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Resistencia bacteriana (I): Crisis hospitalaria crea el caldo de cultivo para que los microbios se envalentonen

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No hay agua, desinfectante ni cloro, alerta el dirigente sindical Mauro Zambrano

No se necesita un doctorado para entender que un hospital sin agua puede ser presa fácil de los microbios. Las carencias de servicios públicos forman parte del cuadro de la resistencia bacteriana, y si a la bacteria se le pudiera preguntar cuál es su ambiente ideal, seguramente respondería que sin agua y sin desinfectantes. Aunque el problema de la resistencia bacteriana se ha agravado por el uso indiscriminado de antibióticos durante la pandemia, así como por la automedicación y la mala utilización de estos medicamentos, no es menos cierto que otros factores orbitan alrededor del envalentonamiento de los gérmenes.

La resistencia a los antimicrobianos, como la conceptualiza la Organización Panamericana de la Salud (OPS), «se produce cuando los microorganismos (bacterias, hongos, virus y parásitos) sufren cambios al verse expuestos a los antimicrobianos (antibióticos, antifúngicos, antivíricos, antipalúdicos o antihelmínticos, por ejemplo). Como resultado, los medicamentos se vuelven ineficaces y las infecciones persisten en las personas, lo que incrementa el riesgo de propagación a otras».

Trabajadoras y trabajadores de la salud hacen un seguimiento diario en Venezuela de los problemas de los centros asistenciales. «Un 33% de los hospitales tiene agua entre 6 y 12 horas al día, y eso no debería ser. Solo 7% de los hospitales tiene agua las 24 horas», puntualiza Mauro Zambrano, dirigente del Sindicato de Hospitales y Clínicas e integrante de la Red Sindical Nacional. La consecuencia parece obvia: Los centros asistenciales no están bien aseados, tema para el debate en la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, que se celebra del 18 al 24 de noviembre.

El agua, aparte, no llega a todas las áreas hospitalarias. «En la región central han hecho pozos para que los hospitales tengan agua, y no la tienen las 24 horas. En un hospital como el José Gregorio Hernández (Los Magallanes de Catia) llega el agua a las áreas críticas, como las emergencias, quirófanos», describe en entrevista para contrapunto.com. «En el Hospital Vargas vemos a la gente cargando agua de un lugar a otro».

«También hay déficit de cloro: En 57% no hay cloro, no hay desinfectante en 75%, el jabón es caso inexistente», agrega Zambrano.

La Encuesta Nacional de Hospitales reporta que, entre enero y septiembre, «10% de los
hospitales monitoreados reportaron no tener agua en los servicios de terapia intensiva ningún día de la semana. Adicionalmente, la mayoría de los hospitales reportaron intermitencia en el servicio con apoyo de cisternas».

Menos del 30% de la unidades críticas «reportan presencia de agua diaria y más del 60%
de los hospitales tienen agua sólo de forma intermitente. La ausencia de agua en los centros hospitalarios se traslada en eventos de alto costo como infecciones adquiridas en el entorno hospitalario» e implica «un gasto económico de los familiares o pacientes para poder subsanar la falta de agua para necesidades básicas»,

Se carece, como lo señala el dirigente sindical, del equipamiento básico, como los carritos y mopas. «Uno se sorprende porque a veces se normaliza la situación, y lo que se debe tener en un hospital no se tiene».

En los centros de salud públicos y privados hay bacterias de temer, que se han vuelto resistentes a los productos creados para combatirlas. Los laboratorios de bacteriología se encargaban de hacerles seguimiento, pero varios hospitales grandes de Caracas ahora no cuentan con ese servicio, explica la infectóloga María Eugenia Landaeta. Los laboratorios privados, como lo precisó Landaeta en Unión Radio, procesan las muestras tomadas en hospitales y clínicas, y esa estadística demuestra «que estamos enfrentando bacterias multirresistentes (resistentes a varios antibióticos) y panrresistentes (resistentes a todas las drogas)».

Las carencias en los hospitales afectan a trabajadoras, trabajadores y pacientes. El diagnóstico de Zambrano no es alentador: «Como no les entregan los equipos de bioseguridad necesarios, muchos trabajadores salen con hongos, bacterias. En un quirófano que no esté aseado como debe ser un paciente puede adquirir una bacteria y fallecer. Eso ha pasado: que los pacientes salgan con bacterias. Está asociado con que no se hace la asepsia correspondiente. Los trabajadores están muy bien entrenados pero no les entregan desinfectante, jabón». Todo esto, afirma, «lo paga el paciente».

La resistencia bacteriana es un problema de salud pública en Venezuela y en el mundo. La pandemia de COVID-19 la aceleró: «Aunque solo 17% necesitaba antibióticos, 70% los recibió. Eso ocasionó que la resistencia bacteriana avanzara en tres años lo que se esperaba para 50 años».

Las infecciones adquiridas en la comunidad (como las urinarias por Escherichia coli o las infecciones respiratorias por Streptococcus pneumoniae o Haemophilus influenzae «pueden no responder a los antibióticos empleados de rutina y requieren la utilización de tratamientos más complejos y de mayor costo», alerta la OPS. Las infecciones hospitalarias «afectan a los pacientes más frágiles, en las unidades de cuidados intensivos, oncología, neonatología, donde suelen ocasionar una alta mortalidad».

https://www3.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=11129:amr-antimicrobial-resistance-intro&Itemid=41534&lang=es#gsc.tab=0

Fuente de TenemosNoticias.com: contrapunto.com

Publicado el: 2023-11-23 00:01:00
En la sección: Nacional – Contrapunto.com

Publicado en Nacionales