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Por qué el adelanto de presidenciales sería una “barbaridad”

Por qué el adelanto de presidenciales sería una “barbaridad”

Desde el gobierno nacional se insinúa, cada vez más, la intención de adelantar las elecciones presidenciales. El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, no pierde oportunidad para sugerirlo en cada uno de sus recorridos.

Hace ocho días, en una actividad política en La Guaira, el funcionario afirmó que octubre es una buena fecha para convocar los comicios.

Expertos consultados por Efecto Cocuyo explican por qué una decisión de este tipo violaría los derechos políticos de los venezolanos.

“Sería una barbaridad ponerse a hacer una elección anticipada este año”, declara el director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), Luis Lander.

“Por supuesto que podrían decir que en 15 días montan una elección. Todo el sistema automatizado de votación es propiedad del CNE, pero ese no es el único componente que requiere la organización de una buena elección; por ejemplo, el Registro Electoral está absolutamente desfasado”, argumenta.

Lander recuerda que la derogada Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política establecía que las elecciones debían ser convocadas al menos con seis meses de antelación, considerando las actividades técnicas y políticas que deben garantizarse para que sea un proceso legítimo.

Elecciones desconocidas

La última elección presidencial, convocada en 2018, es un ejemplo reciente de las consecuencias que se derivan de un adelanto de fecha. Ese año, el OEV determinó que el CNE sacrificó actividades cruciales relacionadas con el catastro, el simulacro, la observación nacional y el acompañamiento internacional.

Incluso, dejó por fuera las postulaciones de grupos de electorales e iniciativa propia.

Aunado a esto, recortó drásticamente los lapsos para la presentación de candidaturas, para organizar el RE, la campaña electoral y el ensamblaje de material.

Todo esto derivó en un desconocimiento internacional de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y la posterior proclamación de un fallido gobierno interino en 2019. Así mismo, abrió paso a un esquema de sanciones que agravaron la crisis económica en el país.

El profesor plantea un problema adicional, en el hipotético caso de que se adelanten las presidenciales y resulte electo un factor político distinto al que ejerce el poder en Venezuela.

“Tendrían que convivir un presidente electo opositor y el presidente chavista en ejercicio, Nicolás Maduro, hasta la primera semana de enero de 2025 que es cuando correspondería al nuevo mandatario asumir sus funciones de acuerdo con la Constitución. Esto crearía una situación de inestabilidad  y turbulencia política en el país”, señala.

El cronograma de la elección presidencial de 2012, al que te recomendamos dar clic aquí, da una idea de las actividades que son necesarias y el tiempo requerido. En esa oportunidad el CNE realizó 90 actividades en seis meses.

El exrector del CNE, Vicente Díaz, opina que un adelanto unilateral de las presidenciales “sería una jugarreta electoral muy mal recibida por todo el mundo”.

Si bien admite que el ente comicial organizó la elección presidencial de 2013 en tiempo récord, en aproximadamente seis semanas después de la muerte de Hugo Chávez, en ese momento ya había un trabajo técnico previo.

“Se pudieron realizar rápido porque la presidencial es la más elemental de las elecciones y; en segundo lugar, se venía de una elección en octubre de 2012, de manera que estaba actualizado prácticamente todo el sistema, se tenía adelantado el RE, el catastro de los centros de votación, etc.”, comenta.

Pero la realidad actual dista mucho de ese año. “Desde hace cinco años no se organiza una presidencial, hay que hacer un censo de los centros de votación, evaluarlos uno por uno. Hay que hacer primero una jornada intensiva y extensa de actualización del RE si queremos una elección que respete los derechos políticos de los venezolanos”, agrega.

Díaz destaca, en cuanto al componente político, que todos los actores que participan deben ser informados con suficiente tiempo para preparar todo lo que tiene que ver con las candidaturas, los comandos de campaña, la capacitación de testigos, entre otros.

El exrector sostiene que el CNE está en capacidad técnica para organizar una elección en un mes y medio o dos meses, dejando por fuera probablemente las garantías que exige un proceso justo.

A su juicio, para que esta sea realmente competitiva requiere un plazo de por lo menos seis meses desde el momento de la convocatoria.

“El atraso que hay en materia del RE, tanto nacional como internacional, requiere de tres o cuatro meses de jornadas para ponerse al día”, estima.

Los cálculos que manejan las organizaciones de observación electoral en el país, a falta de cifras oficiales, dan cuenta de que más de 4 millones de venezolanos en el exterior tienen derecho a votar. Pero apenas 107 mil están inscritos en el registro que reconoce el CNE.

En el país, más de 3 millones de jóvenes mayores de 18 años no pueden ejercer su derecho al sufragio porque no están incluidos en el RE.

Si bien las oficinas regionales electorales deben facilitar la inscripción y actualización de forma permanente e ininterrumpida, apenas hay 24 en las capitales de los estados, lo que es insuficiente.

“En Bolívar, una persona que viva en El Paují, debe viajar por tierra aproximadamente 24 horas hasta Ciudad Bolívar para poder inscribirse o actualizar sus datos”, ejemplifica Díaz.

En un marco electoral históricamente ventajista, porque la oposición se enfrenta no al candidato oficialista sino a todo el Estado, lo que conviene es una elección que sea reconocida por todos, sostiene el sociólogo.

“Se necesitan elecciones que nos ayuden a destrabar el conflicto político venezolano y que sean el punto de partida para la coexistencia pacífica. El que tenga los votos que gane y mande y que eso nos permita reabrir el candado financiero y diplomático que se ha cernido sobre Venezuela con las sanciones y el aislamiento”, expresa.

¿Y el nuevo CNE?

Ambos expertos dan sus opiniones sobre la nueva composición que exhibe el Poder Electoral, encabezado por Elvis Amoroso.

Para Lander, “tiene una cara más severa que el anterior. Elvis Amoroso es un militante duro del Psuv y no tiene ningún empacho en demostrar su simpatía e inclinación por el oficialismo”.

“Hemos asumido como algo normal y natural que el CNE esté compuesto por cuotas partidistas, pero los árbitros deberían ser imparciales”, cuestiona.

Por su parte, Díaz interpreta la designación de Amoroso como una estrategia para generar abstención: “Dado su desempeñó en la Contraloría fue puesto es esa posición para generar polémica y generar en la oposición aquella conseja de que voto no elige y que no hay que ir a votar”.

“Pero creo que el país tiene suficiente experiencia como para no pisar ese peine”, dice.

A pesar de la incorporación de Amoroso, comenta que se mantiene el leve equilibrio que se logró con la negociación de 2021 con una correlación de dos (vinculados a la oposición) a tres (relacionados con el chavismo) rectores principales.

“Pongan lo que pongan de rectores en el CNE lo que garantiza el resultado es la participación. Si se aplica la normativa y el sistema funciona tal y como está establecido no hay forma de que alteren los resultados, eso forma parte de una mitología construida por los sectores del gobierno para asustar a la oposición que algunos opositores incautos han repetido”, concluye.

Fuente de TenemosNoticias.com: efectococuyo.com

Publicado el: 2023-09-02 11:00:00
En la sección: Política – Efecto Cocuyo

Publicado en Política