Nicmer Evans | En Venezuela hay un Frankenstein político en crisis

Nicolás Maduro proclama un modelo político y económico “independiente y sólido”, pero la realidad expone su fragilidad ante sanciones y crisis internas. En el podcast RealPolitik de Punto de Corte, Nicmer Evans describen este sistema como un “Frankenstein político”, una mezcla caótica de socialismo, neoliberalismo y totalitarismo. La economía venezolana colapsa, con una contracción del 66% entre 2013 y 2023, mientras la represión crece y la pobreza extrema afecta al 80% de la población. Este híbrido, lejos de ser sostenible, refleja una lucha desesperada por mantener el poder.

Un Frankenstein político en crisis

Maduro fusiona un discurso socialista con privatizaciones y dolarización, generando un capitalismo autoritario que beneficia a las élites cercanas al régimen. La caída de la renta petrolera desde 2014 fuerza ajustes pragmáticos, como desregulación extrema y abandono de la industria petrolera. La producción de barriles diarios disminuye drásticamente, y el gobierno busca inversiones extranjeras para sobrevivir. Sin embargo, la precarización laboral, con salarios sin mínimo legal, y la hiperinflación del 130,000% agravan el descontento social y la emigración masiva.

El Frankenstein político y la democracia perdida

Maduro defiende una “democracia participativa”, pero su régimen elimina la división de poderes y usa la violencia para aferrarse al control. El Tribunal Supremo valida WhatsApp como prueba judicial, mientras la corrupción y la judicialización política erosionan la confianza ciudadana. El postrentismo, que promete superar la dependencia petrolera, choca con la realidad de bajos salarios y una economía dependiente de remesas y aliados como China. Este modelo, descrito como un espejismo, oculta un colapso estructural que hunde a Venezuela en la inestabilidad.

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