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¿Podría matarnos una bacteria llegada del espacio exterior?

¿Podría matarnos una bacteria llegada del espacio exterior?

En noviembre de 2017 una noticia aparecía en los medios de comunicación: cosmonautas rusos habían encontrado bacterias en la Estación Espacial Internacional. Dicho así realmente no significa nada, pues los astronautas conviven allí con miles de especies bacterianas diferentes que forman un ecosistema muy parecido al que podemos encontrar en nuestras casas.

En 2017 se encontraron bacterias en el casco de la Estación Espacial Internacional. Foto: Istock

Lo que hizo de esta noticia algo reseñable es que esas bacterias se encontraron en el casco del módulo ruso durante un paseo por el exterior. Según el cosmonauta Anton Shkaplerov “estaban ausentes durante el lanzamiento del módulo de la EEI” en 2000 luego… ¿Cómo llegaron hasta allí?

No es raro que los medios insinuaran que podían ser extraterrestres pero, según la agencia de noticias rusa TASS, las bacterias probablemente llegaron a la EEI con las tablets de la tripulación o en otros equipos. De cómo salieron y se instalaron confortablemente en el casco del módulo ruso… eso ya es otra historia.

Lo relevante de este descubrimiento es que nos demuestra que la vida es muy robusta, hasta el punto de soportar durante años las durísimas condiciones del vacío espacial. Porque hay que ser muy resistente para vivir a una altitud de 435 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y sometido a temperaturas que fluctúan de 121 ºC (cuando te da el Sol) a -160 ºC (en el lado en sombra).

Llegaron del espacio exterior

Visto lo visto, no hay duda de que podemos enfrentarnos a un escenario a la inversa del imaginado por H .G. Wells en La guerra de los mundos. Si, como aseguran los astrobiólogos, es muy probable que la vida microscópica sea común en el universo, quizá la invasión extraterrestre más plausible sea la que nos llegue en forma de pequeños microbios.

¿Podría llegar vida bacteriana en un meteorito? Foto: Istock

La idea no es nueva. De hecho, la versión bondadosa de la invasión microbiana extraterrestre es la panspermia. Según ella, la vida -o las moléculas necesarias para su aparición- llegaron a la Tierra a bordo de meteoritos y cometas, ya fuera porque nuestro planeta se cruzó en su camino (panspermia natural) o porque fueron enviados por inteligencias extraterrestres (panspermia dirigida).

La panspermia ha tenido honorables defensores; entre ellos se cuentan primeros espadas de la ciencia decimonónica como Berzelius, Lord Kelvin o von Helmholtz. Pero no fue hasta 1903 cuando el químico sueco Svante Arrhenius la convirtió en una hipótesis científica aceptable. La panspermia durmió el sueño de los justos hasta que en 1974 dos astrofísicos bastante heterodoxos, el inglés Fred Hoyle y el hindú Chandra Wickramasinghe, le dieron otra vuelta de tuerca

¿Y si la evolución de la vida en la Tierra estuviera influenciada por un flujo constante de microorganismos que llegan a bordo de los cometas? Los dos científicos no se quedaron ahí, sino que intentaron convencernos de que ciertos brotes epidémicos globales, como la pandemia de 1918 (la famosa gripe española que mató entre 20 y 40 millones de personas), son provocados por virus extraterrestres que llegan a bordo del polvo cometario. Su argumento tiene un comienzo brillante: es imposible que una epidemia con un origen terrestre surja de forma simultánea en diferentes lugares muy distantes unos de otros.

Virus extraterrestres

Hoyle murió en 2001 pero Wickramasinghe siguió trabajando en esta línea, y en 2003 publicó una carta en la revista médica The Lancet -firmada conjuntamente con el astrofísico Jayant Narlikar y el microbiólogo Milton Wainwright- en la que planteaban que el virus que causa el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) podría ser de origen extraterrestre. Wainwright, además, es un ardiente defensor de que un lugar más que factible para buscar vida extraterrestre es la estratosfera de nuestro planeta. De hecho, defiende que la misteriosa lluvia roja que cayó de manera intermitente entre el 25 de julio y el 23 de septiembre de 2001 sobre el estado indio de Kerala era de origen alienígena. Esta idea, planteada en 2003 por los físicos de la Universidad Mahatma Gandhi Godfrey Louis y Santhosh Kumar, es rechazada por la comunidad científica, que asume la explicación dada por la comisión especial que formó el gobierno indio: se trató de una lluvia contaminada con esporas del alga Trentepohlia annulata. De cómo llegó hasta allí un alga que no es de la zona, solo pudieron especular: quizá vientos provenientes de Europa la arrastraron hasta el subcontinente indio…

Los virus aguantan bien las condiciones del espacio. Foto: Istock

Protección planetaria

Posiblemente nunca nos lleguen bacterias a bordo de meteoritos, pero las misiones espaciales que lanzamos y que luego regresan a la Tierra sí pueden convertirse en una potencial amenaza. Y eso lo sabe bien la NASA, que en 2006 contrato a Catharine Conley para asegurar que no traigan bacterias extraterrestres, y con eso, consecuencias desconocidas: «Asegurar la seguridad de la Tierra contra riesgos biológicos extraterrestres es la máxima prioridad para la protección planetaria», dice Conely. Su cargo es para dar envidia: Planetary Protection Officer. Tiene asignada la responsabilidad de organizar los procesos de descontaminación y garantizar que el equipo y los astronautas que vuelven a casa no traigan consigo nada inesperado -y vivo- del espacio.

La imperiosa necesidad de evitar cualquier tipo de contaminación biológica se planteó por primera vez en el VII Congreso de la Federación Astronáutica Internacional celebrado en Roma en 1956, y desde 1959 quien vigila que nuestro planeta esté a salvo de microbios del espacio exterior es la organización internacional Committee on Space Research (COSPAR). 

El 20 de octubre de 2002 aprobó el documento Política de Protección Planetaria, donde se establecen, en función del destino de la nave, los 5 niveles de protección que deben cumplir todas las misiones espaciales. La Categoría I, que no requiere de ningún tipo de acción adicional, son las que se dirigen a lugares como el Sol o Mercurio. La IV es el que se aplica en misiones a lugares que son astrobiológicamente interesantes como Marte, Titán, Europa… No queremos que nuestros microorganismos invadan esos lugares. Este fue el motivo por el que se destruyó la sonda Cassini dejándola caer en la atmósfera de Saturno: así nos aseguramos que los satélites Encelado o Titán no se contaminaran si la sonda, inactiva e incontrolable, cayese accidentalmente sobre ellos. La última categoría, la V, se reserva para todas las misiones que traen -o pretenden traer- muestras a la Tierra.

La sonda Cassini se destruyó para evitar que contaminara satélites de interés astrobiológico. Foto: Istock

Una amenaza desconocida

El peligro de que llegue un microorganismo extraterrestre no es solo que pueda aniquilar la vida del planeta, es que sería la peor especie invasora que podríamos tener, capaz de alterar de forma absolutamente impredecible el ecosistema planetario. Baste con recordar lo que produjo la introducción del conejo europeo en Australia, o la llegada del mejillón cebra, el cangrejo americano o el mosquito tigre a España para hacernos una idea de la magnitud del problema: sin un depredador que controle su crecimiento poblacional… ancha es Castilla.

Harina de otro costal es si ese microorganismo afecta al ser humano: cuando los europeos llegamos a América llevamos con nosotros la viruela, la gripe, el sarampión… que diezmaron la población americana hasta colocarla al borde de la extinción: se estima que el 95 % de la población total de aquel continente murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón. Con un sistema inmunológico incapaz de reaccionar ante la agresión de los microbios europeos, hasta un simple catarro podía ser mortal. Imaginar lo que podría causar un invasor extraterrestre microscópico es aterrador: la novela de Michael Crichton -convertida en película y miniserie-, La amenaza de Andrómeda, es toda una declaración de principios.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-12-07 11:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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