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El subibaja en el abismo, por Alejandro Armas

El subibaja en el abismo, por Alejandro Armas

Los apaciguadores no ofrecen ninguna consideración sobre cómo, sin sanción alguna, la elite gobernante se apropió de los recursos del Estado y dejó a las masas en la peor de las abyecciones

 

@AAAD25

Hace poco menos de un año escribí un artículo para este portal titulado “El límite del rebote”. En el mismo, argumenté que la tan cacareada recuperación de la economía venezolana estaba tocando su techo. Tuvimos un nuevo descalabro cambiario que hizo que la inflación se saliera de control una vez más. El impacto no se sintió de inmediato por la vocación, que pudiéramos describir como hedonista, al gasto en los últimos meses del año. Luego vino la resaca de esa borrachera. Con el bolsillo del venezolano común carcomido por el aumento de precios, se vino abajo el consumo, la gasolina del motor económico.

En efecto, cálculos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) apuntan a sendas contracciones de la economía venezolana de 4 % y 6,3 % en el primer trimestre de 2023 y el segundo. Técnicamente, la recuperación fue interrumpida y caímos en recesión.

Hacia mediados de año, cuando el panorama lucía particularmente desolador, no faltaron manifiestos razonables de temor a un regreso de lo peor de la crisis. Sin embargo, en aquella ocasión, sin saltar al extremo contrario de los optimistas compulsivos con evidentes intenciones de apaciguamiento a la oposición, me abstuve de unirme al coro en esta versión nuestra del Va pensiero en Nabucco, de Verdi, entonando las lamentaciones más tristes. En vez de eso, preferí seguir hasta cierto punto la máxima escéptica de Pirrón de que tocaba lidiar con la incertidumbre, pues no había forma de saber si retomaríamos el buen camino o si nos hundiríamos aun más.

Después de que agosto tuviera la inflación más alta en lo que va de año, en septiembre y octubre hubo una desaceleración significativa. De hecho, el mes pasado tuvo la mayor inyección de divisas del Banco Central para las mesas de cambio en lo que va de 2023. A menos que veamos un incremento tremendo en el gasto público, parece que comenzaremos con “buen pie” (entiéndase el uso de comillas como algo positivo en medio de la ruina generalizada) una época del año en la que la inflación sube por razones estacionales de alza en la demanda. Además, el mismo OVF concluyó que la economía volvió a crecer 2,4 % en el tercer trimestre, cerrando así el episodio recesivo.

Pero no podemos olvidar que el desempeño de la economía venezolana sigue siendo muy decepcionante, si se compara con los pronósticos hechos en 2022, antes de que hubiera conciencia de la magnitud del desastre previamente aludido. Influyentes entidades dentro y fuera de Venezuela sobreestimaron de forma grotesca la capacidad de regeneración bajo el chavismo. Pudiera uno entenderlo cuando se trata de factores extranjeros, que por razones obvias dedican menos atención y recursos al caso venezolano. Pero cuando hablamos de connacionales, es más difícil comprender aquel optimismo… A menos que, repito, vaya de la mano con intenciones apaciguadoras.

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Para tenerlo en cuenta ahora que los mismos cantos de sirena están pronosticando que el próximo año sí será de crecimiento de dos dígitos. Ahora se basan en la flexibilización amplia de sanciones de Estados Unidos. Asumo entonces que dan por hecho que, incluso si no ha habido alguna mejora en las condiciones electorales antes de que termine este mes, plazo para ello establecido por Washington, el alivio no se revertirá. Aunque no descarto el escenario, me parece apresurado hacer vaticinios matemáticos sobre la base del mismo.

Incluso si asumimos que, pase lo que pase, las sanciones no regresarán y el gobierno tendrá nuevamente un libre flujo de petrodólares a sus arcas, no sé cómo pueden asegurar que ese dinero será usado para una recuperación económica inclusiva. He aquí una de las omisiones que más perplejo me dejan de este tipo de juicios. Ninguna consideración sobre cómo, sin sanción alguna sobre sí, la elite gobernante se apropió de los recursos del Estado y dejó a las masas pasar la peor de las abyecciones. Imagino que admitir dicha parte de la historia revertiría el edulcoramiento forzoso de una realidad bastante amarga.

¿Hacia dónde vamos, entonces? Como dije, es imposible saberlo con certeza o algo que se le acerque siquiera. Pero si tuviera que decantarme por una posibilidad, sería la siguiente: mientras el chavismo siga gobernando, y asumiendo que no reanudará los controles cuasi estalinistas, la economía experimentará el ciclo de picos y valles observable en un país con un Estado decente, pero sin alejarnos mucho de la situación actual. Tendremos lapsos de crecimiento muy modesto, como en 2021, y caídas como en la primera mitad de este año. Como un subibaja sumergido en el abismo. De más está decir que es una pesadilla indigna que condena a millones a la miseria. Nos tocará insistir en la restauración de la democracia y el Estado de derecho, si queremos que el futuro sea mejor.

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Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Fuente de TenemosNoticias.com: runrun.es

Publicado el: 2023-11-17 13:45:35
En la sección: Opinión archivos – Runrun

Publicado en Opinión
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