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Barranquilla: casas de madera en el barrio Simón Bolívar – Barranquilla – Colombia

Barranquilla: casas de madera en el barrio Simón Bolívar - Barranquilla - Colombia

“Por la vía marítima comenzaron a llegar a Barranquilla numerosos cargamentos de casas prefabricadas construidas en Finlandia”.

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Así registraba en una de sus páginas locales el periódico La Prensa de Barranquilla, el sábado 31 de diciembre de 1955, la llegada del lote de 1.600 de las 2.700 casas pedidas por el Instituto de Crédito Territorial (Inscredial) al país nórdico, para avanzar en la construcción de la urbanización Lansa, donde para esa época ya se reportaban 14 viviendas ensambladas.

Las viviendas de madera de pino hacían parte de un proyecto de desarrollo habitacional impulsado por el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla para las familias que vivían en la denominada ‘Zona Negra’ de la ciudad, hoy barrio Rebolo.

Algunas de estas casas, con casi 70 años de estar en pie, recibiendo sol, agua y lluvia, están intactas y para orgullo de sus habitantes son visitadas por investigadores de universidades, curiosos y hasta turistas que llegan atraídos por la historias que rondan estas viviendas.

Otras han sido modificadas con cemento y ladrillo en sus fachadas e interiores y un gran número fueron derribadas para construir en el lote casas modernas.

Casas por café

La intención del Gobierno Nacional era construir un nuevo barrio donde reubicar a las familias de este sector, afectadas por la inundación y la carencia de servicios públicos domiciliarios.

Para impulsar el proyecto se adquirieron los predios de la empresa Líneas Aéreas Nacionales S.A. (Lansa), que funcionó entre 1945 y 1954 en el aeródromo, de dos kilómetros, de Las Nieves, uno de los primeros barrios en la entrada desde Santa Marta a Barranquilla.

Las casas se consiguieron a través de un trueque que firmó el general Rojas Pinilla con el gobierno finlandés. El gobierno colombiano entregó café y los nórdicos, 1.600 casas prefabricadas listas para ensamblar en Barranquilla.

Las viviendas eran de pino curado contra toda clase de plagas, garantizado de por vida y que cruzó el océano recubierto con una tela para protegerlo en caso de incendio.

A estas casas se les conoció con el nombre de ‘viviendas obreras’. La cuota inicial era de 2.000 pesos y las mensualidades de 25 pesos. Venían equipadas con nevera y estufa.

Así se dio a conocer la llegada de los inmuebles a la ciudad.

Foto:

Reproducciones de Diario La Prensa

El aire caliente tiende a irse hacia arriba y estas viviendas tenían calados en la parte superior para su salida

Los techos eran altos, “buscando el confort térmico. El aire caliente tiende a irse hacia arriba y estas viviendas tenían calados en la parte superior para su salida”, sostiene un trabajo realizado por el programa de Arquitectura de la Universidad del Norte, de Barranquilla.

Fueron levantadas con dos cuartos, patio y dos cajas de aire que permitían la ventilación. Eran pintadas con colores fuertes, vivos y alegres como el verde, rojo, azul o amarillo.

“La tradición constructiva de este tipo de casas de madera proviene de países como Holanda, Inglaterra y Estados Unidos. Son republicanas, traídas por empresas multinacionales que llegaron con las influencias de su paso por las islas antillanas y tras analizar las necesidades climáticas del ambiente tropical”, subraya el trabajo de los arquitectos de la Uninorte.

Decían ‘casas de paloma’

Para que el público vaya conociendo de cerca las ventajas de estas viviendas baratas y cómodas

Cuando comenzó el desarrollo de estas viviendas, muchas personas rechazaron la oferta, argumentado que se encontraban en una zona enmontada, muy retirada del Centro de Barranquilla y muchos las llegaron a llamar ‘casas de paloma’, por la repartición interna que tenía.

Para promover estas viviendas, el Incredial decidió armar una casa modelo en la zona más concurrida y central de la ciudad: el Paseo de Bolívar, en el barrio Centro de Barranquilla.

“Para que el público vaya conociendo de cerca las ventajas de estas viviendas baratas y cómodas que el gobierno de Finlandia garantiza a las familias pobres”, subraya la nota del periódico La Prensa, de ese sábado 31 de diciembre de 1955.

Pese a las comodidades que entregó el Gobierno Nacional a personas como trabajadores del sector oficial, vendedores ambulantes y pequeños comerciantes, muchos después de tomarlas las dejaron abandonadas o las perdieron.

Casas para toda la vida

Le hemos hecho unas modificaciones, pero el techo sigue intacto, esos maderos brillan de lo firmes que están

Si de algo está seguro Julio Acosta es que los travesaños que sostiene el techo de la casa en que vive no le entra gorgojo ni comején. “Yo creo que ni un clavo. Están igualitos desde 1958”, dice el hombre para referirse a la calidad de la madera de la vivienda en la que nació y creció con sus ocho hermanos.

Acosta reside en una de las casas que aún se conservan en pie desde hace 64 años y por donde comenzó el desarrollo urbano de uno de los barrios más populares de Barranquilla: Simón Bolívar.

“Le hemos hecho unas modificaciones, pero el techo sigue intacto, esos maderos brillan de lo firmes que están”, dice el hombre de 57 años, líder comunal del sector.
Hay familias como la de Carmen Gutiérrez, quien a sus 72 años recuerda cómo fue su niñez en una de estas casas finlandesas en donde aún vive.

“Llegué a los 7 años, y esto era muy fresco, aquí jugábamos, corríamos, el barrio era bonito”, dice la mujer, que heredó la casa de su madre y en todos estos año solo le cambió dos tablas, que se dañaron por tanta agua, y una pared que hizo porque construyeron un apartamento al lado.

Aspecto de las viviendas recién instaladas.

Foto:

Reproducciones de Diario La Prensa

Otro que no oculta su orgullo por estar en una de estas viviendas es Óscar Pájaro Muñoz, de 70 años, quien ha vivido casi toda la vida en la casa de la carrera 4A con calle 23, y recuerda los colores vivos con que eran pintadas y lo fresco del sector.

“Este era el barrio más lindo de Barranquilla, quizás comparado con las mansiones republicanas de El Prado”, indica Pájaro, quien ha modificado la casa para construir dos apartamentos en lo que eran las cajas de aire.

También cambió unas tablas de la parte baja, que resultaron afectadas por el agua lluvia.

“Le hice una réplica en cemento, es decir que parece que fuera de tabla y la fachada se mantiene como si fuera original”.

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Conexión con Finlandia

El pasado 18 de octubre se cumplió una nueva edición de Cátedra Europa, que organiza la Universidad del Norte y cuyo invitado de honor fue Finlandia.

Dentro de su nutrida programación para disfrutar lo mejor del intelecto y la cultura del país nórdico dieron a conocer a través de charlas, recorridos y exposiciones.

Un tema obligado fue la historia de las casas de madera importadas desde Finlandia, a cambio de café colombiano, el sitio donde hombres como Julio Acosta han vivido toda la vida y en donde mira con preocupación el desarrollo urbanístico desordenado del barrio Simón Bolívar y el impacto negativo que ha generado en el vecindario estar atravesado por una vía que conecta a Barranquilla con Magdalena, Bolívar y el interior del país.

De lo que sí está seguro es que su casa no lo abandonará y espera que el día que muera lo velen en la sala, como a sus padres, debajo de los listones de pino finlandés que en casi 70 años han permanecido intactos.

Leonardo Herrera Delgans
Corresponsal de EL TIEMPO – Barranquilla
En Twitter: @leoher69

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-01-29 12:05:45
En la sección: EL TIEMPO.COM – Colombia

Publicado en Colombia