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Sueño online (por Alejandro Vásquez Escalona) –

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El martes fotografío con la cámara de mi teléfono móvil. Sobre una tela suave de cuadritos verdes, amarillos y negros en un papel de cuaderno se ve el horario que alegremente y sin obligación cubro casi todos los días.  Comienzo a las 5 am con meditación. Finalizo a la 6:20 con trote suave alternado con caminata en un parque cercano a mi casa. Sobre la hoja de cuaderno se forma un triángulo de la luz de la mañana que entra por la ventana. Imagínenlo para no alargar el relato. Imagínenlo.

Posteo en mi Instagram la fotografía. Casi ningún comentario. No tengo muchos seguidores. Ella envía un emoji de las manitos que aplauden. Le comento. Anoche soné con vos. Nos amábamos y cogíamos. Bonito el sueño, dice ella. Y no me lo invento. No es ficción con pretensiones de seducirte, le comento. La muchacha que habita en un país lejano no lo piensa. Tengo dos días con vos en la cabeza. Será por eso. Jajja que rico sueño. Un beso. Y un corazoncito rojo. No azul, Rojo. Cuatro horas de vuelo. Cuatro horas de vuelo. Desempleado. 65 años. Esta vez sí  Atizo la impunidad. Envío otro mensaje, sois un espectro de sensualidad, con una candelita debajo. ¿Gracias, porqué lo dices?, indaga ella con inocencia pervertida. Porque lo siento. No debes agradecer. Es mi ilusión. Y allí soy absolutamente libre, como en mis sueños. Agradezco, porque así lo siento también, agradezco, responde ella. No entiendo qué agradecía. No pregunto.

Le solicito su correo para enviarle otra fotografía. Una sabana anaranjada a lo largo de la cama donde sueño, con las arrugas dejadas en la noche por mi cuerpo que se revuelve como rio sereno. Dos almohadas y la tela que cubre el lecho gris. A los pies una manta azul celeste intenso que usé en invierno. Tres fotografías verticales con bajas velocidades sucesivamente. La última es una especie de vapor azulanaranjado. Esos colores…. (suspiro)…Gracias por la fotografía. ¿Te gusta? Me encanta. Nadie puede quitarme la ilusión de soñar con vos. Y sentir que floto en esos colores.

El domingo, tres días después a las 6 am me preparo para ir al mar. Siempre lo hago. Me acuerdo de ella. Escribo para su correo. Cuánto diera por ver cómo se mueven tus labios cuando dices me encanta. Cómo se empequeñecen tus ojos orientalizando la sensualidad de tu rostro debajo de ese cabello breve desenfadado e incendiado de rojizo. Buen día. Ahora voy al mar. Queda a una distancia de tres o cuatro kilómetros. Troto tres cuadras y camino una. Al llegar a la playa, paseo descalzo con los pies dentro del agua. Oigo el sonido de las olas. Imagino donde quedará mi casa en ese país ajado que dejé. Hoy miraré el horizonte para especular en qué dirección ven el mundo tus ojos. No sé dónde es norte, menos el sur. Soy torpe en geografía.

Vivo en el mar una dinámica similar a otros domingos. Solo que hoy, fotografío en detalles unos claveles amarillos incrustados en la arena. Las figuritas que hacen los residuos de un polvillo volcánico negro batido por el mar, una etiqueta de cerveza Pilsen, un retrato de un joven inmigrante salvadoreño que a esa hora se baña. Pienso en la fotografía narrativa que construiré. Regreso a casa. Ahora no troto. Camino. Entro al baño. Me ducho con agua del calentador a pesar que es primavera y la temperatura es similar a la ciudad caribeña donde habitan otros sueños.

Fuente de TenemosNoticias.com: noticialdia.com

Publicado el: 2023-09-06 12:32:46
En la sección: Opinión – Noticia al Dia

Publicado en Opinión