El regreso de Naomi Osaka a la cancha de tenis, programado para el próximo año, como reveló en una entrevista con ESPN ayer (6 de septiembre), no solo es una buena noticia para el deporte. Es una buena noticia para cualquiera que haya considerado renunciar mientras estaba en la cima.
Osaka ha estado tomando un descanso deliberado del tenis competitivo desde mediados de 2021, cuando habló abiertamente sobre sus problemas de depresión y finalmente se retiró del Abierto de Francia para cuidar de su salud mental. «Creo que ahora lo mejor para el torneo, los demás jugadores y mi bienestar es que me retire», escribió en ese momento, «para que todos puedan volver a centrarse en el tenis que se juega en París».
Lo notable, además, es que Osaka se retiró de la cancha justo cuando su carrera estaba en su apogeo. En 2021, Osaka fue clasificada como la segunda mejor jugadora de tenis femenino del mundo, con cuatro títulos importantes en su haber. Ella era la atleta femenina mejor pagada del mundo, prestando su nombre a marcas como Louis Vuitton y Sweetgreen. Ella era la Campeona del Pueblo, la megastar, la heredera de Serena, quien no necesitaba presentación. Tenía 23 años.
También estableció un precedente para otro atleta en la cima de su juego. Menos de dos meses después de que Osaka se retirara del Abierto de Francia, Simone Biles, entonces de 24 años, se retiró de la competencia en los Juegos Olímpicos en beneficio de su propio bienestar. Para los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, Biles ya era la gimnasta más condecorada de todos los tiempos. Pero también había estado librando los años más desafiantes de su vida personal y profesional: en 2018, Biles reveló que fue víctima de abuso sexual por parte del antiguo médico de la gimnasia de Estados Unidos, Larry Nassar; más tarde testificaría en el tribunal sobre cómo la organización a la que lideraba hacia la dominación mundial había encubierto a su abusador.
Mientras volaba por el aire durante el quinto día de la competencia, girando en el aire, Biles perdió el sentido del lugar en el espacio. En la gimnasia, se conoce como los «twisties»: la repentina incapacidad para percibir dónde estás en el aire, una experiencia desorientadora (y peligrosa) para los gimnastas profesionales. Así que Biles se retiró de los Juegos Olímpicos. «Tengo que centrarme en mi salud mental y no poner en peligro mi salud y bienestar», dijo entre lágrimas a la prensa. Estaría en un descanso durante más de dos años.
«Todo el mundo pregunta: ‘Si pudieras volver atrás, ¿lo harías?'», Biles le dijo a The Cut siete semanas después de regresar a casa desde Japón. «No, no cambiaría nada porque todo sucede por una razón. Y aprendí mucho sobre mí misma: el coraje, la resiliencia, cómo decir que no y hablar por ti misma».
Pero cuando Biles regresó en agosto, lo hizo con autoridad y arrasó en su regreso. Ganó la medalla de oro en el Core Hydration Classic, su primera competencia desde los Juegos Olímpicos de Tokio, y ganó su octavo campeonato de Estados Unidos, convirtiéndose en la primera gimnasta estadounidense en ganar ocho títulos nacionales.
Ni Biles ni Osaka necesitan demostrar que renunciar fue la decisión correcta. Pero también ofrecen un ejemplo a otros posibles abandonadores. Dejar el trabajo para cuidar de ti mismo no tiene por qué definir tu carrera. Renunciar puede ser simplemente el preludio de tu mejor regreso profesional.
El caso de renunciar en la cima
Por supuesto, renunciar es un privilegio, al igual que la capacidad de tomar un descanso temporal, como un permiso por salud mental. Pero incluso aquellos que pueden dejar sus trabajos enfrentan una ansiedad singular: ¿Y si renunciar ahora significa que nunca recuperaré mi carrera?
Los consejos convencionales logran mantenernos en su lugar, incluso cuando estamos agotados o quemados en nuestros trabajos. Dejarlo, sostiene, perjudica nuestro camino profesional hacia arriba. Están las viejas advertencias sobre los vacíos en el currículum como una señal de alerta, o perder relaciones cuando te vas por razones personales. Pero en los últimos años, por supuesto, hubo una energía colectiva que sugirió que era hora de desechar ese manual de reglas. Durante la Gran Renuncia nos llenamos de agotamiento, nos cansamos y renunciamos a tasas récord. Y aunque ya no estamos renunciando en masa, tal vez las lecciones que aprendimos de ese cambio se mantengan.
Osaka y Biles ya han demostrado que renunciar puede ser un acto valiente. Pero a medida que llevan a cabo su regreso, demuestran también que tomarse un tiempo libre no es necesariamente malo para nuestras carreras. De hecho, honrar los descansos que necesitamos puede ser solo el preludio de un nuevo pico.
Fuente de TenemosNoticias.com: qz.com
Publicado el: 2023-09-07 17:00:00
En la sección: Quartz