El Gobierno de Estados Unidos ha decidido revocar de forma masiva visados a estudiantes chinos, algo que marca un giro drástico en la política migratoria y educativa de la administración estadounidense, y que ocurre en un contexto de creciente tensión con Pekín y de presión sobre universidades estadounidenses como Harvard.
… En el curso 2023-2024, unos 277.000 estudiantes chinos cursaban estudios en Estados Unidos, lo que según cifras oficiales representa cerca del 24,5% del total de alumnos extranjeros con visado.
El anuncio lo hizo el miércoles el propio secretario de Estado, Marco Rubio, quien aseguró que la medida afectará no a todos los alumnos sino a los que estén vinculados al Partido Comunista Chino o cursen estudios en campos que la diplomacia estadounidense considere críticos. No se ha aclarado cuáles son esos campos aún.
La medida, tal y como está anunciada, significa la cancelación masiva de permisos de residencia para jóvenes que cursan estudios superiores en universidades estadounidenses, especialmente en campos como la ciencia, tecnología o ingeniería.
Rubio fue muy claro en su comunicado, que es de momento lo único que se ha anunciado al respecto: «Bajo el liderazgo del presidente Trump, el Departamento de Estado trabajará con el Departamento de Seguridad Nacional para revocar agresivamente visados a estudiantes chinos».
No mencionó cifras ni plazos, pero fuentes de la administración reconocen este jueves que el impacto puede ser alto, tanto para los afectados como para las universidades, pues suelen pagar más que sus contrapartes estadounidenses.
China es el segundo país de origen de estudiantes internacionales en Estados Unidos, solo por detrás de la India.
La Embajada china en Washington no quiso pronunciarse al respecto este jueves, pero el precedente deja poco margen para la ambigüedad: cada vez que la Administración Trump ha endurecido su postura en temas migratorios, los primeros en verse afectados han sido los estudiantes extranjeros.
Gobiernos extranjeros
Esta decisión se enmarca, además, en una ofensiva mayor para limitar la presencia de alumnos extranjeros en centros de élite como Harvard o Duke, a los que la Casa Blanca acusa de ser permeables a intereses de gobiernos adversarios. Trump ha acusado a estudiantes extranjeros de antisemitas o antiamericanos.
Hace solo unos días, una filtración reveló que la diplomacia estadounidense ordenó detener la tramitación de entrevistas para visados de nuevos estudiantes extranjeros, con el argumento de que se está preparando un nuevo protocolo para el análisis de sus redes sociales. Una circular interna del Departamento de Estado detalla que se suspende cualquier nueva cita hasta que se pongan en marcha esos controles adicionales.
La medida ha generado inquietud en universidades como Wisconsin o Northeastern, que dependen en gran medida de las matrículas internacionales para sostener sus presupuestos.
Los estudiantes extranjeros no pueden acceder a ayudas federales y, en muchos casos, pagan el coste total de la matrícula. Son en realidad una de las grandes fuentes de ingresos de esos centros.
En paralelo, el Gobierno ha abierto una batalla contra la Universidad de Harvard, a la que acusó la semana pasada de mantener vínculos con el aparato de seguridad e inteligencia chino. En una carta firmada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, se acusaba a esa universidad de colaborar con investigadores chinos y de haber entrenado a miembros del Cuerpo de Producción y Construcción de Xinjiang, que es una unidad paramilitar acusada de graves vulneraciones de los derechos humanos.
La Casa Blanca intentó bloquear la matriculación de estudiantes extranjeros en Harvard, aunque un juez federal detuvo la medida de forma provisional. Trump reaccionó endureciendo su discurso: dijo que el porcentaje de alumnos internacionales en Harvard, actualmente superior al 25%, debería limitarse al 15%.
«Quiero asegurarme de que los estudiantes extranjeros son personas que puedan amar a nuestro país», afirmó el presidente desde el Despacho Oval en una comparecencia ante la prensa.
A su juicio, Harvard, a la que acusa de liberalismo y antisemitismo, ha recibido un trato preferente durante demasiado tiempo. En lo que va de año, su gobierno ha restringido más de 2.600 millones de dólares en subvenciones federales a la universidad, al tiempo que exige cambios en su gobernanza y su política de admisiones.
El reciente anuncio de Rubio sobre China se produce tras una cadena de decisiones que buscan desincentivar la llegada de estudiantes internacionales. A principios de año, el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, por sus siglas en inglés) arrestó a alumnos que participaron en protestas por la guerra en Gaza. Después, revocó el visado vigente de miles de estudiantes extranjeros antes de revertir la medida parcialmente.
Trump ha retomado una prioridad de su primer mandato: limitar la capacidad de obtener financiación extranjera a universidades que no declaren las fuentes de ese dinero. En su primer periodo, el Departamento de Educación abrió una veintena de investigaciones por ingresos no detallados de China, Rusia e Irán.
Controles más exhaustivos
La medida anunciada por Rubio contempla también revisar los criterios de visado para alumnos de China continental y Hong Kong, ampliando el análisis pormenorizado de sus perfiles en redes sociales. Desde 2019, los solicitantes deben informar de sus cuentas, pero los nuevos controles migratorios serán más exhaustivos.
En la práctica, estas medidas pueden ralentizar los procesos, desalentar las solicitudes y cambiar el equilibrio económico de muchas instituciones. Las universidades que dependen del flujo constante de estudiantes extranjeros para sostener sus programas académicos se enfrentan ahora a un panorama inédito.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.abc.es
Publicado el: 2025-05-29 13:55:00
En la sección: Internacional