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Un ejército de elefantes contra la grandeza de Roma

Un ejército de elefantes contra la grandeza de Roma

A lo largo de la historia antigua, el uso de elefantes con fines bélicos constituyó una de las armas militares más importantes. Sin embargo, su empleo no era únicamente militar, sino que también se utilizaban como animales de tiro durante los desplazamientos, ya que podían transportar hasta 500 kg de peso. La historiografía ha considerado que el primer registro de empleo de elefantes como arma de combate se dio en el año 330 a.C. en la batalla de Gaugamela, aunque su presencia fue escasa.

Según numerosos estudios, parece ser que el tipo de elefante utilizado por las tropas de Aníbal era una especie originaria del Atlas. Se trataba de un elefante que rondaba los 2,50 m de altura, bastante más pequeño que el gran africano. Este tipo de elefante tenía orejas grandes con lóbulos redondeados, cabeza alta, trompa anillada y largos colmillos. Al no ser una especie tan grande como las otras, se cree que los elefantes de Aníbal no llevaban en el lomo ni torre ni combatientes, salvo un guía (cornaca); así, el elefante era el arma en sí mismo.

Las monedas de plata hispano-cartaginesas representan elefantes pequeños sin torre que parecen apoyar esta versión. Para el uso militar se solía emplear a machos, ya que eran más grandes y agresivos que las hembras. Estas se reservaban para el transporte de mercancías y para conducir, a través de su olor, a los machos. Para el combate solo eran considerados útiles los animales de más de 20 años, aunque se estimaba que la edad ideal era a partir de los 40 años, ya que eran más experimentados y difíciles de poner en fuga durante la batalla.

Grabado que representa la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Foto: Album

Uno de los grandes problemas de contar con elefantes como animales de combate era que su manutención resultaba muy costosa, pues se estima que uno solo de ellos consumía unos 220 kilos de forraje al día. El elefante era un elemento bélico poderoso, que no estaba al alcance de todos los ejércitos y resultaba muy efectivo cuando se enfrentaba a gentes que nunca antes lo habían visto. En estos casos, su sola presencia infundía temor en las filas enemigas, lo que provocaba en ocasiones la rendición antes de que se iniciara la batalla propiamente dicha.

El bramido, el empleo de la trompa y el enorme tamaño causaban estupor y terror. Sin embargo, su eficacia durante la batalla era relativa, ya que podían reportar tanto ventajas como inconvenientes. Esto se debía a que, cuando eran heridos o se asustaban, se volvían impredecibles y eran peligrosos tanto para el bando enemigo como para el ejército propio. Se emplearon a menudo con éxito para desorganizar la caballería enemiga, romper las líneas de infantería y arremeter contra fortificaciones de campaña.

Por otra parte, contaban además con el inconveniente de ser animales lentos, aunque se compensaba con el hecho de que podían transitar por terrenos difíciles. Otro de los grandes problemas que ocasionaba contar con elefantes era cuando se hacía necesario atravesar algún curso de agua o mares. Para ello, siempre se utilizaba la ruta más corta. Cuando había que atravesar un mar se contaba con barcos comerciales, que tenían unas dimensiones más adecuadas, y los elefantes –para no marearse– debían ir tumbados en el fondo de la bodega. Sin embargo, estos animales no pueden permanecer tumbados durante más de dos horas, ya que sufren dificultades cardiorrespiratorias.

Por ello, se aprovechaba la redondez del casco para recostarlos apoyándolos en estas zonas, con lo que se repartía mejor el peso y se descargaba la presión sobre sus pulmones. En cuanto al paso de los elefantes por los ríos, parece ser que eran conducidos en grandes balsas unidas por cuerdas formando un espigón, por el que pasaban en fila siguiendo a dos hembras, atraídos por su olor.

Escipión el Africano, general romano, comenzó su carrera militar en la Segunda Guerra Púnica.

Las dos últimas balsas se soltaban del resto y se arrastraban hasta la otra orilla. Se sabe que Asdrúbal tenía hasta 200 elefantes al tomar el mando en Iberia (Diodoro 25, 12). Aníbal confió en los elefantes desde el principio hasta el final, y llevó con él a 40 de estos animales en su expedición contra los vacceos y vetones en 221-220 a.C. (Livio 21, 5; Polibio 3, 13). Partió en 218 a.C., en su larga marcha por la Galia y los Alpes, con al menos 37 elefantes (Apiano Aníbal 1, 4; Polibio 3, 46), aunque poco después de la batalla de Trebia en ese mismo año solo le quedaba uno, pues los demás murieron de frío, y ya no contaba con elefante alguno en la batalla de Cannas, en 216 a.C. 

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2023-10-24 11:30:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades