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la ‘otra invasión’ que les llevó a dejarse melena y vestir pantalones

la 'otra invasión' que les llevó a dejarse melena y vestir pantalones

En los últimos años del siglo IV, el ordenamiento jurídico imperial emitió tres leyes prohibiendo el uso en Roma de una indumentaria que se consideraba poco decorosa y contraria a las costumbres de la Ciudad Eterna. Junto a largas y descuidadas melenas, entre la juventud se había popularizado el uso de botas y chaquetas de cuero, así como de pantalones estrechos, en ocasiones rotos y deshilachados.

Las penas que se impusieron por ello fueron muy duras, dado que esta conducta pasó a castigarse con el exilio perpetuo de la ciudad, la confiscación de bienes e incluso con trabajos forzados.

El proceso de barbarización

El fenómeno de la barbarización de la cultura romana es complejo, y lo menos importante del mismo es el propio hecho de la invasión. Por supuesto, no se circunscribió a una forma de vestir que denotaba la rebeldía de la juventud de la antigua capital, sino que tuvo gran importancia en el contexto ideológico y cultural del conjunto de un Imperio en plena decadencia política y moral.

Detalle de la Columna Trajana
Detalle de la Columna Trajana (Roma) con bárbaros y romanos en pleno combate. Foto: ASC.

Se abandonó paulatinamente la cultura romano-helenística, el latín se vulgarizó, así como el propio ordenamiento jurídico, se abandonaron en gran medida los estudios científicos y las artes plásticas se proletarizaron.

Este fenómeno, que en la parte oriental del Imperio se tradujo en la recuperación de los gustos estéticos de las antiguas y ricas civilizaciones precedentes, como la egipcia o las de Asia Anterior, supuso en la parte occidental un paulatino proceso de proletarización o gusto por lo plebeyo y popular, con referencias también en las antiguas culturas del continente europeo, que rápidamente se barbarizó en contacto con los pueblos germánicos que empezaron a asentarse dentro de los antiguos limes del Imperio.

Este nuevo gusto es visible en la propia estatuaria, significativamente en las estelas funerarias y los sepulcros, donde se representa a los personajes con ropa basta y extraños gorros, de estilo dudosamente romano, sin ningún tipo de adorno y con la cabellera totalmente descuidada.

Estatua bajoimperial barbarizada
Estatua bajoimperial barbarizada. Foto: ASC.

Incluso en la escultura oficial, a partir del siglo III el retrato inició una rápida evolución hacia el simbolismo, en el que el parecido físico deja de interesar al artista para optar por una representación simbólica caracterizada por el hieratismo. Estas formas dejadas y populares fueron también las utilizadas por los filósofos, los primeros en dejarse crecer la barba, especialmente los cínicos, para ser posteriormente adoptadas por algunos sectores de la Iglesia.

La crisis del Imperio Romano en los autores contemporáneos

Contamos con el testimonio de dos grandes autores contemporáneos a estos hechos: el de san Jerónimo, un monje de Belén, y el de Amiano Marcelino, oriundo de Antioquía, militar e historiador. El primero de ellos recoge en su correspondencia, enviada a personas de las más diversas provincias del Imperio, una pintura realista de la sociedad romana bajoimperial. En la misma destaca, en primer lugar, el escandaloso lujo con el que vivían las mujeres ricas –el uso de joyas, caros maquillajes, ropas de seda y oro– y su costumbre de frecuentar banquetes, así como su ostentación al hacer obras de caridad; su comportamiento disoluto lo extiende también a las viudas. Su afilada pluma se dirige asimismo a conductas inmorales de algunos obispos y otros miembros de la Iglesia, así como de muchos laicos, de los que san Jerónimo afirma que, a su entender, solo eran cristianos de nombre.

Amiano, el último gran historiador de Roma, pone en relación la debacle del Imperio con los enfrentamientos tanto con los pueblos bárbaros como de carácter interior, la caótica situación de la administración, la opresión económica, el descontento social por el empobrecimiento de la gran masa de la población y, por último, también la degeneración de las costumbres. Ahonda en el problema hablando de la impunidad de los ricos, por efecto de la corrupción y del fasto en su vestimenta y en su modo de vida, que contrastaba con el hambre y el descontento social.

El valor de la imagen en la sociedad romana

En el mundo romano, el origen de cada persona se podía conocer por cómo iba vestida. La sociedad romana concedía un alto valor a su indumentaria, y la vestimenta clásica se basaba en el uso de túnicas, togas y mantos. El uso de las bracae, el antecedente de nuestros pantalones, se generalizó entre los legionarios que combatieron en el norte de Europa, lo que supuso también la generalización de la camisa para cubrir la parte superior del cuerpo, pero no sería hasta los siglos IV y V cuando el habitus barbarus se hiciese habitual entre amplias capas de la población.

Estatua de Augusto togado
Estatua de Augusto togado al estilo clásico (Museo del Prado, Madrid). Foto: Museo Nacional del Prado.

El calzado era otro elemento, complementario de la vestimenta, y tampoco escapaba a los convencionalismos. La toga se acompañaba con el calceus, un zapato cerrado. Las sandalias fueron muy utilizadas, pero siempre en el ambiente familiar. Los soldados usaban generalmente la caliga, un calzado cerrado con remaches metálicos en la suela, y los militares de mayor rango utilizaban por su parte las mullei, botas altas de cuero. Otros calzados más modestos, de cuero o esparto, eran utilizados por las clases populares.

En cuanto al cabello, tanto los retratos oficiales como los privados, así como las monedas, nos muestran el uso generalizado del pelo corto. Será durante la dinastía de los emperadores Antoninos, de origen hispano, una época considerada por muchos historiadores como la más feliz de la historia de la humanidad, cuando Adriano aparezca representado con barba, una constante en los siglos II y III. Con los emperadores-soldados, la barba no desaparecerá, pero se hará más corta.

La juventud de Roma y sus costumbres

Es el historiador Amiano Marcelino el que nos muestra las actitudes y la forma de vestir de la juventud de la gran urbe origen de la cultura romana, pero que ya no gozaba de la capitalidad imperial. Aunque residía en Constantinopla, la capital del Imperio romano de Oriente tras la división a la muerte de Teodosio, viajaba anualmente a Roma y dejó constancia de dichos comportamientos. En sus escritos se recoge esa indumentaria de pelo largo, pantalones ajustados y chaquetas de cuero. También relata que, en cierta ocasión, una cantante de la que no da por desgracia el nombre llegó a reunir en el Foro a 20.000 jóvenes, que la aclamaban. Otros autores recogen asimismo que los jóvenes se solían reunir en grupos por la noche, haciendo música normalmente basada en el toque de los tambores.

Ilustración de un joven romano con indumentaria barbarizada
Ilustración de un joven romano con indumentaria barbarizada. Foto: ASC.

Aunque al parecer ya el emperador Teodosio estaba muy preocupado con estas prácticas, sería su hijo Honorio, emperador de Occidente, el que tomase severas medidas legales contra las mismas. En las tres leyes promulgadas, que fueron incluidas en el Código de Teodosio bajo la rúbrica De extero usu Romae prohibito, se describen las prendas que llevaban y que quedaban prohibidas.

La primera mención es a las botas, tzangae, toscas y de cuero, que llegaban a la rodilla y que, usadas por las tropas federadas, fueron posteriormente popularizadas por los legionarios entre la población. Extrañaba a los romanos especialmente su color negro, muy diferente al blanco utilizado hasta entonces y tenido como color propio.

Como antes se explicaba, las bracae eran los calzones o pantalones utilizados por todo el septentrión del continente europeo, entre los sármatas y getas e incluso por los antiguos persas, por lo que siempre habían sido vistas por los romanos como un claro signo de barbarie. En la segunda de las normas se hace referencia a otra prenda, racae, que se discute si se refiere a la misma prenda pero con cortes o deshilachados o a la raga, una capa común en las costas levantinas del Imperio. La última ley incluye también la indumenta pellium, la chaqueta de cuero, prohibiendo asimismo el cabello largo para todos los habitantes de Roma.

Indumentaria barbarizada de la juventud romana
Pantalones pertencientes a la indumentaria barbarizada de la juventud romana. Foto: ASC.

Cabe preguntarse cuál sería el motivo de esta forma de vestir, que se mostró contumaz, dado que a los pocos años de su prohibición se tuvo que volver a legislar sobre la misma e incluso acrecentar aún más unas penas ya de por sí muy graves. Posiblemente, esta forma de rebeldía estética respondería realmente a una manera de la juventud de mostrar su rechazo de una sociedad corrompida y de una cultura oficial que no compartían y en la que no se sentían representados.

Las penas impuestas para este nuevo delito, nunca antes tipificado, eran, como se ha comentado, muy graves, y tuvieron como ámbito de aplicación la propia ciudad y, posteriormente, su territorio circundante. Debido al cambio operado en el sistema judicial romano en la época conocida como el dominato, los jueces debían aplicar las penas prescritas sin tener margen de interpretación. Para este nuevo delito, claramente de carácter político, se establecieron las de exilio perpetuo, confiscación de todo el patrimonio y condena a trabajos forzados, como antes se vio.

A pesar de su gravedad, el catedrático José Luis Murga entiende que no se habrían llegado a aplicar. Las leyes fueron emitidas en los años 397, 399 y 416, y hay que tener en cuenta que en el año 410, seis años antes de que la última fuese dictada, Roma fue saqueada por el rey godo Alarico.

Saqueo de Roma por las tropas de Alarico I, en el año 410. Gala Placidia, la hermana del emperador
Saqueo de Roma por las tropas de Alarico I, en el año 410. Foto: Álbum.

Germania y Britania fueron invadidas; mientras que francos y burgundios cruzaban las Galias, vándalos, suevos y alanos se adentraban en Hispania, siendo combatidos por los godos federados. Roma fue nuevamente saqueada por el vándalo Genserico y, finalmente, el Imperio romano de Occidente desapareció como entidad el año 476.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-04-09 23:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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