El tamaño del cerebro ha sido, durante siglos, símbolo de complejidad y evolución. En el reino animal, esta regla se manifiesta de maneras asombrosas. Algunas especies desarrollaron cerebros minúsculos y eficientes; otras, cerebros inmensos y enigmáticos. Pero hay una criatura en particular, habitante de las profundidades, cuyo cerebro supera a todos en peso y volumen. Su historia es igual de impresionante que su anatomía.
El cráneo que lo cambia todo
Al observar esta criatura marina, lo primero que llama la atención es su cabeza desproporcionadamente grande, que representa casi un tercio de su cuerpo. No vive cerca de los polos, ni se deja ver con facilidad, pero surca los océanos de forma majestuosa, prefiriendo las aguas cálidas y templadas. Ha inspirado leyendas, novelas y pesadillas de cazadores que alguna vez lo persiguieron sin descanso.
Su enorme estructura craneal no es casual: guarda un órgano con funciones únicas y, sobre todo, un cerebro que rompe todos los récords biológicos. Científicos han estudiado durante décadas su sistema nervioso, intentando comprender qué capacidades cognitivas permite esa masa cerebral descomunal.
El animal con el cerebro más grande del mundo

El protagonista de esta historia es el cachalote (Physeter macrocephalus), una de las especies más imponentes del océano. En su forma, destaca por una cabeza cuadrada y gigantesca que puede representar hasta un tercio de su longitud total. En su interior, se encuentra el cerebro más pesado conocido en todo el planeta, con un promedio de 7,8 kilos, y casos registrados de hasta 9 kilos.
El cerebro humano, por comparación, ronda apenas los 1,4 kilos. Pero lo que realmente fascina no es solo el tamaño, sino lo que ese cerebro puede hacer. Aunque no hay evidencia de que el cachalote tenga una inteligencia “humana”, sí ha demostrado habilidades comunicativas y sociales sofisticadas, además de una capacidad impresionante para navegar y cazar en completa oscuridad.
Un órgano tan valioso como peligroso

Dentro de su cráneo, el cachalote también alberga el órgano espermaceti, una estructura llena de una sustancia cerosa cuya función aún genera debate. Se cree que podría ayudar a modular sonidos ultrasónicos usados para ecolocalización, o actuar como un sistema de regulación térmica y de flotabilidad en sus inmersiones.
Sin embargo, este mismo órgano fue la causa de una tragedia ecológica: entre los siglos XIX y XX, los balleneros cazaron masivamente cachalotes para extraer el espermaceti, utilizado como combustible para lámparas, lubricantes e incluso cosméticos. Esta práctica llevó a la especie al borde de la extinción.
Aunque hoy ya no se les caza legalmente, los cachalotes siguen siendo una especie vulnerable, y su número apenas comienza a recuperarse tras décadas de persecución.
Un sonido que sacude el océano
Otra de las habilidades impresionantes del cachalote es su capacidad acústica. Los chasquidos que produce —mediante el mismo órgano espermaceti— pueden alcanzar un volumen cercano al de un disparo de rifle, convirtiéndose en uno de los sonidos naturales más potentes del reino animal. Estos ruidos son esenciales para su supervivencia, ya que le permiten comunicarse, identificar obstáculos y detectar presas en las profundidades abisales.
Su sistema de sonar natural, extremadamente preciso, es una de las razones por las cuales logra cazar calamares gigantes a miles de metros bajo el mar.
El cachalote no solo es un gigante físico: es también una maravilla biológica aún en estudio, cuyo cerebro y habilidades siguen desafiando nuestra comprensión del mundo natural. Un recordatorio de que los mayores misterios del planeta, quizá, aún nadan silenciosamente en el fondo del mar.
[Fuente: National Geographic]
Fuente de TenemosNoticias.com: es.gizmodo.com
Publicado el: 2025-04-05 11:06:00
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