Menú Cerrar

Volverse zombi al crepúsculo, el destino de las víctimas de un gusano controlador de cerebros

[Img #69801]

Una investigación reciente revela hasta qué punto llega la precisión en el control mental que el gusano parásito Dicrocoelium dendriticum ejerce sobre una de sus víctimas, la hormiga Formica polyctena.

 

El estudio lo han realizado Brian Lund Fredensborg, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca, y Simone Nordstrand Gasque, antes de esa misma universidad y ahora de la de Wageningen en los Países Bajos.

 

El gusano tiene para su ciclo vital una estrategia excepcional, en la que caracoles, hormigas y animales herbívoros que pastan en ese mismo terreno son actores involuntarios.

 

Cuando el gusano logra controlar el cerebro de una hormiga, hace que esta trepe a lo alto de una brizna de hierba y se sujete allí firmemente con sus mandíbulas. Permanecer en ese sitio hace que sea más probable que sea devorada por herbívoros como vacas, ovejas, ciervos y otros, que es lo que quiere el gusano.

 

Una vez que el gusano infecta a la hormiga, varios cientos de parásitos invaden el cuerpo de esta. Pero solo uno llega al cerebro, donde puede influir en el comportamiento de la hormiga. El resto se oculta en el abdomen de la hormiga.

 

En el abdomen, esos centenares de nuevos gusanos esperan a que la hormiga los introduzca en su próximo hospedador. Están envueltos en una cápsula que los protege del ácido estomacal de los hospedadores. Por su parte, el gusano que tomó el control del cerebro de la hormiga, muere. Se podría decir que se sacrifica por sus compañeros.

 

Los individuos infectados con muchos de estos gusanos pueden sufrir daños en el hígado a medida que el parásito se desplaza por el hígado y los conductos biliares del hospedador.

 

 

Los autores del nuevo estudio han descubierto que la capacidad del parásito para controlar a la hormiga es aún más sofisticada de lo que se creía. Sorprendentemente, el parásito puede hacer que la hormiga se sitúe en la brizna de hierba en los momentos del día que son mejores para los planes de él, y obligarla a resguardarse cuando hace demasiado calor y los daños derivados de esa exposición al calor ello le perjudicarían también a él.

 

Es mucho más probable que los animales pasten durante las horas frescas del inicio de la mañana y del final de la tarde, o sea al amanecer y al crepúsculo, que cuando hace mucho calor. Y esto lo tiene en cuenta el gusano.

 

Conseguir que las hormigas suban a lo alto de la brizna de hierba cuando los herbívoros pastan, y luego bajen de nuevo para evitar la radiación excesiva del Sol, es una estrategia inteligente. Esto denota que el gusano es un parásito más complejo de lo que se ha venido creyendo.

 

De hecho, la mera cadena de víctimas que el gusano usa para subsistir y reproducirse ya tiene un alto grado de complejidad.

 

De la hormiga infectada que, guiada por el gusano, se sitúa en un sitio idóneo para ser tragada inadvertidamente por un animal herbívoro, se pasa a la parasitación de dicho herbívoro (una vaca, oveja, ciervo u otro herbívoro). Mientras tanto, una horda de gusanos espera en el abdomen de la hormiga la transmisión al nuevo hospedador.

 

Una vez que el herbívoro ingiere una hormiga infectada, se infecta también con el gusano. El gusano que tomó el control del cerebro de la hormiga muere en el ácido del estómago del hospedador. Los gusanos en el abdomen de la hormiga están protegidos por una cápsula que solo se disuelve cuando está en el intestino del hospedador. Aquí, los gusanos encuentran su camino a través de los conductos biliares hasta el hígado, donde chupan sangre y se convierten en gusanos adultos que comienzan a poner huevos, que luego son excretados a través de las heces del animal hospedador.

 

Una vez que los huevos de gusano han sido excretados, yacen en el suelo a la espera de que pase un caracol y consuma las heces. Dentro del caracol, los huevos se convierten en larvas de gusano que se reproducen asexualmente. Allí pueden multiplicarse hasta conformar una población de varios miles.

 

Para salir del caracol y pasar a su siguiente hospedador, las larvas de gusano hacen “toser” al caracol, que las expulsa en forma de grumos de mucosidad. Las hormigas se sienten atraídas por la bola de moco y la comen. Al hacerlo, ingieren la larva de gusano.

 

El estudio se titula “Expression of trematode-induced zombie-ant behavior is strongly associated with temperature”. Y se ha publicado en la revista académica Behavioral Ecology. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2023-09-19 10:45:41
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia