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El disfraz callejero, una tradición que no se quiere perder del Carnaval – Barranquilla – Colombia

El disfraz callejero, una tradición que no se quiere perder del Carnaval - Barranquilla - Colombia

A las 1:30 de la tarde del domingo de Carnaval, después de tres horas de estar recorriendo tiendas, restaurantes, billares y tocar la puerta en algunas casas del barrio Lucero, en el centro de Barranquilla, Fernando Lázaro, ya tenía en el bolsillo 70 mil pesos, que le habían pagado los barranquilleros por el ingenio y la creatividad de su disfraz.

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Lázaro, de 59 años de edad, es electricista y actor del Carnaval de Barranquilla, que participa en los desfiles disfrazado de monja, militar, bebé y en esta ocasión se puso en el papel de uno de los temas más sensibles de los barranquilleros: cortador del servicio de energía a los morosos de la empresa Air-e.

Con el uniforme azul que identifica a los operarios de la empresa de energía, pero este está desteñido y acabado por el uso y el sol, arnés de seguridad, casco, alicate, planillas en mano y escaleras, Lázaro llega a los sitios alzando la voz: “¡orden de corte de energía!”.

Fernando Lázaro con su disfraz de cortado del servicio de energía a los morosos de Air-e

Foto:

Leonardo Herrera / EL TIEMPO

Las reacciones no se esperan. Más de uno se exaltaba al verlo en la puerta con la planilla y las escaleras…allí mismo le llueven insultos y hasta corrida de madre, pero a los pocos segundos cuando entienden que es una ‘mamadera de gallo’, vienen las risas y abrazos.

“¡Nojodaaaa! Eso me mientan la madre, me ofrecen trompadas y patadas, pero cuando ven que es un disfraz enseguida viene la risa, las fotos y la liga (plata)”, dice en medio de la carcajada el hombre, quien además de ganarse unos pesos siente que alegra la vida a muchas personas.

Se perdieron de las calles

Los disfraces callejeros, tuétano de los carnavales de Barranquilla y del mundo, pareciera que se están esfumando, ya no llenan las calles de la ciudad como en antaño, cuando eran uno de los grandes atractivos, más allá de las danzas y comparsas, que se publicitan en los multitudinarios desfiles.

Raúl López, de 64 años de edad, lleva 40 años disfrazándose en los carnavales.

Foto:

Leonardo Herrera / EL TIEMPO

No puedo olvidar los desfiles de disfraces por las calles. Las personas asistían a los eventos de carnaval disfrazados y quien salía a la calle o estaba echándose sus petacazos de ron en alguna tienda o estadero sabía que tenía que tener en el bolsillo monedas para los disfraces que no dejaban de pasar.

El carnaval no es sólo bailes, danzas o comparsas, los disfraces y en especial los callejeros, también expresan el sentir y la alegría de pueblo. Es una ficción a la que apela el ser humano para dejar a un lado tanto problemas que agobia y aliviarse de sus penas y pesares.

Los disfraces colectivos salen en los desfiles de la Vía 40.

Edgar Blanco, presidente del Carnaval de la 44, en donde se lucha por mantener la esencia del Carnaval de Barranquilla, recuerda que desde el nacimiento de esta fiesta en Europa no fue con cumbias o danzas sino con máscaras y disfraces.

Toca promover el uso del disfraz. Hoy las personas se ponen una camisa florida y un sombrero y listo salen al Carnaval

“Toca promover el uso del disfraz. Hoy las personas se ponen una camisa florida y un sombrero y listo salen al Carnaval, pero ese disfraz original, donde prima la ingenio, la innovación gracia y picardía no están saliendo”, dice Blanco, quien asegura que en el desfile que el coordina, que va por la carrera 44, desfilan unos 200 disfraces.

El poder de la máscara y el disfraz

En su libro ‘El Carnaval, la segunda vida del pueblo’, el historiador y sociólogo Édgar Rey Sinning, quien lleva años estudiando las festividades del Caribe colombiano, en uno de los apartes del hace un recuento de la historia de la máscara, pero en especial la trascendencia que ha tenido a lo largo de la vida del hombre.

El disfraz de  Caronte, el barquero de Hades que toma el alma de las personas para llevarla hasta la mesa de la justicia a cambio de monedas. 

Foto:

Vanexa Romero/El Tiempo

Aquí, como en otras partes del mundo, los hombres, homosexuales o no, se disfrazan de mujeres y aprovechan el espacio y el tiempo del carnaval para ser lo que les hubiera gustado ser

Recuerda que desde las culturas más milenarias como Babilonia, Asiria el hombre ha utilizado la máscara. Cada año, explica el escritor y estudioso del tema, durante el período del Carnaval aparecen disfraces que ridiculizan algún personaje nacional o local fácil de identificar. Durante muchos años fue costumbre ver el disfraz del «Che Guevara» o el disfraz de guerrillero.

“Aquí, como en otras partes del mundo, los hombres, homosexuales o no, se disfrazan de mujeres y aprovechan el espacio y el tiempo del carnaval para ser lo que les hubiera gustado ser”.

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Sinning destaca el poder de la máscara al señalar que el hecho de cubrirse el rostro simboliza ir más allá de lo sobrenatural, “y el hombre siempre ha buscado adquirir poderes sobrenaturales, además de que es uno, único y diferente; con la capacidad de pensar, imaginar y crear, con conciencia mítica, onírica, lúdica y libidinosa”.

Buscar incentivos para los disfraces

El sociólogo barranquillero Guillermo Meja destaca que el disfraz como toda mascarada recurrente, popular y además folclórica, convoca las voluntades festivas para el goce. “Allí tiene cabida la transferencia de género, el comportamiento espontáneo y desenvuelto, como también la mascarada a través de la cual se simbolizan sentimientos y emociones”, dice.

Ismael Escorcia Medina, 91 años de edad, fue el creador del disfraz de El Descabezado hace 67 años.

Foto:

Vanexa Romero / EL TIEMPO

Pero además del goce y de apelar al disfraz para soportar los desencantos de la realidad, algunas personas como Raúl López, de 64 años de edad, y albañil de ocupación, encuentra en su disfraz de lobo un medio de rebusque en las fiestas.

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López metido en un enterizo con una máscara de caucho cuenta que este domingo de Carnaval salió de su casa en el barrio San Felipe, suroccidente, a las 10 a.m. y a las 5 de la tarde ya tenía entre monedas y billetes unos 90 mil pesos. “A los pelaos les gusta, eso me ven en la calle y gritan para que me tome fotos con ellos”, dice el hombre que no duda en extender la mano para que después de la entrevista le regale una moneda.

El ingenio y la creatividad se refleja en los disfraces.

Mejía explica que cualquiera de las situaciones propias del Carnaval pueden permitir conectar con el identitario cultural y colectar unos pesos que bien se han ganado luego de sus parodias y decires. “Que el rebusque carnavalero sea bienvenido”, precisa.

Blanco propone que a través del Ministerio de Cultura se generen una serie de incentivos que permitan apoyar a estos hacedores de la fiesta. “Sin disfraz no hay Carnaval”, sostiene para enfatizar en la crisis que disfraces callejeros.

Personajes como ‘Simón Trinidad’, ‘Hugo Chávez’ y el ‘Che Guevara’ son tradicionales.

Hay algunos esfuerzos de hacedores del Carnaval que intentan mantener viva esta tradición del disfraz.

Se pueden ver El Descabezado, es un disfraz popular que desde 1954 su creador Ismael Escorcia Medina ha sostenido y hoy la tradición la sigue su hijo y nietos.

También luchan por mantenerse con sus disfraces en las calles Pedro Vergara Mena, un zapatero del Centro de Barranquilla, quien desde hace 60 años, encarna al Che Gevara; y Carlos Cervantes Muñoz, pensionado de la empresa de teléfonos, con su Mohicano Dorado, disfraz que nació en 1981 y busca hacerle homenaje a la leyenda El Dorado.

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Son ellos guardianes de una tradición que amaga con desaparecer y que requiere de más apoyo de las empresas y aplausos del público como los que recibe Fernando Lázaro cuando sale con sus ocurrencias por los barrios de Barranquilla y allí se gana unos pesos, se toma unos rones y fotos, esas que jamás aparecerá en una revista o medio de comunicación, pero que mantienen viva la tradición del disfraz.

LEONARDO HERRERA DELGANS
Periodista de EL TIEMPO
Escríbeme a @leoher69 o [email protected]

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-02-20 20:47:43
En la sección: EL TIEMPO.COM – Colombia

Publicado en Colombia