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La verdadera relación entre el cantonalismo y el movimiento obrero español

La verdadera relación entre el cantonalismo y el movimiento obrero español

En 1873, el teórico socialista Friedrich Engels publicaba un texto que llevaba por título Los bakuninistas en acción, donde se intentaba mostrar la participación del movimiento obrero anarquista en las revueltas cantonales y su final desastroso. Engels, íntimo amigo y colaborador de Karl Marx, imbuido por la ruptura de la Internacional unos meses antes, acusaba a los anarquistas de ser los causantes del desastre político y de liderar los cantones, haciendo una crítica desde el centralismo a la posición federal de la construcción republicana.

Esta visión, que subyació sobre buena parte de la historiografía posterior, está muy lejos de la realidad e implicación del movimiento obrero (mayoritariamente anarquista en aquel momento en España) en el proceso cantonal. Además, se tendió a confundir los sucesos de Cartagena de julio de 1873 con los acontecidos en Alcoy, donde la implicación obrerista sí fue evidente.

Grabado coloreado del Congreso Obrero de Barcelona, por Tomás Padró, aparecido en la revista La Ilustración Española y Americana (1870)Álbum

La llegada del movimiento obrero a España

Aunque hubo movimientos obreros antes de la llegada del Sexenio Democrático, fue al calor del proceso revolucionario abierto en septiembre de 1868 cuando las ideas internacionalistas comenzaron a llegar a España. En diciembre de ese año, Giuseppe Fanelli, delegado internacionalista, llegó a España y tomó contacto con los distintos núcleos obreristas, destacando los de Barcelona y Madrid. En Barcelona destacaron las figuras y aportaciones de Rafael Farga Pellicer y Gaspar Sentiñón mientras que en Madrid Fanelli entró en contacto con un dinámico grupo encabezado por Anselmo Lorenzo, Tomás González Morago o Francisco Mora.

Fanelli, que vino a España portando los estatutos de la Asociación Internacional de los Trabajadores y de la Alianza de la Democracia Socialista (lo que a la larga será un eje del conflicto), consolidó un núcleo que fue creciendo con el paso de los meses. En poco tiempo, se celebró en España el primer congreso obrero en Barcelona, donde quedó formalmente constituida la Federación Regional Española (FRE), adherida a la AIT.

Ilustración de Carl Marx en la imprenta de La Gaceta RenanaASC

Al mismo tiempo, comenzaron a surgir cabeceras como La Federación en Barcelona, La Solidaridad en Madrid o La Razón en Sevilla, que vehicularon las ideas internacionalistas. El hecho de que Fanelli fuese íntimo amigo de Bakunin provocó que las ideas anarquistas se convirtiesen en mayoritarias, así como el modelo de organización horizontal y federal defendido por el revolucionario ruso.

Aunque la Alianza de Bakunin había desaparecido en el interín del viaje de Fanelli, los estatutos de la misma sirvieron para que hubiese en España una doble organización (societaria e ideológica) que marcó la historia del obrerismo libertario. La existencia de esta Alianza, que trabajaría en los momentos de persecución contra el movimiento obrero, fue uno de los motivos de la ruptura de la Internacional y de las acusaciones del Consejo General de Londres a la FRE de estar bajo el influjo fraccionador de Bakunin.

Al movimiento obrero español, que creció exponencialmente en aquellos años, se le presentó un doble problema. Por una parte, las autoridades decretaron la ilegalización y persecución de la Internacional, acusada por políticos como Sagasta de «utopía filosofal del crimen», al calor de los sucesos de la Comuna de París y la represión contra la misma. Por otra parte la división que el movimiento obrero atesoraba en Europa comenzó a afectar a España.

Los enfrentamientos directos entre Tomás González Morago, defensor de la vía federal y colectivista, y Paul Lafargue, yerno de Marx que había llegado a España huyendo de la represión contra la Comuna, marcó los focos de división. Alrededor del periódico La Emancipación en Madrid surgió un pequeño grupo que, amparado por el Consejo General de Londres, se enfrentó a la Comisión Federal de la FRE.

Aunque el Congreso de Zaragoza de abril de 1872 cerró en falso la crisis, la ruptura de la AIT en el Congreso de La Haya de septiembre de 1872, sentenció a la sección española, que acabó por escindirse en el Congreso de Córdoba celebrado entre finales de diciembre de 1872 e inicios de enero de 1873, en vísperas de la proclamación de la Primera República.

La Fre y la Primera República

Si algo caracterizó la Primera Internacional en España y que la historiografía no reflejó con suficiente claridad, fue la diversidad de tendencias que conformaron el movimiento obrero. La gran mayoría de los militantes de la FRE procedían de las filas del republicanismo, movimiento muy amplio y diverso donde cabían diversas consideraciones de lo que era una República.

Además, personajes como Francisco Pi i Margall eran perfectos conocedores del socialismo europeo y defendían que solo una República con elementos de transformación social y económica conllevaría una verdadera igualdad para los españoles. La gran mayoría de aquellos republicanos federales se afiliaron sin ambages a la Internacional.

Caricatura de la revista satírica La Flaca (1874) sobre las etapas del Sexenio Democrático.ASC

Sin embargo, algunos de ellos comenzaron a tener evoluciones ideológicas que establecieron el nacimiento de nuevas culturas políticas, donde el concepto de República dejaba de ser un elemento puramente estatal para convertirse en algo más amplio. Muchos internacionalistas comenzaron a criticar a aquellos que solo querían la República por un procedimiento puramente político y parlamentario, alejado de los problemas sociales y de las reivindicaciones de los trabajadores.

Sin embargo, cuando el 11 de febrero de 1873 se proclamó la República, el movimiento internacionalista la recibió con una mezcla de apoyo y de condicionamiento para su consolidación. El comunicado de la sección de la FRE en Barcelona lo dejaba muy claro en una de sus frases:«Dentro de la república democrática federal, el baluarte del pueblo es el municipio, autónomo, libre, sin otra limitación que la del pacto común, para garantizar su mutua libertad e independencia, y la libertad que los ciudadanos establezcan entre sí».

Conferencia de los obreros de San Isidro, aparecida en la revista La ilustración de Madrid (1874)ASC

Era evidente que el internacionalismo apoyaba un modelo republicano donde el municipio libre, base del obrerismo internacional, fuese el eje central de la organización política, así como el federalismo, que bebía directamente de las aportaciones doctrinales de Pierre Joseph Proudhon.

Sin embargo, y siguiendo lo dicho por Anselmo Lorenzo en su El proletariado militante, hubo mucho escepticismo sobre las posibilidades reales de la República, a la que se acusaba de perderse en debates puramente políticos. Y serán estas cuestiones las que determinarían la posición de la Internacional respecto al cantonalismo y la propia República.

Grabado del siglo XIX de una vista general de Salamanca y el arroyo Zurguen.

Leopoldo Santiago Díez Cano

La FRE y el cantonalismo

A pesar de las similitudes y coincidencias que podían existir entre las reivindicaciones cantonales y el movimiento obrero, lo cierto fue que la posición de la FRE fue crítica o escéptica respecto al cantonalismo. En este aspecto hay que distinguir entre la posición oficial o incluso mayoritaria de la entidad obrera y la participación de socialistas en los distintos cantones que se proclamaron en aquellos días de julio de 1873.

En este caso, y con mayor calado, fue en Cartagena donde se adoptaron las reivindicaciones y reformas más profundas. Si nos centramos en el caso de Cartagena, los integrantes de la Federación Local de la FRE participaron en los acontecimientos desde el inicio. 

El movimiento internacionalista cartagenero había tenido un desarrollo temprano y las actas de la Comisión Federal cuentan movilizaciones de obreros en el Arsenal La Carraca desde julio de 1870. Por Cartagena pasaron internacionalista de primera línea como Ángel Mora, Enrique Borrell o Tomás González Morago. Una conflictividad laboral que se extendió en el tiempo.

Y es que las reivindicaciones históricas del obrerismo español se vieron reflejadas en algunos acuerdos del cantón de Cartagena, como fue lo relacionado en materia social y de trabajo. En este punto hay que mencionar que en Cartagena se encontraban antiguos participantes de la Comuna de París, movimiento prototípico del obrerismo y sobre el que se vieron reflejados muchos internacionalistas y cantonalistas.

La participación de estos antiguos communards o de socialistas que vivieron el proceso parisino, como Antonio de la Calle, han sido estudiados por la historiadora Jeanne Moissand. De hecho, algunas medidas adoptadas en Cartagena tenían similitudes con los acuerdos que se habían dado en París en 1871.

Panfleto de 1883 que habla sobre la publicación de El derecho a la pereza de Paul
Lafargue.
ASC

Cartagena aprobó en aquellos días la jornada de 8 horas de trabajo, el desarrollo de seguros sociales a los trabajadores sin empleo o impedidos o la universalización y gratuidad de la enseñanza.

Entre las disposiciones económicas se encontraba el desarrollo de los bancos agrícolas, industriales y mercantiles para favorecer el desarrollo de la clase obrera. Este punto tenía mucho que ver con el Banco del Pueblo de Proudhon, del que los republicanos federales españoles no eran ajenos y bebían directamente del socialista francés.

Muchas otras medidas, sin ser exclusivas del socialismo, eran suscritas sin ningún inconveniente por cualquier internacionalista. Igualmente, posteriores anarquistas como Tomás Cano Ruiz, uno de los fundadores de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), reivindicaban las medidas del cantón y el papel protagonistas de los anarquistas en las conquistas del mismo, como deja atestiguado su folleto El cantón de Cartagena.

Sin embargo, tanto la FRE como la prensa internacionalista fue crítica con los cantones, con sus líderes y con sus actuaciones. Rafael Farga Pellicer, uno de los más significativos internacionalistas bakuninistas estimaban que el movimiento cantonal había fracaso porque no era revolucionario sino reformista. Según sus propias palabras, publicadas en La Federación: «No basta en revolución decir ¡Viva la Federal!, sino practicar la federación revolucionaria, destruir todo gobierno; organizar el trabajo y destruir de hecho los privilegios y monopolios del capital».

Otro internacionalista como Francisco Tomás, aunque menos crítico que Farga Pellicer, sí afirmaba que los internacionalistas habían participado de los movimientos cantonales, pero dejando claro que fue a título individual y nunca como acuerdo de la FRE.

Los acontecimientos del año 1873 según el semanario humorístico ilustrado La madeja políticaASC

Además, esa posición crítica que alejaba a los cantones de los movimientos revolucionarios internacionalistas no solo era parte del discurso de la FRE. Aunque había republicanos federales, tales como Pi i Margall o Correa y Zafrilla que eran próximos al socialismo (y no tanto al movimiento cantonal), el presidente de la Federación Española y líder del cantonalismo, Roque Barcia, fue crítico con los postulados socialistas incluso dentro del propio republicanismo.

Además, el cantonalismo fue un movimiento puramente republicano donde si bien el socialismo incidió en la cuestión social, no fue el agente protagonista de la transformación.

Otro dato a tener en cuenta es que la obra de Anselmo Lorenzo El proletariado militante ni cita el movimiento cantonal, aunque bien es cierto que en aquellas fechas el autor del libro estaba en Francia y no tuvo ningún contacto directo con la realidad española. La visión de Engels de un movimiento auspiciado, sostenido y desarrollado por el bakuninismo poco tenía que ver con la realidad.

Los sucesos de Alcoy

La casualidad quiso que coincidiendo con el inicio del movimiento cantonal en España, en la ciudad de Alcoy se produjera un movimiento de carácter huelguístico que adquirió categoría insurreccional y que, en este caso, sí tuvo a la FRE como una de las protagonistas.

Alcoy era una ciudad de tradición obrerista donde residía la Comisión Federal de la FRE. Al frente de la misma estaba el maestro valenciano Severino Albarracín, que había conseguido que la Federación Local obrera se convirtiera en una entidad con enorme fuerza social.

Ante la crisis de subsistencia en la ciudad y los problemas laborales, la Federación Local se movilizó y convocó el 7 de julio de 1873 un mitin en la Plaza de Toros de Alcoy que fue multitudinario. Las reivindicaciones eran mejoras de las condiciones materiales de los trabajadores, rebaja de los precios de los productos de primera necesidad y reducción de la jornada laboral. Las peticiones iban dirigidas a los empresarios de la ciudad, que no aceptaron ninguna negociación.

Muerte del Alcalde de Alcoy de D. Agustín Albors (Historia contemporánea de Antonio PiralaASC

Ante la creciente influencia del movimiento obrero, el alcalde Agustín Albors, integrante del Partido Republicano Federal, intentó mediar entre las partes, pero acabó pidiendo ayuda a las fuerzas del orden. La movilización obrera adquirió características revolucionarias y ante el fracaso de las negociaciones, se constituyó una Junta Revolucionaria que exigió el cumplimiento de las peticiones y la renuncia de Albors al poder.

El 9 de julio, tras una reunión que no acabó en acuerdo, las fuerzas del orden, se supone que por petición del alcalde, dispararon contra los trabajadores, provocando dos muertos. La reacción fue el asalto del Ayuntamiento y el asesinato de Albors.

Durante dos semanas, la ciudad vivió un enfrentamiento directo entre las fuerzas del orden y un Comité de Salud Pública encabezado por Severino Albarracín. Aunque los patronos locales aceptaban algunas medidas, lo cierto es que el movimiento fue duramente reprimido y los dirigentes obreros perseguidos. Albarracín tuvo que huir.

Aunque la movilización coincidió en el tiempo, los sucesos de Alcoy y los de Cartagena no tienen que nada que ver y responden a criterios diferentes. La caída de la República en enero de 1874 y la vuelta de los Borbones a finales de ese mismo año marcó un punto de inflexión para el obrerismo español. Tocaba reorganización en la clandestinidad.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2024-05-03 07:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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