El paracaidista

Después de todo periodo electoral aparece una figura muy propia de la in-cultura política que nos reina y es él y la “paracaidista”. Con este término se hace referencia a aquella mujer u hombre que, sin importar su inclinación política y su apoyo a una campaña u otra, termina bien parado y con un buen puesto en la administración pública a pesar de todo lo hecho o dicho en contra de la campaña contrincante en el calor del proceso proselitista, en pocas palabras, es aquel individuo que gane o pierda, no le importa, porque mueve sus fichas de tal forma que no le interesa el resultado electoral, pues sus intereses particulares van a estar a salvo.

Es que realmente impresiona la forma casi mágica por medio de la cual, estos “lideres” políticos o sociales terminan trabajando para el alcalde o gobernador electo después de haber despotricado de él en cuanta reunión o encuentro podían hacerlo, porque no nos digamos mentiras, en las últimas elecciones muy poco de propuestas, por el contrario, solo escuchamos ataques de lado y lado, en donde los discursos parecían más un lamento antes que un llamado a elegir buenas propuesta en favor del pueblo.

Que estas personas terminen haciendo parte del equipo de trabajo del gobernador o alcalde electo es una muestra inequívoca que para hacer política, los valores se deben dejar bajo llave, y que el único motivante que se debe tener presente  es el todo vale, y bajo esta premisa justifican por ejemplo que sin un ápice de sangre en la cara hoy comenten o compartan  publicidad del dirigente electo con una devoción que solo puede ser descrita a la luz de una palabra… desfachatez.

Desde mi punto de vista este tipo de personas representan los especímenes más peligrosos de la sociedad puesto que, no tienen escrúpulos, y en su afán de lograr un bienestar particular son capaces de vender hasta a su propia “madre” por logra su objetivo particular. Ahora bien también es necesario analizar la falta de criterio que exhiben estas personas y que en otro tipo de sociedad serian una señal de alerta sobre el tipo de personas con la que se está entablando una relación o se mantiene algún tipo de cercanía, bien sea laboral o ideológica.

Es tiempo de desterrar de todo tipo de practica la hipocresía y llamar a las cosas por su nombre, quien llega a la repartición de la torta sin haber aportado nada para su adquisición y por lo contrario, haber hecho hasta lo imposible para torpedear el logro alcanzado, no debe ser convidado a nada, y por el contrario, debe recibir lo que merece según sus acciones, pues con ellas nunca será una persona que genere confianza, por el contrario será el servil que se vende en el último momento al mejor postor haciendo uso de su traje de camaleón.

Es asi como se necesita de líderes que con su participación activa generen proyectos positivos para el desarrollo de la región, que impulsen propuestas que ayuden a reactivar el progreso de todo el territorio, que tengan suficientemente claro las necesidades de nuestro terruño y luchen por convertir a esta porción del país en una de las pujantes del país, contando con el potencial humano que tiene el departamento.