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La resistencia de Reino Unido y el espíritu Churchill, un ejemplo contra el nazismo

La resistencia de Reino Unido y el espíritu Churchill, un ejemplo contra el nazismo

Reino Unido rechazó la oferta de paz alemana y siguió adelante con la guerra, con el apoyo de sus colonias y la ayuda económica de EE UU. En el verano de 1940, hubo de enfrentarse a Alemania en el aire. Pese a los pronósticos en contra, se impuso en la Batalla de Inglaterra, la primera gran derrota nazi. Lo logró gracias a sus aviones de caza más ligeros, manejables y rápidos, al uso del radar y sus más avanzadas comunicaciones por radio y a una figura que supo inculcar a la población el espíritu de resistencia colectivo: el primer ministro Winston Churchill. Frente a la aparente superioridad alemana, los británicos utilizaron mejor sus recursos humanos. En palabras de George Orwell, aquella fue “la guerra de los ciudadanos”.

La resistencia de Reino Unido y el espíritu Churchill, un ejemplo contra el nazismo. Foto: Midjourney/Juan Castroviejo.

Mensajes de ánimo

Finalizado el peor embate de su Historia, a finales de 1940 Reino Unido era el único Estado acechado que había logrado contener a los alemanes. Por ello, se convirtió en refugio legítimo de las naciones vencidas: Bélgica, Holanda, Yugoslavia, Grecia, Polonia, Francia… Pese a todo, estaba aislada y sus medios eran limitados. En este difícil contexto, la radio se convirtió en la principal arma contra el enemigo y el combate se libró, en gran medida, en las ondas. A través de los programas de la BBC dirigidos a poblaciones ocupadas, se denunciaba a quienes colaboraban con los nazis, se desvelaba la propaganda enemiga y se transmitía un mensaje de ánimo y esperanza a la Resistencia.

Los británicos habían puesto en marcha su propia Resistencia, las Unidades Auxiliares, para el caso de una invasión alemana. Con tal fin, se formaron diversas organizaciones para establecer células en el extranjero o apoyar a los movimientos de Resistencia que ya existían. Dos ejemplos significativos fueron la Dirección de Operaciones Especiales (SOE) británica y la Oficina de Servicios Estratégicos estadounidense, precursora de la CIA.

Muchas mujeres británicas formaron parte de las numerosas Unidades Auxiliares que se organizaron en Reino Unido. Foto: Getty.

Fue durante la oleada de terror que se desató tras la batalla de Dunkerque cuando el general Andrew Thorne propuso crear unas “partidas de retaguardia” para interferir en los preparativos alemanes de cara a la segunda fase de su avance hacia Londres. El encargo se le hizo a Peter Fleming, hermano de Ian Fleming, el creador de James Bond. Los miembros de las Unidades Auxiliares fueron reclutados entre los mejor dotados y los que conocían más a fondo sus áreas. Estaban bien equipadas y contaban con integrantes de la Home Guard (Guardia del Interior) dirigidos por oficiales del Ejército.

Férrea organización

Se construyeron bases subterráneas de operaciones, con alimentos para dos semanas. Se formaron unas veinte de estas unidades guerrilleras, compuestas por un oficial, una docena de soldados al mando de un subalterno, dos hombres para las transmisiones, un despensero y un escribiente. Dependientes de estos núcleos y repartidas por todo el territorio, había células de la Home Guard; entre las fuerzas de choque y las células se comunicaban mediante enlaces (mensajeros). Y, al margen de ellos, se creó una red de personal civil para tareas de inteligencia: espiar a las formaciones enemigas y los movimientos de tropas y transmitir informes.

SOE, el ejército secreto de Churchill

Ante una posible invasión de Gran Bretaña, surgió la idea de crear una unidad que trasladara la guerra a los territorios de toda Europa en manos de los alemanes, con la colaboración de los movimientos de Resistencia. La Dirección de Operaciones Especiales (SOE, en sus siglas inglesas) nació para “coordinar toda acción por medio de sabotaje y subversión contra el enemigo de ultramar” y se dirigía desde Londres, donde estaba la mayoría de Gobiernos en el exilio. Debía proporcionar ayuda material y humana para hacer más eficaces las guerrillas; en palabras de Churchill, “prender fuego a Europa”. Sus miembros (al final de la guerra, unos 13.000, 3.000 de ellos mujeres) aprendían a saltar en paracaídas, manejar armas, soportar un interrogatorio… Un elemento clave fue la emisión de mensajes cifrados a través de la BBC.

Un instructor revisa el equipo de los candidatos a convertirse en agentes del SOE antes de realizar un salto en paracaídas. Foto: ASC.

Disuelto tras la guerra, los éxitos del SOE son cuestionables. Si bien ayudó a los pueblos ocupados a recuperar la confianza, fueron muchos los enfrentamientos políticos y diplomáticos a que dio lugar. Eso sí, introdujo un nuevo concepto militar: la lucha irregular.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-09-05 09:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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