Flujo de colombianos por el Darién creció en más de un 90 por ciento desde 2022 – Medellín – Colombia

Según información registrada por Migración Panamá, hasta el 30 de noviembre de 2023, 17.613 colombianos atravesaron la selva del Darién para llegar a Panamá y de ahí a otros puntos como Centroamérica y Estados Unidos.

Autoridades sostienen que la tendencia viene en alza, pues entre el 2022 y el 2023, los colombianos fueron el quinto grupo poblacional que más tránsito registró por este paso migratorio. Venezuela, Ecuador, Haití y China ocuparon los primeros cuatro puestos.

Los datos entregados por Migración Panamá son muy dicientes: en el 2020 la población que más flujo registraba era la haitiana, con 4.538 personas; en ese momento los colombianos ocupaban el puesto 17, con solo 21 migrantes.

Para el 2021, aunque los haitianos seguían ocupando el primer lugar de migrantes por esta frontera natural y territorial, los colombianos llegaron al puesto 28, con la salvedad de que, en lugar de reducir, como sucedió con el escalafón, fueron más los connacionales que pasaron hacia Panamá. Con corte al 31 de diciembre, fueron 156 colombianos los que llegaron hasta un puesto migratorio panameño.

Flujo migratorio

La selva del Darién, límite natural entre Colombia y Panamá, se ha convertido desde hace más de 10 años en la ruta migratoria más usada por quienes pretenden llegar desde el sur del continente americano a Estados Unidos.

El flujo migratorio de connacionales por la selva del Darién comenzó a cambiar a partir del 2022, cuando de las 248.284 personas que circularon la selva, los colombianos fueron 5.064, lo que representó un incremento porcentual del 96,92 por ciento en comparación con el año inmediatamente anterior.

Ese año, los connacionales ocuparon el quinto lugar del escalafón migratorio, por debajo de Venezuela (150.327), Ecuador (29.356), Haití (22.435) y Cuba (5.961), siendo enero el mes de menor número de ingresos, con 48 casos, y octubre con el mayor número al alcanzar los 1.600 casos.

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Gabriel Ruiz, profesor del grupo de investigación de conflicto y paz de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín, y quien apoya un trabajo con migrantes que realiza un grupo de expertos alemanes, explica que los colombianos han tenido épocas de migración, como sucedió en los años 90 cuando salían hacia Venezuela, lo que ha cambiado ahora son las rutas y destinos.

“Los colombianos emigraron mucho a Venezuela; fue un destino, hasta los 90, de migración colombiana bastante grande”, cuenta el profesor.

Tras la crisis económica y la transformación de Venezuela de dejar de ser un receptor de migrantes a un productor, los colombianos empezaron a mirar otros lugares, siendo el grueso Estados Unidos, pero también países como Perú y Chile.

Para el docente, el aumento de connacionales por el Darién tiene, entre otras cosas, relación con las nuevas rutas que por allí se han abierto y, dependiendo del poder adquisitivo de quien viaje, es más corta o más larga.

“Tiene que ver, por un lado, con que se van abriendo nuevas rutas. En el Darién, en este momento hay tres rutas, una más larga y más peligrosa que otras, todo depende del capital con que la gente llegue”, dice.

Es el caso de los migrantes chinos, quienes, aunque son una minoría en comparación con haitianos y sobre todo venezolanos, van en aumento. Según el Gobierno panameño, más de 1.300 migrantes chinos cruzaron el Darién en 2022, el triple de los anteriores 10 años.

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La razón para tomar esta ruta, a más de 15.000 kilómetros de su país y a casi 4.000 más de su meta, explican los migrantes, es que debido a las políticas de control del covid-19 en China les cuesta mucho obtener visas para viajar a países centroamericanos, y ni hablar de una visa estadounidense debido a las relaciones de ambos países.

Estas personas llegan con más dinero, por lo que tienen ciertos privilegios, entre comillas, en su estadía y tránsito por el país. Las otras dos rutas salen de Acandí y Capurganá, pero son mucho más largas y más baratas.

Médicos Sin Fronteras, en una publicación del 2023, da cuenta de que estas se abren y cierran según el clima y decisiones de los grupos armados ilegales que ejercen control en la zona.

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“Las rutas para atravesar el Darién cambian todo el tiempo, dependiendo del clima y las condiciones de los grupos armados y criminales en la zona. Los precios que pagan por cualquier servicio varían; incluso, los migrantes refieren que les cobran más o menos cantidad de dinero de acuerdo con su nacionalidad”, se lee en el informe.

Control de bandas

Para el caso del territorio colombiano, son las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o ‘clan del Golfo’, quienes tienen el control migratorio en la zona.

La Defensoría indica que los connacionales salen por el Darién por tres motivos: conflicto armado, reunificación familiar y buscando oportunidades laborales.

Según el último reporte entregado por la Defensoría en relación con este tema, correspondiente al año 2023, en el país se presentaron 154 eventos de desplazamiento forzado, lo cual representa un incremento del 7 por ciento en comparación con el dato del 2022, cuando sucedieron 144 hechos de la misma naturaleza.

Para el 2023 fueron 54.665 personas las que debieron abandonar sus hogares como víctimas de este flagelo, en 17 departamentos.

Los departamentos más afectados fueron, en su orden, Nariño, con 58 eventos; Chocó, con 19; Valle del Cauca, con 16; Antioquia, con 15; Cauca, con 13, y Bolívar, con 9.

Víctor Salazar, personero de Acandí, último municipio colombiano al que llegan los migrantes antes de adentrarse en el Darién, contó haber tenido la oportunidad de dialogar con varios colombianos que emprenden la travesía y estos le manifestaron salir del país por ser víctimas de amenazas en sus territorios.

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“Eso se remonta a ese contexto de seguridad que se vive en algunas zonas. Ahí tocaría ser juicioso para tener claridad de qué región son y así mismo establecer ese contexto de violencia por el cual están atravesando”, agrega el representante del Ministerio Público.

A estos colombianos se les verifica si están o no en el registro de víctimas para brindarles la ayuda a la que tienen derecho, aunque la mayoría deciden seguir su camino sin recibir la atención por ser víctima del conflicto.

LAURA ROSA JIMÉNEZ VALENCIA
CORRESPONSAL EL TIEMPO – MEDELLÍN
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