¿Recuerdas al animal más pesado del mundo? Pues nunca lo fue

Un reciente estudio de la Universidad de California en Davis (EE. UU.) y el Instituto Smithsonian ha encontrado un presunto error en la investigación publicada en 2023 que aclamaba a Perucetus colossus como el animal más pesado del mundo que habría habitado lo que actualmente es Perú hace 39 millones de años (durante el Eoceno). Sus restos fueron encontrados en el desierto de Ocucaje, Ica, revelando lo que parecía ser una ballena gigantesca de entre 85-340 toneladas y una longitud de 17 a 20 metros, lo que sugería que se trataba de una criatura excepcionalmente densa.

La ballena azul es considerada el animal más grande de todos los tiempos. Ostenta este título tanto en términos de longitud como de peso y esta criatura pretendía destronar al poderoso mamífero.

«Para la ballena habría sido un trabajo permanecer en la superficie, o incluso abandonar el fondo del mar; habría sido necesario nadar continuamente contra la gravedad para hacer cualquier cosa en el agua», explica el paleontólogo Ryosuke Motani de la Universidad de California Davis que participa en el estudio actual publicado en la revista PeerJ.

Desafiando el tamaño

Ahora, los investigadores apuntan en su nuevo trabajo que los huesos inusualmente densos del animal pudieron desvirtuar los cálculos de su masa corporal por parte de los científicos de la Universidad de Pisa. Según sus cálculos, esta especie era un tipo de basilosáurido, una familia de cetáceos extintos que vivieron durante el Eoceno y son conocidos en todos los continentes, incluida la Antártida, no habría tenido una masa promedio de 180 toneladas métricas como estimaron los paleontólogos en 2023, sino que habría pesado entre 60 y 70 toneladas, considerablemente menos que el peso conocido de las ballenas azules. (La ballena azul moderna ha sido considerada durante mucho tiempo el animal más grande y pesado que jamás haya existido, superando a todos los dinosaurios gigantes del pasado lejano).

«En los animales acuáticos, los huesos pesados pueden compensar la flotabilidad de la grasa corporal y la grasa, lo que permite al animal mantener una flotabilidad neutra en el agua o, en el caso del hipopótamo, caminar sobre los lechos de los ríos», aclaran los expertos. «Los huesos fósiles de ballena tienen un relleno extenso y un crecimiento adicional de hueso también en el exterior, una condición llamada paquiostosis que también se observa en algunos mamíferos acuáticos modernos, como los manatíes».

Densidad ósea vs realismo

Así, las cosas, descubrieron que las conjeturas iniciales también aumentaban demasiado la masa corporal debido a la paquiostosis. Con la conjetura de la altísima densidad ósea de Perucetus, los expertos exponen que es poco probable que eso fuese una realidad posible. «Habría sido un trabajo enorme para la ballena permanecer en la superficie, o incluso abandonar el fondo del mar; habría requerido nadar continuamente contra la gravedad para hacer cualquier cosa en el agua».

Los huesos fosilizados que se descubrieron de esta especie (varias vértebras, costillas y una pelvis incompleta) tienen características inusuales, más parecidas a las que se encuentran en los manatíes (Trichechus) que en las ballenas actuales. Los huesos de los manatíes están engrosados con capas adicionales, lo que reduce las cavidades internas del hueso y aumenta su tamaño externo. Pero, aunque Perucetus pudo haber compartido esta táctica, los investigadores creen que este aspecto ha hecho que los cálculos hayan sido poco realistas.

“El primer problema es que el estudio original utilizó los huesos fósiles para estimar el peso del esqueleto, luego lo extrapoló al peso de todo el animal, suponiendo que la masa esquelética y no esquelética aumentaría al mismo ritmo con el aumento del tamaño corporal. Pero las mediciones de otros animales muestran que este no es el caso», comentan los expertos, haciendo referencia, por ejemplo, a la evidencia de los manatíes (animales acuáticos que también experimentan paquiostosis) que muestra que sus cuerpos no son tan pesados en comparación con su esqueleto, como se suponía.

Teniendo esto en cuenta, Motani y Pyenson proponen que un Perucetus de 17 metros de largo debería pesar entre 60 y 70 toneladas. «El nuevo peso permite a la ballena subir a la superficie y permanecer allí mientras respira y se recupera de una inmersión, como lo hacen la mayoría de las ballenas», dice Motani.

Los paleontólogos aún no han encontrado un cráneo o dientes de esta especie, algo crucial para saber qué comía, sobre todo teniendo en cuenta que para mantener un cuerpo de considerable envergadura, también hay que comer mucho.

Referencias: