Maduro y el fantasma del «nuevo comienzo» con Trump

El presidente venezolano Nicolás Maduro, quien en su momento expresaba esperanzas de una relación “ganar-ganar” con el gobierno de Donald Trump, se enfrenta a una situación que parece sacada de un capítulo anterior de su presidencia. La reciente decisión de la administración saliente de Joe Biden de reconocer al opositor Edmundo González como presidente electo de Venezuela, resuena con la historia de hace años cuando Estados Unidos, bajo el primer mandato de Trump, intentó sin éxito declarar a otro rival de Maduro, Juan Guaidó, como el líder legítimo del país sudamericano.

Esta jugada de la Casa Blanca complica el escenario para Trump, quien ahora asume el poder con una política hacia Venezuela que podría verse forzada a tomar una dirección que ya conocemos. La estrategia de “máxima presión” que caracterizó la era Trump parece destinada a repetirse, según analistas como Geoff Ramsey del Atlantic Council, ante la imposibilidad de negociar facilmente con Maduro por el tema de la deportación de migrantes venezolanos.

¿Limitar a Trump?

La medida de Biden no solo dificulta las opciones de Trump con respecto a Venezuela, sino que también refleja la continuidad de una política exterior que busca apoyar a la oposición venezolana de manera explícita. Este reconocimiento tardío, según algunos expertos como José Cárdenas, podría haber sido una táctica para limitar las opciones de Trump de modificar su enfoque hacia Venezuela, obligándole a mantener una línea dura contra el régimen de Maduro, similar a la adoptada por Rubio, quien ha sido un crítico feroz del gobierno venezolano.

La política de Trump hacia Venezuela, con Rubio en la mira para reemplazar a Blinken, sugiere un endurecimiento adicional de las sanciones y una posible escalada en la retórica contra Maduro.

Con información de Bloomberg

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