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Valencia, templos y obispos… – El Carabobeño

Las instituciones invisibles - El Carabobeño


Hay un hilo conductor en la evolución de Valencia desde la hacienda de ganado propiedad del Capitán Vicente Díaz, 1552, al poblado que llegó a ser a finales del siglo XVIII. Es un hilo sobre el cual se entreteje una identidad local y una conciencia colectiva que cumple funciones de integración social, de transmisión de valores hispanos y de una emocionalidad basada en sentimientos de amor, piedad y perdón.

Ese hilo, que es la religión católica, proporciona a la Nueva Valencia del Rey, “el corazón a un mundo sin corazón”. No es un opio para adormecer al pueblo, sino una fuerte esperanza que permite soñar en hacer mejor la vida terrenal. Esta dimensión de trascendencia es un horizonte que distingue y constituye al espíritu humano.

La doctrina de la fe católica combina el amor a un Dios con el de uno mismo y con la generosidad del perdón. Es una enseñanza que exige su demostración en la vida diaria como respeto a los demás por veneración y temor de Dios. Y una normativa de conducta práctica contenida en los 10 mandamientos.

Cuando en marzo de 1555 se funda Valencia como sitio diferente a otros, el nuevo piso de civilización, que sustituye al de nuestros antepasados aborígenes, impone dos elementos culturales de la realidad hispana: la lengua y la religión. El otro elemento, la espada y el arcabuz, ya existía entre los nativos, pero con tecnologías de guerra muy por debajo de la tecnología de guerra, en armas, movilización y estrategias.

Al dibujar la cuadrícula del nuevo asentamiento, se marcaron los  lugares simbólicos a partir de los cuales se ordenarían calles, viviendas: y edificaciones publicas, entre ellas, tres principales: la plaza, el cabildo y la iglesia.  A medida que la población se expande de forma lenta y dispersa, van apareciendo nuevos templos, cuyas fechas de fundación indican la dirección en la que se produjeron las ganancias al territorio despoblado. Puede verse en la ubicación de los cuatro templos más antiguos de Valencia: la Iglesia matriz ahora Catedral, la de San Francisco, La Candelaria y San Blas.  En el entonces cercano poblado de Naguanagua, La Begoña

La más antigua de todas las construcciones religiosas de Valencia se erigió, en proporciones más modestas, en el mismo lugar donde se edificó posteriormente la actual Iglesia Matriz, como lo revelan restos parciales de la primera capilla, descubiertos en excavaciones recientes. Así que la construcción primigenia probablemente date de 1580 y a su lado se dispuso  el primer cementerio de Valencia hasta que en 1814, con una población de unos 7000 habitantes, el realista Morillo lo reubica en La Candelaria.

La iglesia principal de Valencia está consagrada a la Virgen del Socorro, patrona de la ciudad, cuya Coronación Canónica se realizó en 1910. Se convirtió en Iglesia Catedral el 12 de octubre de 1922, en Basílica Menor en 1960 por decisión del papa Juan XXIII y finalmente en Catedral Metropolitana en 1974.

El templo alberga una muestra importante de pintura religiosa como un óleo sobre madera de Pedro Castillo, abuelo materno de Arturo Michelena; dos oleos de Juan Antonio Michelena, padre de Arturo y cuatro óleos de gran formato de Antonio Herrera Toro. También pueden apreciarse tallas de madera y esculturas como la bella imagen de la Virgen del Socorro que ocupa un lugar especial en su santuario. Todas son expresiones artísticas de la época colonial.

Los otros templos por orden de antigüedad son el de San Francisco, edificado como Iglesia anexa al convento de los franciscanos, misioneros que llegaron a Valencia en 1634 y que a partir de la segunda mitad del siglo XVIII impartían conocimientos de gramática, latín y teología. En los inicios de la independencia el franciscano venezolano, Pedro José Hernández escribió una apología de la intolerancia religiosa  y la mayoría de los sacerdotes del convento adversaron la causa de la independencia.

La Iglesia de La Candelaria frente a la plaza Miguel Peña fue fundada en 1848 por iniciativa de feligreses canarios residentes en Carabobo, aunque su construcción se inició en 1782.

El proyecto de la Iglesia de San Blas comienza con una donación de un terreno del padre Rodríguez Lamas y fue bendecida el 18 de febrero de 1883. En ella se inició la Escuela María Goretti, según la detallada investigación realizada sobre este proceso por Daniela Bolaños.

En 1782 los vecinos del valle de Naguanagua, Bernardino López y Dionisio Matute encabezan una solicitud para crear una parroquia eclesiástica. Al año siguiente se escoge un predio para la construcción de la Iglesia. Su primer párroco fue el presbítero Vicente Ildefonso Seijas. Fue decretada el 2 de agosto de 1960 Monumento Histórico Nacional. ​

Valencia ha tenido sacerdotes y obispos ilustres. Diversos carabobeños ocuparon altas dignidades eclesiales como el primer Arzobispo de la Catedral de Caracas en 1800, monseñor Francisco de Ibarra, nativo de Guacara. Un valenciano, Monseñor Francisco Marvez García primer obispo de Maracaibo en 1897. Monseñor Francisco Iturriza, segundo obispo de Coro. Monseñor Tomas San Miguel, obispo de San Cristóbal y fundador del Diario Católico. Monseñor AlíLebrún, porteño, primer obispo de Maracay en 1958.

A partir de la creación de la Diócesis de Valencia por Ley del Congreso y el ejecútese del presidente General Juan Vicente Gómez, comenzó la designación de sus obispos. El primero, monseñor Granadillo, nacido en Aguirre y quien ejerció esa función de 1922 a 1927. El segundo, monseñor Salvador Montes de Oca desde 1928 a 1954. Durante su ejercicio se produjo una alteración de las buenas relaciones entre Iglesia y Gobierno Nacional  bajo la presidencia provisional de Juan Bautista Pérez, debido a una pastoral sobre el matrimonio que ocasionó el destierro del obispo en 1929. En 1931 Gómez reasumió la Presidencia del país y puso fin al exilio del obispo. El tercero, Monseñor Gregorio Adam, nacido en la parroquia San José desde 1939 hasta su fallecimiento en 1961. En 1962 monseñor José AliLebrún, porteño, asume el obispado hasta 1972. Monseñor Luis Eduardo Henríquez, obispo y poeta valenciano, desde 1973 y finalmente, el sexto y séptimo obispos de la ciudad fueron, el ínclito hijo de Valencia monseñor y luego Cardenal Jorge Urosa Sabino y Monseñor Reinaldo Del Prete, también nacido en Valencia.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.el-carabobeno.com

Publicado el: 2024-04-26 09:03:56
En la sección: Destacados articulistas sobre temas de política, Educación, salud, cultura de Valencia, Carabobo y Venezuela

Publicado en Opinión

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