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profesionales sanitarios que se dan cita en la obra de Cervantes

profesionales sanitarios que se dan cita en la obra de Cervantes

No debe sorprendernos que en El Quijote encontremos muchas alusiones a la medicina puesto que Miguel de Cervantes (1547-1616) tenía una nutrida biblioteca –se estima que había más de doscientos volúmenes- en la que no faltaban libros de medicina, era bisnieto de un bachiller médico, hijo de un cirujano-barbero y hermano de una enfermera. Además, entre sus amigos se encontraban médicos de renombre como Francisco Díaz, autor de un tratado de urología, y Antonio Ponce de Santa Cruz, catedrático de la Universidad de Valladolid.

Es más, es precisamente con una enfermedad como da comienzo la novela: “del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio”.

¿Sabías que ‘El Quijote’ comienza con la descripción de una enfermedad? Foto: Istock

Médicos sin formación académica

En el siglo de Oro español el ejercicio de la medicina era llevado a cabo por un elevado número de profesionales, con mejor o peor preparación académica. Junto a los médicos había, entre otros, cirujanos latinos, cirujanos romancistas, algebristas, sacapotras, litotomistas, barberos sangradores y parteras, una nutrida plétora de pseudomédicos sin formación académica.

Así, por ejemplo, en el capítulo XXIV de la primera parte de El Quijote aparece la figura del sacapotras, un profesional que se dedicaba a tratar las hernias, a operar de cataratas y a recolocar las articulaciones luxadas. Se hace alusión a él cuando el ingenioso hidalgo se indigna ante la situación de que la reina Malasima se haya amancebado con este tipo de “profesional” sanitario.

Los algebristas, aunque el vocablo pueda parecer relacionado con las matemáticas, eran profesionales que se dedicaban a tratar fracturas y reducir luxaciones. En el capítulo XV de la segunda parte, cuando el bachiller Sansón Carrasco -disfrazado del Caballero de los espejos- fue derrotado por don Quijote tuvo que buscar a un algebrista para recomponer sus maltrechos huesos. Parece ser que el origen del vocablo álgebra deriva del árabe al-jabr que significa poner en su sitio, arreglar o encajar algo que estaba fuera de su lugar.

Diferentes tipos de cirujanos

Durante los siglos XVI y XVII los cirujanos eran los encargados de curar las magulladuras y las úlceras, al tiempo que cauterizaban las heridas y abrían los tumores. Eran los médicos que, literalmente, trabajaban con las manos, un matiz que es importante subrayar, ya que frente a ellos se encontraban los médicos clínicos, que se “limitaban” a preguntar, observar, diagnosticar y tratar a los pacientes.

Pero no todos los cirujanos eran iguales, había latinos, romancistas y barberos. Los cirujanos latinos eran aquellos que a pesar de no haber cumplimentado la licenciatura de medicina habían seguido algún tipo de cursos en universidades, realizaban operaciones quirúrgicas y estaban autorizados para prescribir medicamentos.

Los cirujanos romancistas, por su parte, estaban un peldaño más abajo: no sabían latín, no habían seguido ningún curso universitario y su formación se había realizado de forma artesanal junto a un maestro que le había enseñado el oficio –similar a otros oficios-.

Una vez adquirida la destreza se exigía al aprendiz que demostrase que era cristiano viejo, debía presentar la fe de bautismo y la información de limpieza de sangre, y un certificado de haber practicado la cirugía durante tres años con un cirujano aprobado.

A continuación, debía superar un examen. Se llevaba a cabo en casa del protomédico examinador, el cual realizaba un examen teórico inicial –abría un capítulo al azar de un libro y el candidato debía contestar a las preguntas que se formulaban- y un examen práctico, en un hospital público y con dos examinadores. Una vez superados estos trámites el cirujano estaba capacitado legalmente para poder ejercer la cirugía.

Por último, en el escalón más inferior estaban los barberos sangradores, flebotomistas y aquellos cirujanos que estaban autorizados para realizar sangrías y extraer dientes. Entre ellos había notables diferencias, algunos –los barberos de partido realizaban un trabajo estable en una localidad, mientras que otros ejercían su oficio de forma ambulante, desplazándose de una ciudad a otra.

Así, por ejemplo, en el capítulo XXI de la primera parte podemos leer: “en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño, que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto sí, y así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse y otro de hacerse la barba, para lo cual venía el barbero”.

El único licenciado en medicina de toda la novela

De todos los personajes relacionados con la salud que aparecen en El Quijote el único que tiene el título de médico es el doctor Pedro Recio de Agüero, natural de Tirteafuera y graduado en Osuna, una pequeña universidad de provincia que, paradójicamente, en aquella época carecía de facultad de medicina.

Fue este médico, el doctor Recio, el que sometió a Sancho Panza a todo tipo de privaciones alimentarias durante su gobierno en la isla de Barataria. Sin embargo, Sancho no se amilanó ante el galeno y arremetió duramente contra él: “y a garrotazos, empezando por él, no me ha de quedar médico en toda la ínsula, a lo menos de aquellos que yo entienda que son ignorantes; que a los médicos sabios, prudentes y discretos los pondré yo sobre mi cabeza y los honraré como a personas divinas”.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-08-23 07:31:27
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades