EE.UU. alerta de «escalada probable» del conflicto y de ataques a sus tropas

Desde que Hamás perpetró ataques terroristas en territorio de Israel el pasado 7 de octubre, el presidente de EE.UU., Joe Biden, lanzó la advertencia de que ningún «rival hostil» debía aprovechar esa situación para extender la violencia, en una referencia evidente a Israel y a sus grupos afiliados, como el propio Hezbolá.

El secretario de Estado, Antony Blinken, reaccionó al repunte de ataques que han sufrido las tropas de EE.UU. en Oriente Medio, en Siria, en Iraq y en el Mar Rojo. «Estamos preocupados por ello», dijo en una entrevista en la cadena NBC. «De hecho, esperamos una escalada probable, una escalada de afiliados de Irán contra nuestras fuerzas».

No quieren una guerra multifrontal

El jefe de la diplomacia estadounidense defendió que la primera potencia mundial no quiere «que se desarrolle un segundo o un tercer frente. No queremos a nuestras fuerzas bajo fuego. Pero si ocurre, estamos preparados».

Es una preocupación similar a la que expresó el secretario de Defensa, Lloyd Austin: «Si cualquier grupo busca ampliar este conflicto, aprovecharse de esta situación desafortunada, nuestro consejo es que no lo hagan», dijo Austin en la cadena ABC, pocas horas después de que el Pentágono anunciara un nuevo refuerzo de la posición militar de EE.UU. en la región con el desplazamiento de un sistema de defensa antiaérea y nuevas baterías de misiles Patriot.

Los esfuerzos de Washington no solo se han dirigido a advertir a los enemigos de Israel de no dar pasos que agraven el conflicto. Según ‘The New York Times’, Biden y sus altos cargos de seguridad han presionado al Gobierno de Benjamin Netanyahu para que Israel no lance un ataque preventivo contra Hizbolá en Líbano, un grupo con mucho más poder militar que Hamás y brazo armado de Irán en la región.

El domingo, Netanyahu visitó a tropas destacadas en la zona fronteriza con Líbano y les dijo que Israel ya está en una «doble batalla». En el norte, frente a Hezbolá, para «ralentizar las cosas». Y en el sur, para «arrasar a Hamás». Pero advirtió de que si Hizbolá «decide entrar de forma completa en la guerra» será el «error de su vida» y «les atacaremos con una fuerza inimaginable, con consecuencias devastadoras para ellos y para Líbano».

Disuadir a Irán

Blinken no reconoció si EE.UU. ha presionado a Israel para evitar ese ataque preventivo que deterioraría la situación en Oriente Medio, quizá con una mayor implicación de Irán e incluso una entrada forzada de EE.UU. Pero defendió que «los israelíes han sido claros con nosotros y comparten la visión de que no quieren un segundo o un tercer frente». Esa posibilidad «no interesa a nadie» y por eso «estamos lanzando mensajes muy claros para tratar de disuadir a Hizbolá, para disuadir a Irán de forma más directa, sobre la apertura de un segundo frente».

Blinken fue menos claro sobre las presiones de Washington a Israel para que retrase una eventual operación terrestre en Gaza, una batalla virulenta con mucha posibilidad de sumar innumerables bajas civiles en la población de la franja, para que haya progresos en la liberación de rehenes. Hasta el momento, Hamás ha liberado a dos rehenes estadounidenses, y se cree que puede haber otros diez, entre cerca de doscientas personas secuestradas en los ataques del 7 de octubre.

«Tanto ellos como nosotros queremos asegurarnos que los rehenes vuelvan a casa», dijo Blinken sobre sus socios israelíes. «Pero son decisiones que debe tomar Israel», sobre la invasión de Gaza.

Ayer Irán endureció su postura sobre esas operaciones de Israel contra la franja. Su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, dijo en una rueda de prensa que «todo es posible y la región se saldrá de control» si continuan los ataques a Gaza y que esta situación ha convertido a Oriente Medio en un «polvorín».

Pero desde EE.UU. algunos advierten a Irán que ese polvorín les podría explotar a ellos. El senador republicano Lindsay Graham estaba ayer en Tel Aviv, donde lideró una delegación de legisladores estadounidenses en el terreno. Aseguró al Gobierno de Irán que «si esta guerra crece, llegará a vuestra casa» y que «si hay esfuerzos para movilizar a Hizbolá para destruir el estado judío, mi atención se moverá a Teherán».