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El gabinete del doctor Caputari, por Ernesto Ekaizer | elperiodico.com

El gabinete del doctor Caputari, por Ernesto Ekaizer

Hay una frase de Javier Milei (Buenos Aires, 1970) que no pudo ser más sensata y que repitió una y otra vez durante su campaña y en el duelo televisivo final. «Es imposible cambiar la realidad haciendo las mismas cosas y una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre«. Y mira por dónde, el realismo mágico de la política argentina ha querido que el flamante presidente se embarque haciendo exactamente lo contrario, después de ganar con gran amplitud y con la libertad que ansiaba conseguir, sin tener que, teóricamente, pactar con nadie.

Uno de los principales economistas arquitectos del plan que se inició bajo el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), primero como secretario de Finanzas, después como ministro de Finanzas y, más tarde en calidad de presidente del Banco Central, es decir, Luis Caputo (Buenos Aires, 1965), uno de los altos cargos más vilipendiados públicamente por Milei, es el nuevo zar de la economía argentina. Milei le acusó de la herencia: “Se fumó 15.000 millones de dólares y nos deja este despiole [desaguisado] de las leliq [Letras de liquidez con las cuales el Banco Central regula la cantidad de dinero circulante]. Caputo es uno de los responsables de los desastres que hicieron en el Banco Central”, dijo Milei hace tres semanas, el 24 de noviembre.

Pues sí, es este mismo Caputo a quien ha elegido Milei -después de una transacción con Mauricio Macri y otros magnates con poder- para componer el desastre que él comenzó a tejer y que continuó el Gobierno peronista de Alberto Fernández. Si la inflación que dejó Macri se situaba en torno al 70%, bajo Fernández ha llegado al 140%. 

El caso es que Milei no solo no quiere hacer algo distinto sino que, además, ha decidido hacer lo que ya se intentó sin éxito. Y, para más inri, con los mismos de siempre.

Argentina evoca cierto paralelismo a la crisis económica de la república de Weimar, particularmente la Alemania de los años 21-23, los años de la Gran Hiperinflación. En aquellos años todavía impactaba la película ‘El gabinete del doctor Caligari’ (el film de Robert Wiene en Berlín, 1920) sobre la cual el cineasta Vincent LoBrutto describió en 2005 como “el colapso moral y físico de Alemania en ese tiempo, con un loco suelto causando estragos en una sociedad distorsionada y fuera de balance, una metáfora de un país en caos».

Hasta Milei explicó en su discurso sobre la herencia recibida que la inflación podría llegar al 15.000%, una cifra sin duda inventada artificiosamente en base al dólar, a la cual en su discurso del martes pasado Caputo añadió el ejemplo de un hogar en el que la leche podría costar 60.000 pesos. 

Como bien dijo el comentarista radiofónico Víctor Hugo Morales, en el programa ‘La Mañana’ en la Radio AM750, el discurso de Milei «está hecho para impresionar la gilada» [tontos, según el diccionario de americanismos de la RAE].

Si se lee el informe sobre la economía argentina que emitió en agosto pasado el equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI) que visitó Buenos Aires, se advierte de dónde ha salido el plan del gabinete del doctor Caputari.  El acento, como es usual en el Fondo, está puesto en el déficit fiscal, y en la necesidad de resolver la crisis financiera del Banco Central ante la situación negativa de las reservas internacionales. En román paladino: ya no quedan dólares en el banco emisor. 

El FMI no pone las cifras en el esqueleto de plan que ya había armado con los enviados del Gobierno de Alberto Fernández. Estas las ha puesto el gabinete del doctor Caputari. Es un plan diseñado para pagar a los acreedores extranjeros y a los acreedores del interior, una deuda contraída por la política… de Caputo-Macri y aumentada por su sucesor, Alberto Fernández.  

Lejos del anarcocapitalismo, apelando al economista norteamericano Murray Rothbard (Estados Unidos 1926-1995) que pregonaba Milei en su campaña, es un programa tan intervencionista para el Estado que hasta le asigna determinar los ingresos de los pensionistas por decreto gubernamental (además de otras medidas para importadores y exportadores).

El Banco Central argentino tiene que conseguir dólares y aspira a pagar unos 25.000 millones de dólares anuales en concepto de intereses de la deuda. Y para ello ha diseñado una política de ingresos donde los asalariados (nuevo impuesto al salario) y los pensionistas son los principales paganos. 

Tipo de cambio con el dólar

El punto de partida ha sido – aunque ya despegó timídamente con el Gobierno de Alberto Fernández– un megaajuste del tipo de cambio. El dólar oficial se ha apreciado un 100%, de 400 pesos a 800 pesos por unidad, lo que en términos de devaluación o pérdida de valor del peso supone un 50% (elevándose en términos reales hacia el 70%) ya que con 400 pesos se compra ahora 0,50 dólares.

El ajuste ha supuesto la liberalización de precios, empezando por el de los combustibles y tarifas de servicios públicos, pero eso sí se mantiene lo que se llama el cepo cambiario, o restricciones al acceso a las divisas extranjeras para controlar la salida de divisas del país y evitar la especulación con el dólar. 

Desde 2018, según los indicadores seleccionados sobre el sector externo del FMI, los argentinos retiraron del país 78.000 millones de dólares en efectivo hasta el segundo trimestre de 2023 y los tenedores de bonos argentinos vendieron bonos argentinos por valor de 23.000 millones de dólares. 

El dinero para hacerse cargo de estas cantidades salió de un préstamo del FMI, de las reservas internacionales del Banco Central, que están en saldo negativo, y de una operación de permuta (swap) facilitada por el Banco Popular de China (una línea que fue cancelada por el Gobierno de Xi Jinping a raíz de los insultos de Milei contra China en campaña y que ahora se busca renegociar).

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La crisis de naturaleza financiera del Banco Central (la compra a manos llenas durante el último año de bonos gubernamentales) que ha superado cualquier esquema de monetización del déficit para intentar compensar la fuga de capitales. Esa crisis financiera junto con la deuda es el tumor que quizá ahora tenga una metástasis más generalizada.

Al agravamiento de la crisis financiera en el corto plazo -el Banco Central tendrá que aumentar en lugar de disminuir la emisión monetaria- y a la amenaza de hiperinflación se añade la recesión que provocará también la paralización toda la obra pública. Milei sabe lo que viene. Por eso, ha advertido a los argentinos que habrá estanflación. Es decir, estancamiento con inflación. En realidad se ha quedado corto: estamos hablando de una hiperinflación con fuertes caídas de la actividad económica. Milei no propone que haya cambiado todo para que todo siga igual (‘Il Gattopardo’). Más bien para que vaya a peor. Es el ‘shock’.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2023-12-14 16:09:15
En la sección: El Periódico – internacional

Publicado en Internacionales

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