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El ejemplo de Bosnia para evitar que los crímenes de guerra queden impunes en Ucrania | elperiodico.com

El ejemplo de Bosnia para evitar que los crímenes de guerra queden impunes en Ucrania

La guerra de Bosnia dejó huellas que no se borrarán jamás, pero aquellas brutalidades y su gestión posterior pueden ayudar en nuevos conflictos como el de Ucrania a evitar que se repitan errores y que los crímenes de lesa humanidad queden impunes. Una de las marcas más indelebles es la que dejó la violencia sexual contra las mujeres. Según la asociación Mujeres Víctimas de la Guerra, entre 25.000 y 50.000 mujeres y niñas sufrieron violaciones o abusos sexuales durante el conflicto de Bosnia Herzegovina, entre abril de 1992 y diciembre de 1995. Y muchas de ellas dieron a luz a un número indeterminado de niños cuyos derechos como víctimas no han sido reconocidos hasta este año. Una victoria fruto de la persistente lucha de la organización Niños Olvidados de la Guerra.

Estas dos entidades recibirán este jueves en el Parlament el Premio ICIP Construcción de la Paz 2023, que otorga el Institut Català Internacional per la Pau con motivo del Día Internacional de la Paz, por su «labor de denuncia de las violaciones como arma de guerra, de lucha contra la impunidad y de empoderamiento y visibilización de víctimas de la violencia sexual».

El camino hasta hoy ha sido duro. Meliha Merdic y Amela Medjuseljac, víctimas las dos de este tipo de crimen a manos de soldados serbios, explican en conversación con EL PERIÓDICO que desde su asociación ya han recabado 6.000 testimonios de agresiones, en su mayor parte de mujeres, pero también de algunos hombres, de prácticamente todos los rincones del país. Creada en 2003, Mujeres Víctimas de la Guerra ha impulsado 103 juicios contra autores o cómplices de violación, de los cuales 21 fueron absueltos por falta de pruebas y el resto, condenados. En la actualidad, hay 48 procesos abiertos con 235 acusados, y 172 peticiones de busca y captura de acusados.

Sin compensación

«Uno de los problemas que nos encontramos es que cuando acaban los juicios con veredicto de culpabilidad, las víctimas tienen que iniciar otro proceso para solicitar la indemnización, con lo que cuando la justicia requiere el dinero a los culpables estos ya han puesto sus cuentas a nombre de terceros y las afectadas se quedan sin cobrar», explica Meliha. Por este motivo, la organización presiona al Gobierno de Bosnia para que cree un fondo estatal de compensación.

Otro escollo es la persecución de los criminales. Según los datos de Mujeres Contra la Guerra, la mayoría de los agresores tienen doble nacionalidad bosnia y serbia, con lo que se refugian en el país vecino y la extradición para someterlos a juicio es en muchas ocasiones complicada.

Tampoco es fácil recabar los testimonios de las agredidas. «La sociedad estigmatiza a las víctimas. En mi pueblo sé de tres chicas que sufrieron agresiones pero no quieren denunciar. Ha pasado mucho tiempo y la tendencia es a pasar página«, afirma Alen Muhic, uno de los muchos niños abandonados por mujeres violadas durante la guerra.

La experiencia de estas dos entidades está sirviendo a las organizaciones ucranianas para enfocar su actividad. Ajna Jusic, presidenta de Niños Olvidados de la Guerra, señala que han contactado con 22 organizaciones de derechos humanos del país eslavo y el año pasado se reunieron con Olena Zelenska, la esposa del presidente Volodímir Zelenski, con la que hablaron de la cultura como herramienta de superación de este tipo de traumas. «Existe una campaña global para evitar que en Ucrania pase lo mismo», recalca.

Estrategia militar

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El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia reconoció por primera vez la violación como crimen contra la humanidad y organizaciones como Amnistía Internacional sostienen que la violencia sexual se utiliza en la actualidad como estrategia militar deliberada. Los cuatro comparten ambas afirmaciones. «Fue una estrategia militar sin ninguna duda. Hubo violaciones masivas, organizadas y planificadas. Se crearon centros donde se encerraron y violaron a mujeres de manera sistemática. Y las que se quedaban embarazadas eran retenidas hasta que daban a luz. La mujer es la base de la familia, si destruyes a la mujer destruyes a la familia», señala Amela.

Amela, Meliha, Ajna y Alen compaginan la ayuda a otras víctimas con la gestión de su propio trauma. «Es una herida que no se llega a cerrar nunca«, admite Alen, tras agradecer a sus padres adoptivos el tener «una vida normal». «El dolor no se evapora, pero se debe superar, y eso es tras un proceso personal. Hay que vivir aquí y ahora, no quedarse 30 años atrás», apostilla Amela.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2023-09-21 00:00:29
En la sección: El Periódico – internacional

Publicado en Internacionales