EEUU entregar bombas de racimo, prohibidas en 108 pases, a Ucrania | elmundo.es

Su uso est vetado por una convencin internacional desde 2008. El anuncio de Joe Biden llega cuando la entrega de cazabombaderos F-16 a Ucrania se est retrasando

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Estados Unidos anunciar este viernes el suministro de bombas de racimo, tambin llamadas «de fragmentacin» a Ucrania, con el objetivo de que ese pas pueda atacar mejor las trincheras y las dems posiciones defensivas establecidas por Rusia en el sur y el oeste del pas. Por el momento, no se sabe ni las caractersticas de las bombas, ni el nmero de ellas que sern dadas, ni cundo se har efectiva la entrega a Ucrania. El anuncio llega cuando la entrega de cazabombaderos europeos -aunque de fabricacin estadounidense- F-16 a Ucrania se est retrasando, y el Gobierno de Joe Biden sigue resistiendo las presiones para entregar a misiles de largo alcance ATCMS a Ucrania. Las bombas de racimo estadounidense sern el primer nuevo sistema de armas que recibe Ucrania de Occidente desde que el Reino Unido empez a darle misiles de crucero Storm Shadow, en mayo.

Las bombas de racimo son un tipo de armas controvertido, aunque en este conflicto han sido utilizadas por los dos contendientes y, especialmente, por Rusia. De hecho, su fabricacin, almacenamiento y uso est prohibido en los 108 pases signatarios -entre los que no se encuentran EEUU, Rusia y Ucrania- de la Convencin de Municiones de Racimo de 2008. Paradoja de las paradojas: la Convencin fue una iniciativa del entonces primer ministro de Noruega, el laborista Jens Stoltenberg, que ahora es secretario general de la OTAN. La Alianza Atlntica, sin embargo, no participa en esta entrega de armas, dado que todos sus socios europeos han firmado la Convencin.

Fundamentalmente, una bomba de racimo es un artefacto -normalmente lanzado desde un avin, aunque tambin las hay de artillera- que explota a una altura prefijada y libera decenas o centenares de bombas ms pequeas que cubre un radio mucho ms amplio. Empezaron a ser empleadas por Estados Unidos en Vietnam y, desde entonces, con independencia de las virtudes que proclame cada pas, han acompaado al ser humano en la mayora de las grandes guerras que se han producido. Gran Bretaa las utiliz en las Malvinas en 1981; la Unin Sovitica en Afganistn desde 1979 hasta 1989; Israel en Lbano en 1978, 1992 y 2006; Rusia en Chechenia, Georgia y Ucrania (donde ha bombardeado hospitales con ellas); Francia en Irak en 1991; y EEUU y Gran Bretaa en Irak y en Afganistn. Ms recientemente, han sido empleadas por Arabia Saud en Yemen, y por los diferentes contendientes en las guerras civiles de Etiopa y Sudn del Sur.

El papel de las bombas de racimo, segn los militares estadounidenses, fue decisivo para romper las lneas defensivas que Sadam Husein haba levantado en Kuwait en 1991. En las cinco semanas de bombardeos que precedieron a la entrada de las fueras de Tierra en combate, EEUU, Gran Bretaa y Francia arrojaron, segn la ONG Human Rights Watch, 61.000 bombas de racimo que en total contenan 20 millones de bombas ms pequeas, llamadas «submuniciones».

La tremenda superficie que pueden alcanzar esas submuniciones, unido a su pequeo tamao, que les permite caer en rendijas relativamente pequeas, es lo que hace de las bombas de racimo un arma verdaderamente temible, tanto contra vehculos blindados como contra trincheras. Contra bnkeres de mando, que suelen estar protegidos por hormign, sin embargo, no suelen ser eficaces. Por esa razn, su utilidad puede ser muy elevada en las operaciones ofensivas que Ucrania lleva lanzando desde hace un mes contra Rusia en el sur y en le oeste del pas. Hoy en da, adems, las submuniciones son, tambin, ‘bombas inteligentes’, es decir, que buscan sus propios blancos, con lo que pueden orientarse a determinados objetivos.

Pese a esos avances, las bombas de fragmentacin siguen siendo un arma problemtica. Los militares saben que siempre pueden quedar submuniciones sin explotar, y su amplio radio de accin multiplica el riesgo de que alguna de las bombas ms pequeas caigan en zonas civiles. Human Rights Watch ha criticado la decisin del Gobierno de Biden de entregar los sistemas a Ucrania.