Cómo puede la oposición convertir la primaria en un hito movilizador

La doctora en ciencias políticas por la Universidad de Oxford Maryhen Jiménez y el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Benigno Alarcón, reflexionan sobre las tareas pendientes de la oposición de cara a la primaria.

Coinciden en que la elección del candidato presidencial opositor puede ser el hito que sirva a las fuerzas democráticas para reactivar la movilización y recuperar el músculo político.

Jiménez, quien ha estudiado el costo de la descoordinación del liderazgo en un contexto autoritario, cuestiona que la oposición se ha puesto un “techo” en el campo ideológico y programático.

“Las estrategias y el discurso que ha asumido la oposición no necesariamente invitan a otros actores más allá del 15% del voto duro opositor, según datos de Delphos. Tienes un 60% (de los encuestados) que no se identifica con nadie y necesita una respuesta programática, ¿cuál es el beneficio de movilizarse otra vez?, ¿por qué ir a las urnas?”, explica.

Política inclusiva

En este sentido, la investigadora considera que uno de los principales objetivos debe ser la elaboración de un programa alternativo, un proyecto de país inclusivo, que pueda movilizar a diversos sectores más allá del campo opositor.

Otra tarea fundamental es la redefinición de la alianza que pasa por evaluar la compatibilidad de los aliados y los objetivos: “Hay partidos que quieren transitar la ruta electoral y otros que juegan en el sistema autoritario, unos quieren el poder y otros buscan una transformación del país, cuando no hay objetivos compartidos difícilmente se puede llegar a un fin”.

La inversión en las bases también es clave para reconstruir músculo político. Además, la dirigencia política debe abrir canales de comunicación con los actores de la sociedad civil. Un ejemplo de esto son los mecanismos de consulta que establece el Memorándum de Entendimiento que rige la negociación en México y que aún no han sido creados, lo que es una “mala señal”, en opinión de Jiménez.

Las delegaciones del chavismo y de la Plataforma Unitaria se comprometieron a generar estas consultas para informar sus avances y recoger propuestas. Pero estos espacios no se han materializado hasta el momento.

“Las comunidades LGBTIQ y el movimiento feminista están dando grandes lecciones a los partidos porque rompen la polarización prestablecida, definida y sostenida por ambas élites políticas que es estéril, van a las calles con demandas muy concretas y los mueve causas comunes. Ahí hay un campo fértil para hacer política de cara a las masas que ahorita no encuentran representación ni cause en ninguno de los partidos”, expresa.

Comisión Nacional de Primaria

La politóloga califica de “valiosa y loable” la labor que llevan adelante los integrantes de la Comisión Nacional de Primaria. Pero advierte que es necesario manejar las expectativas.

“Estos ciudadanos respetables asumen la tarea, en un momento tan difícil como el que atraviesa Venezuela, de ser una fuente de credibilidad para este proceso e incentivar la participación de la ciudadanía. Pero aún estamos a la espera de lo que realmente puede hacer la comisión”, manifiesta.

Un referente con legitimidad

Para el profesor Benigno Alarcón la primaria es importante porque, independientemente de quién gane, terminará generando un referente: “Pueda que el que gane no sea el que yo hubiese querido que ganara, pero si al final del día entiendo que la mayoría de la gente va a seguir a ese líder, posiblemente yo siga las mismas pautas también porque el objetivo más importante es el cambio”.

El reto está en lograr que este proceso tenga legitimidad al ser percibido como transparente, amplio e inclusivo, comenta.

Otro desafío que menciona el especialista es que la Plataforma Unitaria debe servir como un mecanismo de coordinación entre partidos y líderes.

“La primaria puede significar un punto de inflexión importante porque hoy día tienes a una oposición tremendamente dispersa. Si la primaria se hace de tal manera que, como proceso, tenga legitimidad la gente va a reconocer el resultado y, a partir de ahí, puedes tener a una oposición, que es mayoría en el país, unificada lo que cambiaría el cuadro completamente”, afirma.

Según datos que maneja el profesor, a partir de un estudio que hizo la encuestadora Delphos para el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno, 72% del país que quiere cambio político, pero está desmovilizado por miedo y desesperanza.

Negociación en México

De la unificación y coordinación depende el avance de un acuerdo político en México, según Alarcón: “El problema es que el gobierno siente que, en el peor de los casos, tiene el poder que le da garantías de seguridad e impunidad y cree que desde otro ámbito no lo puede tener. La única manera de que llegue a un acuerdo es que sienta que tiene una posibilidad real de perder el poder, no tiene tanto que ver con lo que pasa en la mesa sino más con lo que sucede fuera de la mesa”.

El profesor recuerda la transición política en Chile de 1988. “La disposición a negociar de (Augusto) Pinochet antes y después del referendo era totalmente distinta. Antes, Pinochet se burlaba de la oposición, después sabía que iba a una elección que inevitablemente iba a perder. Jamás habría negociado si la oposición hubiera perdido el referendo”, recuerda.

“Si se hace una primaria y se escoge a una persona que se da un baño de legitimidad y el país lo acepta el gobierno sabe que va a una elección que tiene altas probabilidades de perder», concluye.