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la luna rota de Urano

la luna rota de Urano

La luna Miranda, de Urano, es muy peculiar. Es uno de los objetos más pequeños del sistema solar que se encuentra en equilibrio hidrostático. Es decir, uno de los objetos más pequeños cuya gravedad es capaz de deformarlo hasta darle una forma esférica. Con apenas 470 kilómetros de diámetro, es de tamaño similar a los asteroides más grandes del cinturón de asteroides, pero mucho más esférica. Algunas estructuras de su superficie parecen haberse formado tras un evento catastrófico que rompió al satélite por completo, que más tarde se recompuso por su propia gravedad. Conozcamos antes de nada la historia de Miranda (o más bien nuestra historia de Miranda) antes de adentrarnos en sus secretos.

Esta es la más pequeña y próxima a Urano de los cinco satélites principales (y esféricos) de Urano. Fue descubierta en 1948 por Gerard Kuiper, en honor del cual se nombró el cinturón de Kuiper, la región del sistema solar especialmente llena de objetos menores situada más allá de la órbita de Neptuno. Su nombre es en honor a Miranda, uno de los personajes de la obra teatral “La tempestad”, de William Shakespeare. Las únicas fotografías cercanas de la superficie de Miranda que tenemos fueron tomadas por la sonda Voyager 2 cuando sobrevoló Urano y sus lunas a principios de 1986, unos 38 años después del descubrimiento de esta luna (aunque más de dos siglos más tarde del descubrimiento del gigante helado). En aquel momento solo el hemisferio sur de Miranda recibía luz solar, por lo que solo tenemos imágenes e información de este hemisferio. Esto fue así porque las lunas y anillos de Urano orbitan próximos al ecuador del planeta y este ecuador, junto con el eje de rotación, se encuentra inclinado casi 98º con respecto al plano de su órbita. Lo que esto significa es que Urano (y todo lo que lo acompaña en su órbita alrededor del Sol), viajan “tumbados”.

Miranda tiene una de las topografías más extremas y accidentadas de ningún objeto del sistema solar, especialmente de ningún objeto de su tamaño. Entre esta topografía se encuentra por ejemplo Verona Rupes, que es el acantilado más alto conocido, con una altura de 20 kilómetros. Esto es más de dos veces la altura del Everest con respecto al nivel del mar y próxima a la altura de la montaña más alta del Sistema Solar, el monte Olimpo, en Marte.

Descripción de la imagen

Miranda orbita a un tercio de la distancia de la Luna a la Tierra, lo cual es especialmente impactante teniendo en cuenta que Urano tiene un diámetro unas 4 veces mayor que nuestro planeta. Esta cercanía lleva al satélite a completar una órbita en apenas 34 horas y a estar acoplado por fuerzas de marea, mostrando siempre la misma cara a Urano. A pesar de que solo pudiéramos observar la mitad de su superficie, de que Voyager 2 no se acercara a menos de 29 000 kilómetros de la luna y de su pequeño tamaño, conseguimos observar multitud de estructuras únicas en la superficie de Miranda.

La superficie de Miranda está repleta de cañones de cientos de kilómetros de longitud y decenas de kilómetros de anchura, incluyendo el Verona Rupes ya mencionado. La mayoría de su superficie es bastante vieja, como se esperaría de un cuerpo tan pequeño, aunque algunas partes podrían tener menos de 100 millones de años de antigüedad. Sobre ella se observan unas estructuras que han recibido el nombre de coronas y que son únicas en todo el sistema solar. Consisten en un terreno arrugado que discurre en una especie de valles paralelos de cientos de kilómetros de longitud, que se curvan y retuercen por la superficie. Una primera explicación que se dio al origen de estas estructuras es la de que Miranda sufrió un impacto colosal que consiguió literalmente en pedazos, aunque no tan fuerte como para hacerla saltar por los aires. Estos pedazos volverían a armarse tras la colisión, por su propia gravedad y esto haría que la superficie de Miranda tomara el aspecto frankenstein que hoy ostenta. El material más denso caería al núcleo mientras que el hielo, que forma la mayorparte de la masa de este satélite, se solidificaría formando estos patrones descritos.

La densidad de Miranda es apenas superior a la del agua líquida sugiriendo que hasta un 60 % de su masa podría corresponder a hielo de agua, habiendo un pequeño núcleo rocoso en su interior. La hipótesis que a día de hoy consideramos más probable es que estas coronas se formaran por un proceso de tectónica extensional, resultado del estiramiento de la corteza de Miranda, por el cual el hielo fundido surgió a la superficie, formando estas estructuras.
Futuras misiones a Urano, como la que la NASA planea para la década de 2040, nos permitirán conocer este mundo y los otros que rodean al gigante helado en mucho más detalle, pudiendo disfrutar como ya hemos hecho recientemente con misiones como Galileo y Cassini, que nos han permitido conocer los sistemas de Júpiter y Saturno al dedillo.

Referencias:

  • Hammond, Noah P.; Barr, Amy C. (September 2014). «Global resurfacing of Uranus’s moon Miranda by convection». Geology. 42 (11), doi:10.1130/G36124.1

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-02-22 08:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades