La dirigente comunista Jeannette Jara se impuso cómodamente en las primarias de la izquierda chilena con vistas a las presidenciales del 16 de noviembre. La exministra del Trabajo del Gobierno de Gabriel Boric, promotora en su momento de la Ley de las 40 horas que le ha permitido ganar en popularidad, obtuvo el 60,19% de los votos, más de la mitad de los que recibió la exministra del Interior, Carolina Tohá, hija de un histórico prisionero de la dictadura del general Augusto Pinochet en el campo de concentración de la isla de Dawson. «Cuando en nuestro país gobierna la centroizquierda, los trabajadores, los pensionados y las mujeres mejoran sus derechos», dijo Jara, de 51 años. El ultraderechista José Antonio Kast, favorito del espacio conservador de cara a los comicios, se frotaba las manos este domingo, convencido de que la polarización con una candidata presidencial del PC beneficia a sus aspiraciones.
«Para nosotros son unos resultados tristes, decepcionantes», dijo Tohá, la representante de la socialdemocracia. La exministra ratificó la decisión de la izquierda moderada de acompañar a Jara. «Estamos comprometidos por un pacto que evidentemente vamos a cumplir, no solo en la forma, sino en el fondo. Ella se transforma en la candidata de la centroizquierda y trabajaremos lealmente para que esa candidatura le ofrezca al país el mejor proyecto posible para competir».
Los analistas coinciden en señalar que la victoria de Jara tiene carácter histórico. Hija de una ama de casa y un mecánico que reivindica su procedencia del «Chile real», distinto al de «esas personas que nacieron en la élite», la abanderada del heterogéneo espacio progresista le da por primera vez al PC un lugar de liderazgo desde 1990, cuando el país recuperó la senda institucional. Socialistas y comunistas fueron aliados durante el Gobierno de Salvador Allende. Tras el golpe compartieron una misma lucha contra el régimen pero con el correr de los años se bifurcaron, al punto de que el PC no formó parte de la alianza que permitió derrotar a Pinochet en el plebiscito de 1988. Recién se integró a un Gobierno de centroizquierda en la segunda presidencia de Michelle Bachelet, en 2013. Desde ese momento, ese partido comenzó a tener mayor inserción popular. Jara, abogada y magíster en gerencia pública, es parte de una renovación generacional que no es aceptada por todo el partido. Es crítica de los procesos políticos en Venezuela y Cuba. Al primero lo calificó de «autoritario» y pidió una solución del conflicto interno «sin intervención extranjera». Sobre la isla reconoció las «vulneraciones a los derechos humanos». Esas posiciones enervan a los dirigentes mayores y de mayor apego a Caracas y La Habana, a quienes les avisó que no le formarán su Gobierno de llegar al Palacio de la Moneda.
El legado de Boric ha sido cuestionado en estas primarias. Gonzalo Winter, del Frente Amplio, su espacio natural, cosechó el 9% de las adhesiones. Jaime Mulet, de los verdes, menos de los tres puntos. Más de 15 millones de personas estaban en condiciones de participar de esta elección interna. Solo lo hicieron un 10%. Cuando Boric derrotó en la primaria al comunista Daniel Jadue, sufragaron 1,7 millones. En 2013, el año que Bachelet se impuso al demócrata cristiano Claudio Orrego, lo hicieron más de dos millones de ciudadanos.
Desafíos por delante
Jara se siente cerca de la figura de Bachelet. No le perturban las comparaciones. Le toca ahora cargar con una responsabilidad de múltiples efectos. De un lado, permitir que el PC ocupe un espacio en el firmamento político chileno que le era esquivo desde la caída de la Unidad Popular, en 1973. Por el otro, debe evitar que se disperse la centroizquierda más allá de las palabras de Tohá. Pero, sobre todo, impedir que la ultraderecha llegue al poder en noviembre o el segundo turno de enero.
La primaria ha encendido una luz de alerta. La participación ha sido baja y puede ser un temprano síntoma de desinterés general de cara a los comicios presidenciales. La exministra parece ser en ese sentido consciente de lo que le espera en la campaña electoral y ha comenzado a definir un tono de apertura. «Somos diversos, pero nos une un tronco común de centroizquierda», dijo y prometió gobernar «no solamente a los que voten por mí o a los que estén en esta primaria, sino que también a los que están desilusionados, o enojados o molestos». Un mensaje a aquellos que no han superado el desencanto de la era Boric. Un 70% de los chilenos desaprobaban en mayo su gestión.
El presidente de la Democracia Cristiana, Alberto Undurraga, ya hizo saber su decepción con los resultados de la primaria. «La gente de centro y centroizquierda se queda sin representación para las próximas elecciones presidenciales por ahora y eso es lo que cambia el escenario político a partir del día de hoy». Los analistas sostienen que el peligro de una victoria de Kast obligará a ese centro a buscar al menos un acuerdo mínimo con Jara. El pinochetista acérrimo, hijo de un exoficial nazi, le saca más de 10 puntos a su principal rival, Evelyn Matthei.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-06-29 21:06:00
En la sección: El Periódico – internacional