparto del mundo que estaba a punto de tener lugar y Iósif Stalin fue el único líder que estuvo presente en las tres.

Países satélite

Fue precisamente este reparto del mundo el que originó el siguiente gran conflicto del siglo XX: la Guerra Fría. Europa del este había sido liberada por los países soviéticos en su avance hacia Alemania y Stalin consideró oportuno aprovechar su presencia para expandir el comunismo a través de lo que se denominó ‘países satélite’, igual que Estados Unidos estaba haciendo con las ayudas monetarias y el Plan Marshall. Durante los últimos años del gobierno de Stalin, la URSS protagonizó las primeras represiones violentas contra estos países y comenzó a tener muy buenas relaciones con la naciente China de Mao Zedong.

«Yo lo maté y los salvé a todos»

Con 70 años y un ritmo de vida muy por encima de lo que podía soportar, la salud y estado mental de Iósif Stalin empezaron a resentirse desde 1950. Su debilidad hizo que recuperara su viejo carácter paranoico y, temiendo un derrocamiento próximo, reanudó las purgas contra todo aquel que le pareciera sospechoso y aumentó su presencia en actos públicos para demostrar su fortaleza. La versión oficial dice que Stalin sufrió un accidente cardiovascular el 1 de marzo de 1953 y que murió por un paro cardiaco el día 5; sin embargo, en las memorias del propio Jrushchov afirma que Stalin murió a manos de Lavrenti Beria. El por entonces jefe del servicio de inteligencia se lo habría confesado así a sus compañeros de partido con la frase «Yo lo maté y los salvé a todos».

Entierro de Iósif Stalin, filmado por el asistente militar adjunto de EE.UU. Mayor Martin Manhoff desde el balcón de la embajada. Foto: Wikimedia

El XX Congreso del PCUS y el proceso de desestalinización

La muerte de Stalin fue llorada en todo el país, al menos en un principio. La nueva directiva del PCUS sabía que debía producirse un cambio en las políticas de la Unión Soviética y para ello se debía enterrar cualquier resquicio del caído líder. Fue el propio Nikita Jrushchov, sucesor de Stalin, quien utilizó el XX Congreso del partido (1956) para hacer público el proceso de desestalinización y sacar a la luz algunos de los horrores del gobierno de Stalin. Era la primera vez que se atacaba públicamente la figura del dictador y ese momento significaría un giro de 180 grados para la futura Unión Soviética y para la historia del siglo XX.

Referencias:

  • Montefiore, S. (2007). Stalin: La corte del zar rojo. Barcelona: Crítica.
  • Service, R. (2005). Stalin: Una biografía. Madrid: Ediciones B.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-08-31 14:43:39
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades