El presidente ruso, Vladímir Putin, vota de forma telemática desde la residencia estatal de Novo-Ogaryovo, a las afueras de Moscú. / MIKHAIL METZEL / SPUTNIK / EFE
—¿Qué es lo que más le gusta a Putin de la izquierda que piensa que el comunismo es una buena idea mal aplicada?
Su condición de tonto útil y que odia más a la OTAN y a Estados Unidos que a una Rusia heredera de la Unión Soviética, y que cree que una revolución que aplasta a sus enemigos por el bien común es una buena cosa. El fin justifica los medios.
—¿Qué es lo que más le gusta de Putin a la extrema derecha?
Su autoritarismo mata sin despeinarse, desprecia todo lo gay y le bendice una iglesia como Dios manda.
—¿En qué le aprovecha el miedo de las democracias burguesas a perder lo que tienen?
La falta de coraje para defender lo que cree, aprecia más la seguridad y el dinero que la libertad, y piensa que la democracia declina, todos los políticos son iguales y la prensa les baila el agua. Estanque podrido para que la malaria de la desinformación prolifere.
—¿En qué le aprovecha la compasión de las buenas almas por el sufrimiento de los inocentes?
Su predisposición a una paz injusta sí pone fin a los bombardeos. Aunque reinen el despotismo y la policía política.
Otras preguntas que le pueden interesar al CIS ruso:
—Cuando se habla de apaciguar al oso pardo ¿cuántos se acuerdan de Chamberlain y Daladier y de las consecuencias del Pacto de Múnich que no trajo la paz, sino que exacerbó la sed de Hitler?
—¿Qué pasaría si un partido político español planteara restaurar el servicio militar obligatorio?
—¿Quién estaría dispuesto a empuñar las armas si Rusia declarara la guerra a la OTAN y, por tanto, a España?
Ante el 20º aniversario de los atentados del 11-M las víctimas han quedado en tercer plano. Pero la culpa de los que pusieron las bombas y asesinaron de forma salvaje ha quedado en penumbra. Como si nos lo mereciéramos por la política exterior de Aznar y su amistad con Bush.
Y como es muy difícil que el renovado mandato del zar del KGB sea atajado mediante la fuerza o el envenenamiento (es dueño de todos los venenos y tiene una guardia pretoriana bien pagada), tres recomendaciones para que los libros nos salven de la excusa de no saber o de no querer saber:
«El primer mandato de Putin estaba empapado de sangre y controversia. Llevó a una transformación radical de la manera de dirigir el país». Chatherine Belton. ‘Los hombres de Putin. Cómo el KGB se apoderó de Rusia y se enfrentó a Occidente’.
«Bastaron unos días de invasión en Ucrania para que los peores recuerdos vinculados con Rusia volvieran a deambular por el presente. Todos los países vecinos han revivido sus peores pesadillas». Marta Rebón. ‘El complejo de Caín. El ‘ser o no ser’ de Ucrania bajo la sombra de Rusia’.
«En todos los canales aparece el presidente que, como una buena proyección creada para la televisión, ha encajado en su persona todos y cada uno de los arquetipos rusos (…) con fundidos en los que pasa a toda velocidad de mafioso a hombre de Estado, conquistador, motero, creyente, emperador, diplomáticamente racional en un momento y al siguiente echando espumarajos sobre conspiraciones por la boca». Peter Pomerantsev. ‘La nueva Rusia. Nada es verdad y todo es posible en la era de Putin’.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2024-03-16 09:24:40
En la sección: El Periódico – internacional