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SETI, más cerca de la religión que de la ciencia

SETI, más cerca de la religión que de la ciencia

En los 80 una serie documental de ciencia se convertía en uno de los mayores éxitos de la televisión de la década. Era un espectacular viaje por el universo visto por los ojos de un astrónomo, Carl Sagan, 15 000 millones de años de evolución cósmica comprimidos en 13 episodios. En el penúltimo, Enciclopedia Galáctica, Sagan describía una Vía Láctea repleta de vida, con más de un millón de civilizaciones esperando a contactar con nosotros. ¿Realmente es así? ¿Qué piensan los científicos acerca de los extraterrestres? En opinión del historiador de la ciencia George Basalla, la percepción que tienen los científicos de la vida extraterrestre inteligente está basada en tres ideas que ya aparecen en el pensamiento religioso y filosófico de la Antigüedad y la Edad Media: primera, que el universo es muy grande; dos, que no estamos solos en el universo; tres, que hay una diferencia esencial entre los seres superiores que habitan los cielos y los que vivimos en la Tierra. “Estas tres ideas son las que han conformado nuestra forma de pensar sobre el universo y sus habitantes”, dice Basalla.

Carl Sagan

La religión SETI

Hay muchos elementos religiosos en los científicos promotores de la búsqueda de vida inteligente en el universo. Por ejemplo, en el gran pionero de SETI Frank Drake. Según confesó en 1981, su pasión por el tema vino dirigida “por una extensa exposición al fundamentalismo religioso” cuando era niño, al igual, dijo, que muchos colegas del programa. Y el poso quedó: en 1992 Drake escribió que “la inmortalidad podría ser bastante habitual entre los extraterrestres”. De igual modo, la creencia en la inevitabilidad de la existencia de los extraterrestres que mostraba Carl Sagan, que renunció al judaísmo en su juventud, era un pensamiento “cuasirreligioso en superseres extraterrestres” según afirma Ken Davidson en su biografía Carl Sagan, a life. De hecho, Sagan estaba convencido que los extraterrestres eran bondadosos y nos ayudarían a resolver nuestros problemas compartiendo su conocimiento con nosotros. Para Davidson, los extraterrestres de Sagan “eran versiones laicas de los dioses y ángeles que había abandonado hacía tiempo”.

De ángeles a extraterrestres

El psicólogo Robert Plank respondió en 1968 a la pregunta de por qué tanta gente a lo largo de los siglos ha creído en la existencia de seres superiores que viven en el cielo: siempre hemos tenido la compulsión emocional de poblar los cielos con seres vivos, que a veces toman la forma de guardianes que vigilan a la humanidad y son intermediarios entre nosotros y los dioses. Los contactados de los ovnis concuerdan perfectamente con esta idea: ellos son “nuestros hermanos mayores del espacio”. Plank afirmaba que en cada momento histórico adaptamos estos seres a nuestra época. Porque una cosa es cierta, a pesar de todas las trampas científicas, los extraterrestres de los astrónomos de SETI son tan imaginarios como los espíritus y dioses de las religiones.

Frank Drake

Para el historiador de la ciencia Steven Dick los científicos han creado a los extraterrestres para llenar el vacío del espacio: son la proyección del intelecto humano a una región que ha sido ocupada históricamente por seres sobrenaturales.

Los hermanos mayores del espacio

En 1963 el astrónomo Alastair Cameron editaba una de las primeras antologías de artículos científicos sobre comunicación interestelar, y en la introducción Cameron apostaba por las consecuencias positivas de un contacto con seres extraterrestres: para él, el conocimiento de estos seres enriquecería enormemente todos los aspectos de la ciencia y de las artes y nos enseñaría cómo crear un gobierno mundial estable. Este mismo ambiente presidió la primera conferencia internacional sobre comunicación con civilizaciones extraterrestres celebrada en el observatorio de Byrukan, en la armenia soviética, en 1971. En ella el copresidente de la conferencia, Carl Sagan, recordó a todos que cualquier sociedad que contactara con nosotros sería claramente superior, pues llevarían existiendo más tiempo que nosotros y serían más sabias que nosotros. Y que su mayor conocimiento resolveríamos los problemas que tenemos planteados.

Sin embargo, en aquella reunión de científicos optimistas surgió una voz discordante en forma del historiador de la Universidad de Chicago William MacNeill. “En las discusiones de estos últimos días creo que he captado lo que podría denominarse una seudorreligión o religión científica. No lo digo en sentido condenatorio. Fe, esperanza y confianza han sido siempre factores muy importantes en la vida humana y no es un error asirse a ellas y continuar con esa fe”. Y no andaba errado. Años más tarde, en 1976, Frank Drake dejaba claro en un artículo publicado en Technology Review, la publicación del prestigioso MIT, que las inteligencias extraterrestres con las que un día entremos en contacto serán inmortales en un sentido físico. Drake imaginó a los extraterrestres viviendo en una utopía médica, a pesar de que sabemos que la enfermedad es parte del mismo proceso evolutivo que nos hace humanos.

Las ideas de los mayores defensores de SETI, como Sagan y Drake, no son más que un refrito de las esperanzas que las religiones han vertido a lo largo de la historia. Como oportunamente señaló el físico John Tipler, los científicos de SETI están ansiosos por salvar a la humanidad gracias a la intervención milagrosa de los extraterrestres. Una creencia que Sagan expuso con meridiana claridad en 1977 en su best seller Los dragones del Edén. Tras enumerar los peligros que acechan a la humanidad -desde la escasez de comida hasta la guerra nuclear- añadió que el primer mensaje que recibiríamos de los extraterrestres serían instrucciones detalladas para evitar los desastres tecnológicos y lograr la estabilidad y longevidad de nuestra especie.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-03-29 09:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades