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Ya sabemos por qué se extinguió el verdadero King Kong

Ya sabemos por qué se extinguió el verdadero King Kong

Hace unos 300 000 años desapareció el primate más grande de todos los tiempos y uno de los animales de mayor tamaño de la megafauna del sudeste asiático. Gigantopithecus blacki es lo más parecido a un auténtico King Kong que nos ha dado la evolución. Su extinción seguía siendo un enigma, pues fue uno de los pocos grandes simios asiáticos que no han sobrevivido hasta la actualidad. Faltan dudas por resolver, pero un equipo de investigación ha analizado y comparado los fósiles de este gigante que, junto a un estudio del entorno en el que vivió (y murió), demuestra que un cambio climático resultó definitivo para G. blacki y su dificultad para adaptarse a unas condiciones adversas.

Recreación artística de un grupo de ‘G. blacki’ dentro de un bosque en el sur de China. / García/ Joannes-Boyau (Universidad de la Cruz del Sur).

Descubierto en una farmacia

El paleontólogo Ralph von Koenigswald fue quien descubrió por primera vez los restos de un simio gigante. En 1935, dos años después del estreno de la película de “King Kong”, el científico estaba echando vistazo a los “dientes de dragón” que se vendían en una farmacia China, en realidad fósiles a los que se le atribuían propiedades curativas. Koenigswald encontró un diente de gran tamaño que, tras no poder relacionarlo con ninguna especie conocida hasta la fecha, pudo establecer la existencia de un simio de grandes proporciones. A juzgar por el registro fósil descubierto hasta ahora, supuso el primate más grande de la historia y fue descrito bajo el nombre de Gigantopithecus blacki.

El conocimiento que tenemos de esta espectacular especie es limitado, pues solo conocemos fósiles de unos 2000 dientes y cuatro mandíbulas parciales, lo cual conlleva a generar un conocimiento a partir de estimaciones. Los investigadores creen que Gigantopithecus medía entre 1,8 y 3 metros de altura, y pudo pesar entre 200 y 500 kilos. Se suele recrear como la bestia ficticia del cine, un gigantesco gorila como King Kong, sin embargo sabemos que fue un ancestro de los orangutanes, por lo que su aspecto físico debía ser más parecido al de estos primates que al de los gorilas.

Recreación de ‘Gigantopithecus blacki’. Concavenator / Wikimedia

La dieta de un gigante

Con todo, los dientes y mandíbulas conservados nos pueden ofrecer una gran información acerca de su alimentación y cambios producidos en la misma para unir una serie de procesos que expliquen la desaparición de la especie. Es lo que ha procurado un equipo de investigación con Yingqi Zhang a la cabeza, del Laboratorio Clave de Evolución de Vertebrados y Orígenes Humanos en el Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias, en Beijing. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Nature y afirman que “desde hace 2,3 millones de años el medio ambiente era un mosaico de bosques y pastos, que proporcionaba las condiciones ideales para las prósperas poblaciones de G. blacki

Sin embargo, justo antes y durante la ventana de extinción, hace entre 295 000 y 215 000 años, hubo una mayor variabilidad ambiental debido a una mayor estacionalidad, lo que provocó cambios en las comunidades de plantas y un aumento de los entornos forestales abiertos. Aunque su pariente cercano Pongo weidenreichi logró adaptar sus preferencias dietéticas y su comportamiento a esta variabilidad, G. blacki mostró signos de estrés crónico y poblaciones menguantes. Al final, su lucha por adaptarse llevó a la extinción del primate más grande que jamás haya habitado la Tierra”.

Los científicos han datado buena parte del registro fósil de G. blacki y los depósitos de sedimentos hallados en las 22 cuevas donde se han encontrado restos fósiles del primate extinto hasta ahora. Para ello han usado hasta seis técnicas diferentes de datación que les ha repercutido en 157 estimaciones fechas para establecer una línea de tiempo que explique la desaparición de la especie. Además, han comparado el desgaste de los dientes de G. blacki con los de Pongo weidenreichi, un orangután contemporáneo a Gigantopithecus que se extinguió unos 270 000 años más tarde.

Réplica de una mandíbula de ‘Gigantopithecus’ en el Museo de Historia Natural de Cleveland, Ohio. Wikimedia

Adaptarse o morir

Sabemos que G. blacki desapareció hace entre 295 000 y 215 000 años, un intervalo de tiempo que siguió a un cambio de la vegetación en el territorio que habitaba este animal. De un hábitat de bosques densos y húmedos se pasó a uno más seco y frío con predominio de helechos y pastizales. Parece ser que también hubo un incremento de incendios por el aumento de carbones hallados en los sedimentos analizados. Esta situación obligó a G. blacki a cambiar su dieta hacia recursos vegetales de menor valor nutricional y una limitación geográfica de dónde encontrarlos. Su enorme tamaño no facilitó posibles desplazamientos a zonas donde seguir prosperando y, finalmente, acabó desapareciendo.

“La historia de esta extinción trata realmente de por qué algunas especies son más vulnerables a los cambios, como G. blacki, y por qué otras son más resistentes, como el orangután. Entender las causas es crucial ante la amenaza de una sexta extinción masiva que se cierne sobre el planeta”.

Las Montañas Dinghu podrían ser un análogo moderno de los hábitats de ‘Gigantopithecus’. Wikimedia

Referencias:

  • Lopatin, A. et al. 2022. Gigantopithecus blacki (Primates, Ponginae) from the Lang Trang Cave (Northern Vietnam): The Latest Gigantopithecus in the Late Pleistocene? Doklady Biological Sciences 502, 6-10. DOI: 10.1134/S0012496622010069.
  • Zhang, Y. et al. 2024. The demise of the giant ape Gigantopithecus blacki. Nature 625, 535-539. DOI: 10.1038/s41586-023-06900-0.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.es

Publicado el: 2024-01-23 16:00:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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