«La oposición política es una cosa, la hostilidad a la Constitución es otra muy distinta», advierte el presidente de Alemania

Se refiere a la Convención Constitucional de Herrenchiemsee, la reunión de expertos reunidos allí del 10 al 23 de agosto de 1948 por los países de las zonas de ocupación estadounidense, británica y francesa para elaborar una primera versión del proyecto de constitución para la República Federal de Alemania y preparar así el trabajo del Consejo Parlamentario. La reunión tuvo lugar en el monasterio de Herrenchiemsee y cada una de las zonas occidentales de ocupación envió un representante, más un representante sin derecho a voto por Berlín. Los acompañaban catorce juristas y abogados. Juntos dieron forma técnica al primer borrador de la Ley Fundamental alemana y la efeméride es aprovechada por el presidente de Alemania para llamar la atención sobre el valor de la Constitución y sobre la importancia de mantener a raya a quienes pretenden destruirla. «Depende de nosotros poner en su lugar a aquellos que desprecian nuestra democracia», arenga en el texto, en el que «la oposición política es una cosa y la hostilidad a la Constitución es otra muy distinta».

«Durante 33 años, se ha aplicado a toda la Alemania unida, podemos estar agradecidos por eso», rinde homenaje a la Constitución, «pero también sabemos que hoy debemos defender de nuevo la libertad y la democracia: nuestra constitución no solo tiene amigos, también tiene enemigos. Este Jubileo requiere, por tanto, vigilancia y disponibilidad para la lucha». «En 1945, los alemanes querían sobrevivir con la conciencia de los vencidos. En Oriente y Occidente, la gente aceptó nuevos órdenes», inscribe el presidente los hechos en la historia, «con la RDA surgió una nueva dictadura, de la que huyeron cientos de miles antes de que se construyera el Muro. La Ley Básica, por otro lado, creó en Occidente un espacio para la auto-iluminación política hace 75 años». «En 1945 los aliados los liberaron del régimen nazi. Desde entonces, los ciudadanos de la República Federal de Alemania se han liberado de su desastrosa herencia autoritaria y nacionalista y se han convertido en patriotas constitucionales sobrios y cautelosos», contrapone la Constitución al nazismo, «a lo largo de las décadas ha habido muchos conflictos, algunos de ellos difíciles, en esta sociedad.

La disputa por el rearme, el reconocimiento de la frontera Oder-Neisse, el malestar estudiantil, el terrorismo de izquierda, el movimiento por la paz, el derecho de asilo en una Alemania unida, las reformas sociales y económicas o la gestión de la crisis europea: hubo difíciles decisiones, pero el Estado democrático libre siempre se ha mantenido firme y esto fue posible porque las reglas de la constitución no solo fueron respetadas sino también aceptadas». «Una de esas reglas del juego es que podemos estar en desacuerdo, que no tenemos que gustarnos unos a otros, que podemos estar vehementemente en desacuerdo con las ideas de los demás, pero que tenemos que dárselo todo a los demás», destaca entre las bases de la convivencia que fija la Ley Fundamental. «Lo que el pueblo quiere no lo decide la ideología o la mitología, sino la decisión mayoritaria del parlamento elegido libremente. Incluso aquellos que hablan en nombre de una «mayoría percibida», «silenciosa» o «real» tienen que aceptar estar en minoría.

La democracia representativa brinda a una mayoría libremente elegida la oportunidad de dar forma al futuro durante un período de tiempo limitado» argumenta, para concluir que «dichos gobiernos, a su vez, deben tener un interés personal en asegurar la conexión con la gente». «Nuestra Ley Básica tolera disputas cada vez más duras. Sin embargo, no puede ponerse del lado de los enemigos de la Constitución y no debemos ignorar el peligro que representan», llega el artículo a su clímax, «la oposición política es una cosa y la anticonstitucionalidad otra». «En la lucha contra el extremismo, hay una lección histórica que corre como un hilo rojo a través del proyecto de constitución de Herrenchiemsee y todavía es vigente hoy: una democracia debe ser capaz de defenderse de sus enemigos».

«Siempre es necesaria una resistencia clara, decidida, incluso militante de los partidos democráticos, por ejemplo cuando los agitadores en una reunión comunitaria denigran nuestra democracia como un «sistema», »régimen injusto» o «dictadura» y exigen su abolición», señala el camino el presidente de Alemania, «la crítica y la oposición nos ayudan a resolver problemas y son un pilar de la democracia, pero el extremismo y la hostilidad hacia la constitución los están destruyendo: ser capaz de hacer esta distinción es algo que todos pueden esperar, en la mesa de los habituales, en las redes sociales y en las urnas». «Por lo tanto, depende de nosotros poner en su lugar a los despreciadores de nuestra democracia. Y todos nosotros, cada político, cada ciudadano, tenemos una responsabilidad compartida», indica Steinmeier, «disfrutamos de muchos derechos en este país, pero precisamente por eso tenemos un deber especialmente serio: defender con valentía y determinación contra sus enemigos la libertad y la democracia, que surgieron hace 75 años en la Convención de Herrenchiemsee, como respuesta a la dictadura, la guerra y el genocidio».