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No se puede entender Rusia con la mente, por Alfonso Armada | elperiodico.com

No se puede entender Rusia con la mente, por Alfonso Armada

La frase la escucharon Víktor Shtrum y Leonid Postóyev, físicos, en el tren en el que viajaban a Moscú, convocados por la Academia de Ciencias, para ver cómo reaccionar ante el avance de las tropas nazis hacia el Volga. «¡No se puede entender Rusia con la mente!» es el primer verso de un poema de Afanasi Fet, refinado poeta del último cuarto del siglo XIX, y se lee en ‘Stalingrado’, la precuela de ‘Vida y destino’, dos de las más ambiciosas obras de Vasili Grossman. Es necesario leer a Grossman para tratar de entender lo que según Fet no es posible con la mente.

En su análisis de lo ocurrido el pasado fin de semana, el historiador estadounidense Timothy Snyder (impagable su ‘Tierras de sangre’dice que, pese a las encuestas manipuladas por la censura y el miedo, «Putin no es popular». Ante la toma de Rostov del Don (cuartel general de las operaciones contra Ucrania) por los mercenarios de Yevgueni Prigozhin englobados bajo el paraguas de Wagner, como ante la marcha hacia Moscú (en la que derribaron varias aeronaves), hubo rusos que reaccionaron con euforia, pero la mayoría pareció mostrar apatía. Wagner funciona «como una especie de intensificación del Estado ruso, haciendo el trabajo más sucio más allá de Rusia, no solo en Siria y Ucrania sino también en África», y se había convertido con Prigozhin en una amenaza para Putin: «regímenes extractivos con grandes relaciones públicas y armas».

Las verdades de Prigozhin

Conviene recordar que Prigozhin acabó diciendo la verdad sobre las mentiras de Putin para justificar la invasión: no tenía nada que ver con la ampliación de la OTAN, ni había un régimen nazi en Kiev que amenazara la existencia de Rusia. La invasión ha logrado reforzar, ampliar y acercar la OTAN a suelo ruso, ha fomentado la unidad y el nacionalismo ucraniano, ha desprestigiado a Rusia y, con este golpe de opereta, dejado en evidencia la debilidad de Putin y de su ya no tan temible tropa. Basta ver sus vaivenes llamando primero traidores y luego perdonando a los sublevados, permitiendo el exilio de su cabecilla y de los que no quieran «firmar un contrato» con el Ejército. Implacable contra sus disidentes, comprensivo con quienes le hicieron poner pies en polvorosa lejos de Moscú. Pero si Putin vive lo bastante Prigozhin acabará mordiendo el polvo. ¿Cuántos izquierdistas recalcitrantes seguirán justificando en España, en Latinoamérica y en África a este pálido émulo del zar y de Stalin? Conviene recalcar, como hace el propio Snyder, que «demasiada gente parece pensar que los ucranianos luchan por culpa de Estados Unidos o la OTAN, cuando en realidad la situación es totalmente opuesta: fue la resistencia ucraniana la que convenció a otras naciones para que ayudaran». 

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Un analista de la realidad africana comentó ayer en Madrid lo triste que resulta que dirigentes africanos (desde Republica Centroafricana a Mali) piensen que Wagner puede ser más fiable que Francia. El reportero portugués Rui Araujo, que investiga las atrocidades de Wagner en África, señaló en ‘Mercenarios rusos y niños soldado en la República Centroafricana. El cortijo de Wagner’: «La exportación de mercenarios (sobre todo de exmiembros de las Fuerzas Especiales y del Servicio de Inteligencia Militar Ruso, el GRU) permite a Moscú crear las condiciones favorables para expandir la venta de armas y asimismo explotar los recursos naturales de los países donde operan. El grupo de mercenarios más relevante es el de la empresa Wagner, fundada en 2013 por Dmitri Utkin, neonazi que llegó a alcanzar el grado de teniente coronel en el GRU. Sus especialidades, según diversas fuentes, son fomentar la explotación o la rapiña de los recursos naturales, propagar las tesis de Putin, difundir ‘fake news’ para manipular a la opinión pública, raptar y matar con total impunidad… Los mercenarios de Wagner han sido acusados de matar niños, violar y torturar mujeres como bestias y ejecutar hombres en las mezquitas».

Tal vez la ópera fallida de este Wagner que desafina haga comprender a los africanos y latinoamericanos que Putin «es la guerra» (como dijo el disidente Borís Nemtsov, asesinado junto al Kremlin) y que la razón y la justicia están de parte de Ucrania, que ahora lleva la iniciativa para recuperar sus tierras invadidas y anegadas.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2023-06-27 12:55:35
En la sección: El Periódico – internacional

Publicado en Internacionales