Biden agasaja a Modi en una visita con China y Rusia como trasfondo | elperiodico.com

Recepción en la Casa Blanca con pompa y ceremonia, encuentro bilateral con el presidente Joe Biden y, tras el que será su segundo discurso ante el Congreso de Estados Unidos, una cena de estado, la tercera en los dos años y medio de la presidencia del demócrata. Esa está siendo la agenda en Washington este jueves del primer ministro de India, Narendra Modi. Y el despliegue de la alfombra roja para un líder nacionalista bajo cuyo mando se está advirtiendo un deterioro de la democracia en el país más poblado del planeta evidencia la importancia estratégica que Biden da a la relación bilateral con la quinta economía del mundo.

En el foco de esa relación no están solo esos lazos económicos así como los militares, sociales y culturales de Washington y Nueva Delhi, por más que el propio Biden haya asegurado en la ceremoniosa recepción a Modi por la mañana que “la relación de EEUU e India será una de las que definirá el siglo XXI”. A nadie se le escapa que, pese al mensaje oficial de la Casa Blanca tratando de subrayar que en su mente no están Pekín y Moscú, el diálogo y los acuerdos con Modi juegan un papel fundamental en las estrategias de EEUU hacia China y Rusia.

Concretamente, se busca explotar el papel de India como contrapeso a China en la región, especialmente potenciando a una nación que vive sus propias tensiones y competencia con Pekín y que ya forma parte junto a EEUU, Japón y Australia del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral Quad. Y Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de Biden, avanzaba que aunque la visita de Modi “no trata de China, la cuestión del papel de China en los terreno militar, tecnológico y económico estará en la agenda”.

Respecto a Rusia, Washington intenta claramente minar la influencia del Kremlin en Nueva Delhi. India obtiene de Moscú aproximadamente el 50% de sus necesidades de Defensa, y le compra veinte veces más armamento que a EEUU. Además, y hasta ahora ha mantenido una posición neutral respecto a la guerra de Ucrania, sin sumarse a las sanciones y manteniendo sus compras de petróleo ruso.

Acuerdos

En ese contexto se están analizando algunos de los importantes acuerdos que han alcanzado Biden y Modi en este encuentro, tanto en campo económico como militar. En virtud de esos pactos, por ejemplo, India comprará avanzados drones a EEUU por valor de 3.000 millones de dólares. Además, ha logrado impulsar en su país la producción conjunta con General Electric y la empresa estatal aeronáutica india de motores de aviones de combate, accediendo a tecnología militar que llevaba  tiempo buscando.

En el campo económico se ha anunciado que el mayor fabricante estadounidense de semiconductores realizará una inversión de 800 millones de dólares para una fábrica en India, un proyecto que ayuda a Modi en sus esfuerzos de posicionarse como pieza fundamental y potencialmente alternativa a China en el engranaje global de suministros.

Asimismo, Biden y Modi han acordado reforzar la cooperación de sus ejércitos, compartiendo más logística e inteligencia. Colaborarán también en materia espacial, con India sumándose al programa Artemis y las dos naciones acordando una misión conjunta el año próximo a la Estación Espacial Internacional.

Los Derechos Humanos

Solo un par de días después de poner en riesgo los logros diplomáticos conseguidos con la intensa visita a China de su secretario de Estado llamando dictador a Xi Jinping, Biden ha optado por eludir al máximo posible en público la deriva autoritaria de Modi, bajo cuyo mandato se está produciendo un retroceso de la democracia secular en la India. Pero ni él ni Modi, que por primera vez en su mandato ha participado en una rueda de prensa, han podido evitar que la cuestión fuera planteada en la comparecencia, donde solo se han aceptado una pregunta de la prensa estadounidense y una de la prensa india.

Biden ha minimizado en su respuesta a la reportera de ‘The Wall Street Journal’ el desencuentro tras llamar a Xi «dictador» y se hamostrado convencido de que «no ha tenido ninguna consecuencia real», insistiendo en que espera mantener próximamente una reunión en persona con su homólogo chino. Y ha asegurado que con Modi ha tenido «una buena discursión sobre valores democráticos«, aprovechando también para marcar diferencias de esa relación bilateral a la que tiene con Pekín. «Los dos somos democracias, y somos directos el uno con el otro y nos respetamos mutamente».

Modi, por su parte, se ha mostrado «sorprendido» de que se cuestione su compromiso democrático. «No hay absolutamente ninguna discriminación en India, ni en base a la casta, el credo la edad o ningún tipo de localización geográfica», ha asegurado con tono vehemente.

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Es una afirmación más que cuestionable. 70 congresistas demócratas, algunos de los cuales anunciaron un boicot del discurso del líder indio ante las Cámaras, le enviaron una carta al presidente Biden urgiéndole a que no olvidara el tema de los derechos humanos. Y en la India está constatado que en la era Mori se ha recrudecido la persecución de minorías religiosas y especialmente de los musulmanes (algo que en 2005 le valió a Modi el veto de un visado para viajar a EEUU cuando estaba al frente del ejecutivo de Gujerat), pero también que se están reduciendo la libertad de prensa y expresión, se está coartando el acceso a internet y se está silenciando y persiguiendo a voces y figuras críticas y disidentes, como Rahul Gandhi, que recientemente fue expulsado del Parlamento.